La 'encantadora' de perros
Eva León lleva más de una década adiestrando canes en Granada · El proceso completo puede costar hasta 450 euros
Quien tiene un perro tiene un tesoro, pero a veces, como con los amigos, hay que ser un poco condescendiente. Sin necesidad de pedirle a la mascota que llegue a hacer algunas de las gracias que se ven en YouTube, tampoco hay que consentirle todo, como ocurre con cualquier relación que se establezca en la vida. Pero claro, el diálogo con un ser que ladra es forzosamente menos fluido.
Como el espacio en el que conviven con los humanos es cada vez más reducido, a los canes se les exige ahora mayor capacidad de reacción para un protocolo mucho más estricto. El resultado de todo esto es el auge de una nueva profesión: los psicólogos o adiestradores de perros. Muy recientemente el encantador y televisivo Cesar Millán ha hecho famosa una labor que algunas personas, como Eva León, llevan ejerciendo en Granada desde hace más de una década.
La adiestradora tiene su campamento base en el lugar donde reside, en el municipio de Las Gabias, pero su empresa, Los Guzmanes, normalmente realiza servicios a domicilio. Educar a la mascota cuesta 450 euros pero el dinero merece la pena si se tiene un perro gigante de los que no paran de dar tirones al sacarlos a la calle, un cachorro de los que rompen el último par de zapatos que haya llegado a la casa o uno de esos ejemplares que entran en la edad adulta sin dejar en la infancia el hábito de defecar en cualquier rincón.
En esos momentos de ira es cuando algunos dueños descuelgan el teléfono para llamar a Eva León y gastarse 450 en la formación de la criatura, pero otros se lo plantean con más serenidad en cuanto adquieren un ejemplar de raza grande o gigante. "Adiestro a muy pocos perros pequeños. Al hecho de que los destrozos que pueden hacer son menores si no se suma la circunstancia de que al pasar todo el día rodeados de personas aprenden mucho más vocabulario".
Además del tamaño, importan otras cosas a la hora de elegir la mascota adecuada. Cuenta León que el sexo y la edad también son determinantes. Y, por supuesto, la raza. Los hay grandes que son unos 'crack' en inteligencia canina, como los pastores alemanes. "Son unos líderes a la hora de aprender cualquier cosa", afirma León sobre estos perros que suelen acompañar a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado en sus labores.
Hay otros más pequeños pero más matones, como los cocker. "Tienen muy mal genio y resultan de los más conflictivos. Pese a su popularidad, son muy nerviosillos porque se trata de una raza de caza, no de compañía", suaviza la psicóloga canina. Pero los hay que tienen fama y cardan la lana, como los labradores. "Son nobles pero hacen muchos destrozos en las casas", apostilla.
Teorías genetistas al margen, la adiestradora explica que cada perro tiene un temple diferente. "Hay perros que son muy asustadizos. Aunque sea de una raza acostumbrada a la guarda, si el ejemplar es miedoso no va a servir, y eso no se corrige", señala León, quien advierte que tampoco se corrige la agresividad con los niños. Pero todo lo demás es educación. Si no se llega a conseguir un perro de anuncio que no sólo traiga el periódico sino que también lo compre en el quiosco, sí que se puede lograr que todos los perros adquieran unas normas básicas de obediencia. Al menos ella, que lleva ejerciendo desde los noventa, nunca se ha encontrado con ningún rebelde sin causa que no pueda encauzar.
Aunque estudió hasta tercero de Psicología y cuenta que ha dedicado muchas horas a la lectura de libros sobre el tema, reconoce que sus conocimientos se deben casi todos a la práctica. "Cada perro es diferente. A la hora de regañarles hay algunos que se asustan con un "no" y otros requieren dar un golpe en el suelo con el periódico".
Partiendo de esa base, la psicóloga canina apunta algunos consejillos. Por ejemplo, algo que es nefasto para la educación de estos animales de compañía es ser arbitrario. "No se puede dejar a un perro que se suba en el sofá o pida comida mientras se está a la mesa y pretender que no lo haga justo el día que viene una visita". Y otro truco muy útil para evitar que deje de hacer sus necesidades en casa. "Hay que evitar que haga sus deposiciones a toda costa, pero si no se ha pillado in fraganti no sirve de nada regañarle. El perro asocia el castigo con el hecho de orinar o defecar, pero no con el sitio. Lo hará más escondido o llegará a comerse los excrementos para que no le regañen, pero seguirá haciéndolo. Lo mejor es recogerlo e ignorarlo y premiarlo cuando lo hace bien con golosinas y elogios". Y es que no hay que olvidar que el elogio y la adulación también es la vía más fácil de ganarse la confianza de una persona.
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