Recursos hídricos

Los embalses en Granada encaran el verano con el peor dato de agua almacenada de la última década

  • Están al 35,7%, por encima del pasado invierno pero siete puntos por debajo de hace un año

Embalse del Negratín, en una imagen de archivo.

Embalse del Negratín, en una imagen de archivo. / R. G.

Los embalses de la provincia encaran el tramo más delicado del año, el verano, en el que en estas latitudes apenas caen cuatro gotas (si caen) y el consumo repunta gracias al turismo. De media, las infraestructuras hídricas gestionadas por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) -lo que es lo mismo, todas menos Béznar y Rules- están al 35,70%. En cuanto a la cuenca, la situación es alarmante, con los embalses a un 29% de su capacidad total.

Granada encara el verano después de una primavera en la que llovió en marzo y en abril pero que terminó sin apenas precipitaciones en mayo. Junio se despidió con un indicador mínimo de lluvias, aunque los embalses han recibido las aportaciones del deshielo de Sierra Nevada. En el macizo, de media, se depositan 20 hectómetros cúbicos de agua en forma de nieve. Esta nieve, con el calor, se derrite y surte a algunos embalses y también a los depósitos de agua subterránea.

El dato con el que los embalses de Granada afronta el verano es el peor de los registrados por el Servicio Automático de Información Hidrológica (SAIH) de la Confederación, que recoge información desde 2013. Son casi 7 puntos menos que hace un año (cuando estas infraestructuras estaban al 43,30%), 16 puntos menos que hace dos años (entonces la media estaba en un 51,89%) y 42 puntos por debajo que en 2013 (cuando el promedio de agua embalsada era del 77,82%). Por embalses, destaca  el buen estado de Canales, que está a un 94%. También el de Quéntar se encuentra al 84%. Por el otro lado, el de Negratín tiene 186 hectómetros cúbicos (32% de su capacidad) y el de Colomera apenas está al 14%. Bermejales está a un cuarto de su capacidad, prácticamente igual que el Francisco Abellán (27%).

Estos meses, hasta que se inicie el próximo año hidrológico, el 1 de octubre, serán clave para planificar el otoño, época en la que habitualmente se producen más precipitaciones. Es previsible que, al menos en estas semanas de canícula que comienza, no caiga una gota. Las reservas con las que termine el verano determinarán la campaña de otoño, determinante en el olivar. 

La evolución hasta ahora de las lluvias ha sido irregular y, por desgracia, marcada por la escasez. Las precipitaciones acumuladas desde el 1 de octubre se encuentran un 26% por debajo de la media establecida en los últimos 25 años, según se desprende del Informe Pluviométrico que mensualmente elabora la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), organismo dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.  Desde que se inició el año hidrológico hasta el 31 de mayo se recogieron 399 litros por metro cuadrado de media en los embalses de la cuenca, mientras que la media correspondiente a igual período de los últimos 25 años se sitúa en 538 litros por metro cuadrado.

Con estos precedentes, y la incertidumbre sobre cómo será el próximo otoño, Granada ve como las reservas se acercan a los niveles de las grandes sequías. El último informe mensual elaborado por el Ministerio para la Transición Ecológica señala que la Hoya de Guadix y el sistema de Regulación General están en situación de alerta, mientras que Bermejales, Vega Alta y Media y Vega Baja están en prealerta.

Precisamente en estos días Granada es sede del 39º Congreso Mundial de la Asociación Internacional de Ingeniería e Investigación Hidro-ambiental (IAHR), una cita que cuenta también con el apoyo de la Universidad de Granada (UGR) y que reúne hasta el viernes a unos 1.200 participantes. En este congreso, que tiene como lema De la nieve al mar, se presentarán los últimos avances en investigación e ingeniería hidro-ambiental.

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