La polémica está servida desde el inicio de la pandemia en España: mostrar la cruda realidad de las UCI y los hospitales donde cada día se libra la batalla contra el Covid o alejar las cámaras de estos entornos de sufrimiento y muerte para respetar la intimidad y no herir sensibilidades. Y todo esto en un contexto actual con la Semana Santa en el horizonte, en el que crece la despreocupación entre la población y cada día se ven más escenas de concentraciones y fiestas. En otros países se apuesta por utilizar esas escenas, como en el vídeo mostrado, con el fin de concienciar a los ciudadanos para que respeten las restricciones y las normas resulten más eficaces.
La Dirección General de Tráfico ya abordó este debate hace muchos años (la diatriba es muy antigua) y optó por mostrar a los ciudadanos la dureza de los accidentes en carretera sin ningún tipo de reparo como fórmula para tratar de rebajar la tasa de siniestralidad que las multas y las prohibiciones no conseguían aliviar porque en definitiva depende más del grado de concienciación del que se pone al volante.
Algunos fotógrafos, periodistas o sanitarios han alzado la voz durante este último año para denunciar que desde el inicio de la pandemia en España las instituciones han establecido una serie de limitaciones que impiden mostrar a la población la verdadera realidad de lo que ocurre tras los muros de un hospital y sólo se transmiten los fríos datos y estadísticas diarias. La población ha normalizado la imagen de Fernando Simón dando detalles de la evolución de la pandemia.
En otros países, las autoridades aplican la medicina opuesta. Es el caso de Loja, una ciudad capital de provincia en Ecuador, que está hermanada con el municipio granadino en España y que debe su nombre al explorador lojeño (de Granada) Alonso de Mercadillo, fundador de esa población americana. Pese a la histórica conexión y a vivir una realidad tan parecida hoy, la gestión no puede ser más opuesta. Las redes sociales e internet son casi la única vía de acceso en España a imágenes y escenas como las que las autoridades sanitarias de aquella ciudad de Ecuador muestran a los ciudadanos para pedirles que se queden en casa.
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