Domingo de Resurrección en la Semana Santa de Granada cancelada por el Covid-19

Domingo de Pascua, inicio de la Cuaresma cofrade

  • Fin de la celebración de la Semana Santa. Las tres hermandades del día - Facundillos, Triunfo y Resucitado - no realizan pública estación de penitencia

  • Los cofrades empiezan a hacer balance después de una Semana Santa sin cofradías

Domingo de Pascua, inicio de la Cuaresma cofrade

Y al tercer día resucitó. La Iglesia Universal celebra este domingo la resurrección del Señor, el triunfo de la vida sobre la muerte, el ascenso de Cristo del abismo, la victoria de la luz sobre las tinieblas. La alegría y el gozo de la Pascua. Todo eso, sí, pero sin cofradías. Ni en Granada ni en ningún otro lado. Y por eso mismo ni habrá sonido de campanillas de barro, ni los niños serán los festivos heraldos que anuncien que el Señor ha resucitado de entre los muertos. La primavera en Granada este año lo será menos. 

Jamás un cofrade pareció tener más ganas de que terminase la Semana Santa. Siguen sonando las invocaciones a las arcanas fuerzas telúricas para que asolaran estos ocho días con tempestades y lluvias aunque las súplicas no han hallado prácticamente respuesta. ¿Dónde ha estado metido el Anticiclón de las Azores cuando de verdad se le necesita? Los cofrades, huérfanos de ilusiones y desvelos, empezarán a partir de este 12 de abril a hacer balance de la desgracia. Recuento de lágrimas y pesares. En los próximos días, en un cabildo extraordinario en la barra esquinera de un bar, empezará a darse cuenta de la esta particular debacle. Hebdomas horribilis, semana catastrófica. Así pontificarán los cofrades, llamando a olvidar la nefanda Semana Santa de 2020.

El Dulce Nombre de Jesús en Marqués de Gerona El Dulce Nombre de Jesús en Marqués de Gerona

El Dulce Nombre de Jesús en Marqués de Gerona / Álex Cámara (Granada)

El Facundillo

Repica a gloria la espadaña del antiguo Convento de Santa Cruz. Dios todopoderoso, la Virgen del Rosario y Santo Domingo, que así se llaman las campanas, voltean llenando de sonido la mañana del Realejo. Pero el alma de la plaza vibrará con el silencio: nadie habrá a las puertas esperando la multitud infantil que lleva sobre sus hombros al Dulce Nombre de Jesús. Campanas de barro, bullicio, alegría, los padres con las fotos, y todos apiñados en torno a la bella imagen de El Facundillo queriéndolo llevar hasta la Catedral. 

Para Ismael Pérez, uno de los hermanos más veteranos en las filas del Facundillo, esta jornada se presenta triste. "Siempre se habla entre los cofrades de lo bonito que es el Domingo de Ramos pero para los hermanos de La Cañilla este día es muy especial", asegura. Sin embargo, no lamenta únicamente el hecho de tener que haber perdido las vivencias de las tres jornadas en las que la cofradía sale a la calle sino "todos esos momentos de la Cuaresma que hacen tanta hermandad, como cuando llegan las campanas y todos los hermanos nos ponemos a terminarlas y decorarlas para el Domingo de Resurrección". Y es que, en efecto, más de un millar de campanas, no tañerán alborozadas en la mañana de este domingo. 

El Señor de la Resurrección en San Miguel El Señor de la Resurrección en San Miguel

El Señor de la Resurrección en San Miguel / Álex Cámara (Granada)

Resurrección

La fría normalidad se apodera de la iglesia de San Miguel. El templo permanece en silencio con las primeras horas del alba. Algo pasa que no pasa: no hay nazarenos que crucen la Calle Primavera en la mañana de este domingo, ni bambalinas de malla que adornen la contemporánea arquitectura del templo; tampoco atruenan los tambores de La Estrella diciendo que la decana llega a Los Vergeles. Gélida primavera en una calle acostumbrada al trasiego, al ir y venir, al racheo de los costaleros cuando va llegando la Cuaresma. 

El cirio pascual no arderá bajo el sol de este domingo. Esta insignia, representación misma de que Cristo ha vuelto a la vida, no contará con acólito alguno que la porte. Ni ciriales que la escolten. Ni canastilla dorada que sustente la regia majestad de un Dios que se levanta de su muerte. Los romanos no caerán de espaldas, sorprendidos por la fulgurante luz que irradia el Señor de la Resurrección. ¿Habrá, pues, que seguir buscando entre los muertos a quien ha resucitado en San Miguel?

Páramo yermo, jardín estéril, vergel sin flores. Tristes letanías para una primavera que no renacerá en las esquinas del último palio de nuestra Semana Santa, esas mismas que son hoy metáfora de aquella "primavera eterna" de la que hablaba Ovidio. La blanca plata del palio de la Virgen del Triunfo no servirá para deslumbrar a esos que acuden a ella, en busca del último hálito "de una semana que cuenta el tiempo al revés" (Herrera dixit). Ni habrá banda sonora, al compás de Dos Torres, que sirva de adagio al ocaso de una nueva Semana Santa. Nunca el Domingo de Pascua alentó tanta melancolía.

Misterio de Jesús Resucitado Misterio de Jesús Resucitado

Misterio de Jesús Resucitado / Álex Cámara (Granada)

Regina Mundi

"Noli me tangere", dijo Jesús a la Magdalena después de haber resucitado y habiéndose encontrado en un huerto próximo al lugar donde había sido sepultado. Hoy, en este 12 de abril, Domingo de Resurrección, más que nunca la Granada cofrade anhela ser como María de Magdala y asir con sus manos las manos del Señor. Quién fuera en esta mañana como Juan y Pedro, para disfrutar de la sobria zancada de los costaleros del 'Surrexit'.

Mañana de Pascua y de alegría, en la que la Virgen sale al encuentro del Hijo entre un manto de buganvilias, alhelíes, rosas y flores aromáticas. La primera lo es más desde que florece en el Sagrario por el mes de marzo un almendro en la trasera del paso. Este misterio, que es misterio de la fe, alienta a convertir el Domingo de Resurrección en uno de los días soñados de nuestra Semana Santa. Soñamos algunos en un prominente canasto, de exuberante dorado, con gráciles brazos de guardabrisa que acompañen y llamen a la gloria. A la gloria, sí, a la gloria. 

¿Dónde están los sones de Jesús Despojado?, ¿dónde la recia y grave voz del capataz?, ¿dónde están los chirridos del zapato del nazareno al pisar los regueros de la cera en el asfalto?, ¿dónde los campanillos de aquellos niños que sueñan despiertos al salir en cofradía? Esas preguntas con amargas respuestas son parte de la difícil ecuación de la Semana Santa que hoy termina. En Regina Mundi todos sueñan con una nueva Cuaresma, esperando ver florecer al almendro que da sombra a la Virgen de la Alegría.

Mientras todo eso llega, esperaremos a las puertas del Sagrario, bebiéndonos las lunas que están por venir hasta ese nuevo sol después de la sexta feria de Parasceve. Hasta ese entonces, y aguardando que el calendario marque en rojo la fecha del 4 de abril de 2021, las túnicas dormirán planchadas en la umbría del armario. Las pleitas mantendrán el olor del esparto de una evocadora cofradía de negro. Los capirotes - extraños unicornios, que diría Lorca - hibernarán el sueño de la penitencia y de la gloria. Las arpilleras y los costales latirán en su reposo, añorando el sudor y la sangre de la trabajadera. La blonda y la mantilla, la peina y los alfileres, el negro cabello de las granadinas. ¿Y los tambores y las cajas? En su silencio atruenan con repique de la palillería.

Pero la Pascua abre el camino a un nuevo tiempo. Es el momento de la ilusión y de la esperanza. Lo decía Terencio. Nada de lo humano no es ajeno. El microbio morirá y nosotros volveremos a la calles. Destruidas la arquitectura del templo, al tercer día seremos capaces de reconstruir sobre las ruinas. Por que esto no acaba, empieza. Para muchos, hoy, es Miércoles de Ceniza y empieza la Cuaresma más larga. Los cofrades sonríen, a lo lejos, en San Andrés, ya se ve a Zaqueo vibrando en lo alto de la palmera. Quedan 350 días.  Esto está a la vuelta de la esquina y mientras tanto las cofradías darán testimonio de lo que son y de lo que hacen por el prójimo. Lo dijo el pregonero: "Éste es también nuestro destino, pregonar a Cristo en nuestras vidas y en nuestras cofradías y de ahí, ¡a la Gloria".

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