Situación crítica en los embalses de la provincia de Granada. Las escasas lluvias registradas desde que comenzó el año hidrológico en el mes de octubre han propiciado que los pantanos gestionados por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir -todos menos Béznar y Rules, que dependen de la Junta- estén a menos de un tercio de su capacidad y doce puntos por debajo de los registros de hace doce meses. Una situación muy delicada que se prolonga en el tiempo y que, además, no tiene visos de mejorar al menos a corto plazo.

Según los sucesivos informes de sequía que publica el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Granada está en alerta. La unidad territorial de la Hoya de Guadix está en emergencia desde el 1 de noviembre, hace cuatro meses, mientras que las unidades de Bermejajes, Vega Alta y Media y Vega Baja se mantienen también desde el mes de noviembre en alerta. La unidad de Regulación General, la más extensa de la cuenca del Guadalquivir y que se extiende por la zona norte de la provincia, también está en emergencia debido a la escasez de agua.

En cuanto a los embalses de la Confederación en la provincia, de media están a un 29,64% de su capacidad. Hace doce meses estaban a un 41,25%, y dos años atrás el índice de agua embalsada era de 48,44%. Almacenan 301,144 hectómetros cúbicos, de los 1.016,088 que tienen de capacidad. Por infraestructura, las que tienen unos registros más bajos son San Clemente (13,74%) y Colomera (14,46% de agua embalsada). El de Negratín, el más grande de la provincia, está a apenas un 28% de su capacidad, mientras que Cubillas y Quéntar están a un 51% y un 45% respectivamente. Bermejales apenas tiene una cuarta parte de agua embalsada y Canales está al 60%. 

Las lluvias caídas desde el inicio del año hidrológico han sido escasas. En diciembre cayeron 48,5 litros, cuando la media histórica calculada es de 54,01 litros por metro cuadrado. Fue poco, pero aquellas precipitaciones permitieron a los embalses de la Confederación en Granada pasar de una tasa media de agua embalsada de 27,11% del 11 de noviembre a 29,21% el 11 de enero. Enero fue catastrófico, con un dato paupérrimo en cuanto a la lluvia recogida. Fueron 8,6 litros cuando la media para ese mes es de 48,42 litros por metro cuadrado, un 82% menos. En toda la cuenca, la precipitación media ha sido un 85% inferior. Ha habido eneros peores, en el de 1968 apenas se registraron 5,6 litros; en el del 81, cayó un litro en todo el mes, nada en el 83, y el del 91 finalizó con apenas 7,8 litros. Tampoco se registraron lluvias en el enero de 1993 y, ya en este siglo, en 2011 se registraron 8,2 litros, y nada en 2005. 

En el mes de febrero la estadística de la estación de la Lancha del Genil está a cero. Hasta la fecha, ha llovido la mitad en lo que va de año hidrológico que la media calculada para Granada desde 1960. Apenas han caído 115,20 litros, cuando el promedio está en 243,65 litros, un 52% menos. Este porcentaje, en el caso de la cuenca, es del 42%.

A corto plazo, la Agencia Estatal de Meteorología prevé que pueda llover algo el próximo lunes, día 14. Hasta ese día la posibilidad de precipitaciones es nula. El próximo día 16 está convocada la comisión de desembalse de la CHG, en la que se informará de la situación hidrológica de lo que va de curso y se tratarán los posibles escenarios. El pasado otoño ya se aprobó la declaración de sequía, que ahora debe ser tramitada por el Gobierno. Esta declaración recogía que las reservas eran suficientes para dos años de consumo humano y establecía mayores controles así como la imposibilidad de desembalsar para regadíos (limitándose para cumplir con los caudales ecológicos), lo que afecta directamente a los cultivos.