"A la viuda hay que entregarla a una vida social nueva y ayudarle a seguir"
Su llegada a la asociación fue casualidad pero es una muestra de que el azar puede cambiar el destino. Era el año 1997 y Mari Luz llevaba dos años viuda. Su marido falleció en 1995 y desde entonces, aunque vivía con sus dos hijas, la vida no era igual. Sufría una enorme soledad. Pero un buen día, buscando en las páginas amarillas el contacto de la Asociación de Consumidores por un asunto que reclamar, se encontró con un anuncio que le llamó la atención, el de la Asociación de Viudas.
Cogió lápiz y papel y apuntó el teléfono. Desde entonces, pertenece de forma activa a la asociación y desde hace un año es su presidenta en Granada.
"Yo estaba sola en Granada. Aunque nací en Palencia viví hasta los 30 años en Zaragoza. Entonces conocí al que fue mi marido, que era de Granada, y lo dejé todo para venirme aquí", relata Mari Luz.
Al quedarse viuda, todo cambió. "Llamé a la asociación preguntando el día que podía visitarlas para conocerla y encontré un lugar nuevo con una gran acogida por parte de Encarnita Guirao, encontré amigas, ayuda en definitiva", dice. "Para mí se abrió el cielo. Aunque tenía dos hijas de 12 y 15 años, estaba sola. A las viudas les pasa una cosa y es que cuando se quedan solas las amistades que tenías antes te van relegando poco a poco. Aunque sea sin intención, siempre pasa, por lo que tienes que cambiar y buscar amigas que también estén solas. Y eso es lo que hacemos".
En la asociación encontró consuelo y un lugar donde a todas les había pasado lo mismo. Y se involucró de forma que al poco tiempo organizaba las meriendas, luego ocupó el cargo de tesorera y desde el año pasado, la presidencia.
Antes o después, de una forma más traumática o menos, todas han perdido a sus maridos, por lo que les ayuda escuchar otros testimonios de gente que ha pasado por lo mismo, que han superado ya esta situación y son ejemplo de que se puede seguir adaptándose a una nueva etapa de la vida.
"Como a todas nos ha pasado lo mismo, decimos: mal de muchos, consuelo de tontos. A la viuda hay que entregarla a una vida social nueva y que no se hunda. Hay mujeres que están incluso con depresión, totalmente destrozadas, y hay que ayudarlas a salir, por lo que lo primero que hacemos es empatizar con la mujer que entra nueva, escucharla", asegura la presidenta.
Una vez fraguada la amistad y conseguido el cambio de mentalidad, la actividad en la asociación es una rutina semanal que llena de vitalidad a estas mujeres. Está abierta -siempre a partir de las 19:00 horas- los martes, día dedicado a las conferencias, proyectos, reuniones; los jueves, jornada de merienda de hermandad y los sábados, que acuden a la Iglesia del Sagrado Corazón a escuchar misa. "Aunque estamos abiertas a todas las religiones y opiniones políticas. Somos una asociación apolítica y aconfesional que acepta a todas las viudas por igual.
Las actividades están ya fijadas desde hace nada más ni nada menos que 36 años. La asociación se fundó en 1973 con unas ocho o diez personas y a día de hoy son más de 80 las viudas que de forma fija participan en los actos de la asociación. Luego hay mujeres que pasan temporadas, con lo que la cifra puede superar el centenar.
"El número de carné tres o cuatro lo tiene Julia Puertas, una de las fundadoras y que siempre está colaborando. La socia más antigua tiene 92 años (Rosario Román) y la media de edad es de 65 para arriba, por lo que yo soy de las más jóvenes (tiene 62), por lo que me insistieron en asumir la presidencia, a la que dedico no sólo los tres días de reunión sino el resto de días de la semana en preparativos y papeleo. Hasta en casa tengo un despacho", comenta Mari Luz González, que anima a todas las personas viudas a contactar con la asociación.
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