"Nunca habría podido montar mi tienda ecológica con un préstamo tradicional""En este sector, cuando llegas a una edad ya no te quieren. Es mejor independizarse"

Juana Rivas difunde desde La Huerta de Pascual su pasión por los productos ecológicosMaría del Carmen y Esperanza Sánchez montaron hace un año su propia peluquería

G. S. M. / Granada / G. S. M. / Granada

28 de junio 2009 - 01:00

Juana Rivas vive de la alimentación ecológica. Y no sólo porque estos alimentos son su sustento vital en el sentido más orgánico de la palabra, sino porque también son el medio con el que se gana la vida. Hace un año y medio y después de meses dándole vueltas, Juana tuvo la oportunidad de poner en marcha la idea que empezó a rondarle la cabeza hace tres años, cuando trabajaba como auxiliar administrativo en una clínica de medicina alternativa. "Allí descubrí un mundo nuevo. Comer sano no es sólo comer verduras frescas, así que comencé a consumir productos ecológicos", explica la empresaria. Después de vivir en Inglaterra e Italia, Juana regresó a Granada decidida (con la determinación de una conversa) a crear su propia tienda de productos ecológico.

"Cuando volví a Granada estuve buscando un local para montarla, pero todo era muy caro. Hasta que pasé por el IMFE y allí me informaron de los microcréditos de CajaGranada. En ese momento no habría podido hacerlo con un préstamo tradicional", indica Juana.

Fue a partir de contactar con la Fundación de Desarrollo Solidario de CajaGranada cuando lo que había comenzado siendo una ilusión se convirtió en un proyecto real. Y así nació La Huerta de Pascual, la tienda de alimentación ecológica desde la que Juana predica su amor por la alimentación sana de verdad. "Aquí puedes encontrar de todo: un gran surtido de verdura y frutas frescas, productos lácteos, embutidos vegetales, cereales, harinas biológicas, aceites, cerveza o incluso productos cosméticos ecológicos", relata la propietaria del establecimiento, situado en la calle Nueva de San Antón. "El cuerpo necesita cosas nuevas y, cuando se las das, tiene mucha más vitalidad", asegura.

Vitalidad añadida que ahora, con un negocio y un hijo y sólo 27 años, nunca echa de menos. "Las cosas siempre van un poco mejor, pero hay que tener mucha constancia", reconoce.

"A los 29 años, si no eres indefinida, no eres nada". Mari Carmen Sánchez no tiene ningún problema en hablar con toda la dureza que se merece de un mercado laboral que discrimina por sexo y edad. Pero ella lo tuvo claro. "Mi hermana y yo hemos montado nuestra propia peluquería. Nos hemos independizado porque en este mundo, cuando llegas a una determinada edad ya no te quieren. Prefieren a jóvenes a las que pagar poquito. Así que pensamos que para echar horas extras para otro, las echábamos para nosotras", recuerda.

Mari Carmen trabaja como peluquera desde 1999. Pero el año pasado, después de haber ganado experiencia -y, sobre todo, clientes fieles- , decidió trabajar por su cuenta. "Fui a la Cámara de Comercio buscando subvenciones o ayudas. No teníamos aval y no nos daban créditos en ningún sitio. Pero nos informaron sobre los microcréditos y, una vez que lo solicitamos, tardaron menos de una semana en contestarnos y aprobarnos el préstamo", asegura. En principio, Mari Carmen y su hermana Esperanza habían solicitado un crédito de 12.000 euros -el máximo permitido por CajaGranada-, pero se contentaron con un préstamo de 8.000 euros para cubrir los primeros gastos que llevó aparejada la puesta en marcha de su negocio: Jade Peluqueros.

La empresaria reconoce que "todo es muy complicado" y que la crisis económica no está facilitando las cosas. "Ahora mismo sólo saco para pagar el préstamo y el alquiler", indica Mari Carmen, que explica que tiene la esperanza de que cuando pase la crisis todo vuelva a la normalidad en un sector "que siempre ha funcionado bien".

"Los pequeños comercios y los autónomos somos los que más estamos sufriendo esta crisis. A las grandes empresas, encima, les dan facilidades desde la administración. Pero a nosotros se nos están poniendo las cosas muy difíciles y, encima, no tenemos ningún derecho por ser autónomos", increpa reivindicativa la empresaria.

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