El duelo impuesto por el coronavirus: "Cuando un paciente está a punto de fallecer se flexibilizan las medidas"
Los protocolos de atención a los familiares están cambiando debido a las restricciones que impone la enfermedad
Los cuidados emocionales son tan importantes como los sanitarios. Ahora, inmersos en las restricciones y nuevas posturas que impone la crisis del coronavirus, todo cambia. Los cuidados paliativos y la atención en el duelo parecen haber pasado a un segundo plano cuando la lucha está en vaciar UCis y frenar contagios masivos. Pero estas atenciones de carácter psicológico y sanitario en los últimos momentos siguen siendo una necesidad imperante.
Carlos Romero es el responsable de la Unidad de Cuidados Paliativos del hospital San Rafael, quien explica que estas atenciones son en el centro prácticamente los mismos con pacientes de Covid-19 que con otras patologías con la salvedad de que se encuentran aislados para evitar que se produzcan contagios. “Esta epidemia también ha afectado al resto de los pacientes, nosotros tenemos una serie de medidas preventivas en la que se permite solamente un acompañante por paciente que está debidamente controlado”.
Cuando el paciente está cerca de fallecer o está grave, explica Romero que los profesionales “flexibilizan las medidas” de aislamiento entendiendo las necesidades emocionales de las familias y del paciente. “Hacemos que puedan entrar más familiares e intentamos no ser tan restrictivos en estos casos”, sostiene el médico geriatra y vocal de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos.
Cuenta la historia de una mujer joven que ha ingresado de gravedad con coronavirus en el hospital que tiene una hija de cuatro años. “Recojo a la niña en la puerta y la metemos con cuidado para evitar que pueda haber contagios”, sostiene. Esta cuestión, mantener la humanidad pese a lo crudo de la situación hace que por ejemplo la trabajadora social todos los días acuda a las habitaciones para realizar con los pacientes aislados una videollamada con sus familiares.
El duelo también se ve forzado a cambiar para los familiares con la prohibición de velar a su fallecido o no poder tocarlos. “Nosotros manejamos páginas de ayuda psicológica que se pueden ofrecer también a los parientes aunque aún no lo hemos recomendado porque lo intentamos hacer nosotros”. Reconoce que aún hay que aprender a tratar este tipo de duelo ya que el cambio de situación ha sido muy rápida.
En este punto, desde la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (SECPAL) y la Asociación Española de Enfermería de Cuidados Paliativos (AECPAL) entienden que “vivimos una situación de crisis, y ahora más que nunca, no debemos abandonar a aquellas personas que sufren, y brindarles los mejores cuidados hasta el final”.
Por ello, han elaborado una guía que siguen los profesionales para adaptar sus conocimientos a esta nueva situación en la que se vela por permitir que “si la persona que ejerce de cuidadora está asintomática y no presenta comorbilidades asociadas se tratará de facilitarle la opción de permanecer junto a el paciente, según sus deseos, manteniendo la distancia de seguridad adecuada”.
Durante el proceso de últimos días recomiendan informar a la familia de la situación clínica en todo momento y si el paciente está en aislamiento, seguir atendiendo las necesidades de los pareientes, en coordinación con resto de dispositivos y servicios sociosanitarios.
“Siempre hemos tratado de cuidar mucho a los familiares durante el duelo y ahora seguimos intentándolo”, sostiene sobre esto Romero. La familia en muchos casos se consuela con el hecho de que “al menos sus últimos momentos los pasó sin sufrimiento”.
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