Cada tres días, un choque en las pilonas
El Ayuntamiento cambia el sistema de barreras físicas por cámaras en cuatro puntos del centro de la ciudad
Las pilonas que limitan el acceso a ciertos puntos de la ciudad tienen los días contados. Ayer, se quedó bajo tierra definitivamente el mecanismo de la calle Elvira y en los próximos meses lo irán haciendo las pilonas de Reyes Católicos (en su tramo de acceso a Plaza Nueva), las de calle Pagés y las de la calle San Luis, en el Albaicín. El sistema, que se colocó hace unos ocho años, se ha vuelto fastidioso para la ciudad, así que el Ayuntamiento ha decidido cambiar este incómodo sistema por el control fotográfico, mucho más eficaz y menos engorroso.
Hasta ahora, para poder cruzar esta frontera, los residentes del Albaicín y el Realejo (así como los clientes de los hoteles de esta zona) debían pararse, pasar su tarjeta y esperar a que bajara la pilona, lo que ralentizaba considerablemente el tráfico. Hay otro inconveniente algo más molesto y gravoso al bolsillo: muchos conductores, sobre todo al caer la tarde, no ven el cilindro de hierro, lo que ha llevado a más de uno a encajar el coche debajo del mecanismo.
Según las estimaciones de la Concejalía de Movilidad, aproximadamente cada tres días se producen alcances en estos sistemas de control de tráfico. Circular con el vehículo y encontrarse una barrera de hierro en mitad de la calle tampoco estaba haciendo bien al turismo en la ciudad, ya que los conductores (sobre todo los que no hablan español) tienden a girar y asomar por Gran Vía, lo que les conduce a un bucle de prohibiciones del que difícilmente pueden salir, al menos sin una sanción en su haber. Viendo las numerosas quejas de los clientes, la Federación de Hostelería decidió presentar una alegación al Plan de Movilidad del Ayuntamiento pidiendo la retirada inmediata de este sistema de control. Lo razonable de la propuesta, ha llevado al Ayuntamiento a iniciar la retirada. Antes del verano no quedará ningún bolardo en toda la ciudad. Esto no significa que el acceso por estos puntos vaya a ser libre. Se eliminan las pilonas pero se sustituyen por un sistema de control de cámaras a razón de 17.000 euros la cámara. Unos carteles a 500 metros de la zona restringida avisarán al conductor de la imposibilidad de circular por estas calles si no se es residente o cliente de uno de los hoteles de la zona. Los vehículos de estos dos últimos colectivos ya están registrados con sus matrículas en la base de datos del Ayuntamiento, de forma que sólo ellos pueden entrar y salir libremente de estas vías.
Al resto de conductores sólo les queda estar muy atentos a los carteles indicadores, porque no se darán cuenta de que han circulado por una zona restringida hasta que la multa llegue a casa acompañada de su correspondiente foto. En este caso tocaría abonar 56 euros (28 si se hace el pronto pago).
La concejal de Movilidad, Telesfora Ruiz, insistió ayer en que la intención del Ayuntamiento no es multar a nadie y aseguran que los despistes serán mínimos puesto que la restricción está muy bien señalada.
También se avisa en el resto de las zonas restringidas de la ciudad y, sin embargo, el año pasado se interpusieron 77.436 multas por no respetar el acceso restringido a una zona, así que toca estar atento.
Los visitantes extranjeros que no sepan español tampoco tienen excusa. Debajo de cada cartel informativo hay una leyenda que reza: Restricted access, except hotels.
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