La dinastía nazarita, sepultada bajo el asfalto
Las excavaciones llevadas a cabo para construir la Autovía de Motril confirman que sus tumbas fueron removidas en 1988 y los huesos esparcidos, probablemente, bajo el asfalto de la circunvalación de Mondújar
Las grandes dinastías reales que han pasado por la Península Ibérica han elegido monumentos significativos para ellos a la hora de elegir sus túmulos funerarios, siempre próximos a sus centros de poder o a sus propiedades personales. Así ocurrió hasta el levantamiento del panteón real de El Escorial, donde reposan todos los reyes de la España unificada a partir de Carlos I. Los reyes, reyezuelos y régulos de anteriores dinastías reposan en sepulturas sembradas a lo largo de infinidad de monasterios, iglesias y conventos.
La Alhambra de Granada también cumplió en su tiempo la misión de panteón real de la dinastía nazarita, que gobernó Al-Andalus durante casi tanto tiempo como los actuales Borbones, entre 1237 y 1492. Los Nasr, aquella importante familia hispano-árabe de la edad media, aportó 22 monarcas al Reino de Granada durante dos siglos y medio largos.
Hasta la toma de Granada por los Reyes Católicos, la mayoría de sus restos reposaron en la Rawda real de la Alhambra, su cementerio regio. Boabdil, el último rey de Granada, desenterró a sus antepasados de la Alhambra y se los llevó al cementerio musulmán de Mondújar, donde cayeron en el olvido, hasta que hace 22 años sus tumbas desaparecieron por unas obras. Fue en las excavaciones que se llevaron a cabo en 2001 para construir la Autovía de Motril cuando se confirmó que sus tumbas fueron removidas en 1988 y los huesos esparcidos, probablemente, bajo el asfalto de la circunvalación de Mondújar. Buena parte de los emires y sus familias habían sido arrambladas cuando se construyó la carretera.
La historia escrita y comprobada nos cuenta cómo a finales de 1491, el Reino de Granada negociaba su capitulación ante el poderío de Isabel y Fernando. La debilidad y el aislamiento de la monarquía nazarí desaconsejaban resistir con las armas; ya sólo quedaba la firma de una rendición lo más honrosa posible para un pueblo agotado por las guerras. Boabdil, que reinó como Mohamed XII, firmó una capitulación general de su reino y otra personal para él y su familia.
Hacia el 25 de noviembre de 1491, Boabdil daba por bueno el texto que le presentaban; a la familia real granadina se le concedían unas tierras, una especie de señorío, en Andarax, extremo almeriense de La Alpujarra, además de respetársele algunas posesiones de origen familiar en el Valle de Lecrín, alhajas, muebles, telas, sirvientes, etc. A Andarax se dirigió a comienzos del mes de enero de 1492 con toda su familia y una corte de sirvientes, donde pensaba vivir alejado de todo poder político.
El lugar elegido por los Reyes Católicos para el "destierro" de Boabdil fue seleccionado estratégicamente, es decir, lo suficientemente alejado de la capital, lo suficientemente alejado del mar y lo suficientemente poblado (unas 7.000 almas en todos sus nuevos dominios). Allí llegó con Moraima, pero sin sus hijos Yusuf y Ahmed, a quienes los nuevos reyes de Granada retuvieron todavía unos meses en calidad de rehenes.
Exhumados de la Alhambra
Durante los meses de noviembre y diciembre de 1491, Boabdil había ordenado exhumar secretamente a todos sus antepasados del cementerio real de la Alhambra, la Rawda, para depositarlos en un lugar que, según él pensaba, iba a quedar en tierra bajo su dominio; los secundaron sus parientes más cercanos.
El lugar elegido fue la alquería de Mondújar, una zona de propiedad familiar por vía materna, precisamente a los pies del castillo que pocos años atrás eligió su propio padre, Muley Hacén, para retirarse una vez derrocado por su propio hijo; era muy probable que Muley Hacén, muerto hacia 1487, ya estuviera enterrado en tierras de Mondújar cuando la corte de Boabdil pasó camino del exilio alpujarreño.
El cementerio musulmán o macáber de Mondújar se extendía desde la mezquita subiendo hacia un cerrillo que hay en dirección al castillo. Allí fueron depositados los restos de los monarcas nazaritas desenterrados de la rawda de la Alhambra. En ese lugar permanecieron silenciados hasta 1988 en que fue construida la circunvalación de Mondújar; posteriores excavaciones han demostrado que las obras se llevaron por delante todas las tumbas reales y los huesos quedaron esparcidos en el relleno de la carretera.
Moraima, la última enterrada
La felicidad de la pareja de monarcas desterrados, Boabdil y Moraima, debió durar menos de medio año en la localidad de Andarax, pues se tienen noticias de que uno de sus hijos murió por entonces, nada más serle devuelto por los Reyes Católicos.
La infelicidad se iba a cebar aún más con el Rey Chico el 8 de julio de 1493, fecha en que decide abandonar definitivamente España; ese día es la fecha de la última carta autógrafa de Boabdil, dirigida a los Reyes Católicos y conservada en el archivo de Simancas, aceptando la venta del señorío de Andarax y su decisión de pasarse a África. Parecía que ya nada le ataba a la tierra de sus antepasados.
La reina Moraima debió fallecer antes del 28 de agosto de 1493, pues en esta última fecha escribió una carta Hernando de Zafra a los Reyes Católicos en la que le daba cuenta de que Boabdil había enviudado y tendría menos inconveniente para abandonar el Reino: "La mujer deste Muley Baubdilí, murió, y creo que aprovechó su muerte para el servicio a Vuestras Altezas, porque su dolencia daba algún embarazo a la partida del Rey: agora queda más libre para lo que ha de hacer".
Antes de que finalizara el verano de 1493, Moraima quedaba enterrada en el cementerio de Mondújar envuelta en un sudario de color blanco sin coser en cabeza ni pies. Suponemos que fue la última persona regia de los nazaritas sepultada allí; no hay referencia a que su hijo, fallecido unos meses antes en Andarax, también fuera trasladado aquí para que recibiera sepultura. En aquel enterramiento estuvieron presentes su rey viudo, su otro hijo, alcaides, mayordomos y varios sirvientes, como así lo atestiguaron varios documentos.
Confirmado por fuentes escritas
Existen varias referencias escritas que autentifican el Mondújar granadino (existe también Mondújar de Santa Fe, en Almería) como lugar del segundo enterramiento de la familia real nazarí tras la toma de Granada. Las más importantes son sin duda las que contienen el Libro de Apeo y Repartimiento de Mondújar, con deslindes fechados en 1547, 1572 y 1593. Vecinos, conocedores y escribanos declaran que Mondújar tiene en la ladera del Cerro del Algarrobo (actual barriada del Cerrillo) un macáber en que fueron enterrados los reyes de Granada. En la referencia de 1547 se dice textualmente: "Un macáber grande de seis marjales poco más o menos por abrir que alinda con haza de Diego Aguilar y con Haza de Diego Escobar… donde dicen que están enterrados los Reyes Moros de Granada".
En aquel deslinde actuó el alguacil de Mondújar, llamado Fernando Auldulbiri, quien se ofreció a señalar el lugar donde estaban enterrados los reyes y Moraima. Seguidamente declaró Isabel Nihiriza, esposa de Mahomad Almeyres, quien fue mayordomo de la reina Moraima, y cuenta cómo fue el reparto de los bienes de su ama con especial cuidado en una manda para que el alfaquí fuera a rezar dos veces por semana sobre su tumba y la de los otros reyes moros.
La propia Isabel Nihiriza declaró que vio traer el cuerpo muerto de la reina "en un arca o en un ataúd y la vido enterrar en un haça adonde estauan enterrados otros reyes moros que los auían enterrado en Granada y después los troxeron a enterrar allí do la dicha rreyna se enterró después". Otro de los testigos de aquel deslinde reitera que Boabdil enterró a su esposa "donde primeramente auían sido enterrados y sepultados otros reyes moros predeçesores y parientes de la dicha rreyna".
En 1549 es Jusepe de Herrera quien va a relatarnos por qué estaban enterrados en Mondújar los reyes de Granada: "Están enterrados al pie de la dicha fortaleza (habla del castillo de Mondújar), en una haça que se llama la rrauda, todos los cuerpos de los rreyes moros que fueron de granada al tiempo que fue de moros y después la rreyna horra mora se truxo desde Andarax …" En la Alhambra, todavía a finales del siglo XVI se sabía y se reconocía el lugar que había ocupado la rawda donde tiempo atrás fueron desenterrados los monarcas. Así nos lo cuenta Luis de Mármol al narrar que en 1574 aparecieron unas losas de alabastro (macabrillas) "que parece estaban puestas a la cabecera de cuatro reyes de esta casa".
Quedan, pues, suficientemente referenciadas las noticias acerca del lugar de enterramiento de Moraima y de los reyes de Granada en el viejo macáber de Mondújar. A partir de las sublevaciones mudéjares de 1499-1500, el cementerio musulmán quedó en el olvido por dos causas: la pretensión de los conquistadores de que se abandonase el sistema de enterramiento de los musulmanes para una mayor cristianización de los sometidos y la apropiación por la fuerza de todas aquellas hazas por parte de Pedro de Zafra, hermano del secretario de los Reyes Católicos.
Para dar cumplimiento a la necesidad de enterramiento de la población musulmana de Mondújar fue habilitado un nuevo cementerio en la zona de Torna Alta, que funcionó hasta por lo menos la guerra de la Alpujarra (1568-71). En cuanto al viejo macáber musulmán donde se enterró a los reyes, debió seguir funcionando hasta comienzos del quinientos, pues ya en 1509 sabemos por un pleito de la Inquisición que se estaba rellenando de tierra para ponerlo en cultivo por la viuda e hijos de Pedro de Zafra.
También te puede interesar
Lo último
Encuentro de la Fundación Cajasol
Las Jornadas Cervantinas acercan el lado más desconocido de Cervantes en Castro del Río (Córdoba)