Granada

"Hay dinero para rescatar las autovías y no a las personas"

  • La presidenta de la Congra lleva toda una vida dedicada a la cooperación

  • Cree que el voto es el principal motor de cambio

Blanca Bohoyo, Inés Barrio y Mercedes Alonso en la sede de Intermon Oxfam.

Blanca Bohoyo, Inés Barrio y Mercedes Alonso en la sede de Intermon Oxfam. / MARÍA DE LA CRUZ

Irene Barrio no recuerda con exactitud cuándo empezó a interesarse por la cooperación internacional. "Ha sido desde siempre", reconoce la nueva presidenta de la Coordinadora Granadina de ONG (Congra) con la amplia sonrisa que la caracteriza. Sí recuerda las diferencias que giraban en torno a la ayuda humanitaria de entonces con respecto a la actualidad. "Pertenezco a una generación en que la palabra cooperación era un neologismo. Nací en una época en que se hablaba de misiones, de las obras del Domund y todo lo que conocíamos de los países del sur estaba mediatizado a través de la Iglesia", destaca. Desde pequeña sintió una gran atracción por lo que hacían todas estas personas que le parecían "héroes que se iban a la selva y enfrentarse a lo desconocido", por lo que, en cuanto pudo, se sumó a numerosos proyectos.

Así fue como acudió a un campo de gitanos a Pamplona o a otros lugares con un claro afán asistencialista que con los años ha variado. "En los últimos años he aprendido mucho sobre el verdadero sentido de la cooperación que ha pasado de ser asistencialista a intentar evitar que las personas tengan carencias", explica Barrio, que cree que "hay que ir a la pregunta de por qué la gente no tiene recursos, no tiene alimentos, formación escolar o qué intereses hay detrás de mantener en la indigencia a muchos países porque está claro que la pobreza del sur tiene su causa en los países del norte". Esto le hace pensar que este trabajo nunca termina, porque siempre habrá en el mundo una persona especialmente vulnerable y mientras exista estará justificada la existencia de asociaciones de ayuda al desarrollo que, ojalá, llegue un momento que no haga falta de su presencia. En este sentido, relata que años atrás había muchas organizaciones que se dedicaban a la escolarización de los niños que vivían en zonas marginales. "En Camerún por ejemplo, a pesar de que es muy pobre, el estado ya ha asumido la educación incluso en los sitios más dispares", destaca.

La ciudadanía debe conocer lo que pasa dentro de sus fronteras"

En cuanto al "adormecimiento" de los ciudadanos respecto al drama que sufren los refugiados, Barrio lo tiene claro: en estos momentos son víctimas de un olvido por parte de las instituciones y organizaciones a pesar de que hay una normativa internacional de protección de personas refugiadas que huyen de sus países. Los ciudadanos tampoco son conscientes. "Se puede entender, aunque no está justificado, que la ciudadanía no conozca lo que pasa en África central. Pero no se entiende que ignoremos lo que pasa en el Tarahal, los seis cadáveres que han aparecido en la costa algecireña esta semana…", critica.

Ante esto, se pueden hacer dos cosas: sensibilización social para que la población sea consciente de lo que está pasando y protestas para llamar la atención de los gobiernos. "Hay que llamar a las puertas de los ayuntamientos, de la Diputación, de las Consejerías para exigir mejoras en las políticas de protección", incide la presidenta, quien no olvida la labor asistencia que realizan las ONG. En este sentido, agradece la solidaridad de los ciudadanos, por ejemplo, cuando se celebran campañas de recogida de ropa para los refugiados. Sin embargo, reconoce que cuando se les recuerda que el sediento tiene derecho a beber o comer alejándose de la caridad, los ciudadanos se revuelven. "Es muy típico del capitalismo señalar a un culpable, por ejemplo, a los parados o a los inmigrantes en lugar de mirar lo que se están llevando los poderosos", destaca Barrio. Para ella, no es de recibo que un gobierno afirme que no tiene para pagar un salario mínimo. "Hay dinero para rescatar las autovías o los bancos, pero no a las personas. El sistema capitalista tiene la costumbre de culpabilizar a las minorías. La población solo puede transformar esta realidad cambiando su voto".

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