La enseñanza rural sobrevive a la crisis

El éxodo provoca el envejecimiento de la población y la caída del número de alumnos La Junta se resiste a cerrar estos centros, pese a la escasez de fondos

La enseñanza rural sobrevive a la crisis
Virginia Martínez /Granada

26 de diciembre 2012 - 01:00

Los niños son sinónimo de vida. Escuchar sus risas y ver a esos locos bajitos corretear por las calles de los pueblos, infunde alegría, energía y fuerza. Fuerza para mantener la supervivencia de los pequeños municipios que se esconden en las montañas de la geografía granadina. Sin embargo, el trabajo escasea y los jóvenes emigran a la urbe, y así, la población envejece año tras año.

Pero pese a los recortes en educación que sufre Andalucía, la enseñanza rural se resiste a desaparecer. La provincia de Granada, caracterizada por una amplia dispersión de población, cuenta en la actualidad con 44 colegios públicos rurales (CPR), que agrupan a 118 sedes. Las clases son impartidas por 724 profesores, que atienden las necesidades docentes de 5.000 niños.

Así pues, pese al envejecimiento de la población que vienen sufriendo estas pequeñas localidades, desde el Gobierno andaluz se apuesta por una enseñanza "de calidad" para todas las personas, vivan donde vivan. Ana Gámez, delegada de Educación, manifiesta que "es importante fijar la población a los territorios, haciendo de la escuela rural un referente para la conservación del medio y para la generación de riqueza y mejora de los pueblos".

Sin embargo, la caída del número de alumnos en los colegios públicos rurales es más que considerable, y dificulta su continuidad. Este fenómeno se acusa con fuerza en la actualidad, en una situación en la que los recortes ahogan a las administraciones y se gestionan los servicios públicos bajo criterios de rentabilidad, más que de interés social.

El colegio público rural Alquife-Lanteira, por ejemplo, ha pasado en diez años de tener unos 20 alumnos por curso, a unos escasos 70 en total. La escuela agrupa a los estudiantes de Alquife y Lanteira y además del éxodo rural, el envejecimiento de la población se ha visto agravado por el desmantelamiento de sus minas. Tal es la caída que ha sufrido el colegio en número de estudiantes, que incluso hace unos años no tenía la consideración de rural, sino de centro corriente.

No obstante, la escuela cuenta con unas instalaciones completamente remodeladas y con capacidad para 300 alumnos. Así pues, se certifica en este sentido que desde la Junta se pretende distribuir los recursos económicos indistintamente entre los centros públicos, ya sean rurales o no. "No nos podemos quejar, contamos con un centro completamente nuevo que se ha mejorado en un 200%". "La pena es que sólo se ocupe un cuarto del mismo", cuenta el director, Juan José Porcel.

Otro ejemplo es el colegio rural Sened, que engloba a los pueblos de Jérez del Marquesado, Cogollos y Albuñán. El descenso experimentado en el número de alumnos durante los últimos diez años ha sido del 50%. "Cada año se reducen más". "Los pueblos, por desgracia, son de viejos; en Jérez la media de población es de más de 65 años, hay muy poca gente joven porque no hay trabajo", se lamenta Antonio Gámez, que deja este curso la dirección del centro, y que casualmente es también alcalde de la localidad.

En las aulas de infantil es donde se constata de manera más palpable el envejecimiento de la población, ya que el número de escolares es menos de la mitad que el de Primaria. Este hecho pone de relieve que cada vez nacen menos niños, y que la pirámide demográfica de estos pequeños pueblos se estrecha progresivamente en su base.

A diferencia del centro de Alquife-Lanteira, la sede de Jérez sí ha achacado la falta de financiación. En palabras del ex director, el centro necesita una restauración integral de las infraestructuras, pero el dinero no llega. "El invierno pasado sólo pudimos hacer reparaciones superficiales cuando el techo se vino abajo por las lluvias", subrayó. Gámez admite que se han producido diferencias con la delegación de Educación porconflictos de competencia.

Por otra parte, aunque la crisis acentúa el éxodo rural, en algunas poblaciones está provocando el efecto contrario. En medio de la difícil coyuntura económica no sale rentable emigrar a la ciudad, porque tampoco se encuentra trabajo allí. En este sentido, en pueblos como Albuñán, la gente joven vuelve a su origen, a su pueblo. Y de esta forma, el número de alumnos de la localidad granadina ha experimentado un ligero aumento respecto al año anterior, pasando de 19 a 21.

El ex director del colegio Alquife-Lanteira corrobora que, pese al drástico descenso que han vivido en los últimos años, "la crisis puede revertir esta tendencia". Una alternativa a la falta de financiación, propone Porcel, podría ser fomentar centros con infraestructuras reformadas, como el de Alquife, y cuyas posibilidades no se aprovechan al 100%. Mientras, se mantienen abiertos otros colegios que están en peores condiciones y que suponen un gasto extra. El ex director entiende, no obstante, que los padres no estarían de acuerdo con esta medida, porque lo que quieren es "no cambiar a sus hijos de pueblo, ni al ingresar en la Secundaria".

Respecto al recorte del 64% anunciado por el Gobierno central para programas educativos complementarios en Andalucía, las escuelas rurales también se ven afectadas. En cuanto al programa de acompañamiento escolar, Juan José José Porcel admite que "los padres no demandan tanto este servicio porque los niños cuando terminan las clases lo que quieren es corretear por las calles del pueblo, sin peligro del tráfico rodado". Por otra parte, en lo referente al plan Escuela TIC, advierte que "indudablemente los recortes tendrán sus consecuencias, pero al menos ya contamos con las pizarras digitales".

En cuanto a las plantillas de los centros, están formadas indistintamente por profesores de cierta antigüedad y por otros más jóvenes. Por lo general, los jóvenes suelen ser interinos a los que no les ha sido otorgada la plaza que realmente deseban. Sin embargo, Vanessa Gallegos, ex alumna del colegio rural Los Castaños de Pitres, admite que "la calidad de la enseñanza era buena, aunque dependía también un poco del profesor".

Como se observa, la progresiva pérdida en el número de estudiantes puede provocar la desaparición de los colegios rurales. Cuando un centro alcanza la cifra de menos de diez alumnos, su supervivencia está condenada. Desde la Delegación de Educación se asegura que no tienen previsto cerrar ninguna de las escuelas, como sí se ha anunciado ya en Castilla-La Mancha.

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