La esencia de Granada en palabras
Alfredo Leyva publica 'Diccionario del habla granadina', una recopilación del uso lingüistico de la zona
Los granadinos no son avaros, sino 'agarraos'; no tienen suerte, sino chorra; no comen palomitas, sino rosetas; no son egoístas, sino agoniosos; y no tienen remordimientos, sino regomello.
Éstos y otras muchos vocablos ya pueden consultarse en el Diccionario del habla granaína, una compilación de voces, dichos populares y frases célebres del dialecto de Granada realizada por Alfredo Leyva. Con esta obra, el autor no ha querido "limpiar, fijar y dar esplendor" a la particular forma de hablar de la provincia, sino recoger expresiones de uso cotidiano con un gran sentido del humor.
De hecho, se trata de un diccionario 'bilingüe', con las acepciones en español y en un granadino cerrado que sólo los oriundos de la zona pueden descifrar sin esfuerzo, donde la sorda letra h suena a 's', 'c', 'r'... y a todas aquellas consonantes que los habitantes de Granada, por economía -y pese a quien le pese- rechazan pronunciar. "¡Lavín, que calorín hase!, como no venga pronto la servesa le voy a dah una bocaná ar pipote que lo voy a deháh temblando", ejemplifica el libro.
El Diccionario del habla granaína no sólo recoge palabras propias de la provincia, ya sean provenientes de la herencia árabe de Granada, como marjal (unidad de medida de superficie que equivale a la superficie del Patio de los Leones), o aquellas surgidas del acerbo popular, como balate (desnivel de un campo de cultivo). Leyva, nacido en Granada en 1958, también recopila dichos populares y frases sobre la provincia.
De hecho, la curiosa e inédita
obra desvela quien es Picio, famoso por su escasez de belleza. "Era un zapatero de Granada, aunque originario de Alhendín, de mediados del siglo XIX, al que su mujer le ponía los cuernos", relata el escrito. No obstante, su fealdad sobrevino al ser indultado -tras ingresar en prisión por matar al amante de su mujer-, que le provocó la caída de varios dientes, mechones de pelo, las cejas y las pestañas.
Asimismo, el diccionario aclara frases hechas como la de "Dos cosechas de membrillo", proveniente de la decisión del alcalde de Pitres de hacer años de 24 meses para satisfacer la petición popular de que hubiera dos cosechas de esta fruta al año; y revela, entre otras anécdotas, por qué Pepe, tras sus caídas reiteradas dada su poca visión, pasó a ser conocido como Pepeleches.
Pese al tratamiento humorístico, Leyva lanza un mensaje de orgullo del habla granadina en sus páginas, pues proporciona una "identidad cultural, sin la que no se entendería nuestro carácter".
Y si alguien tuviera dudas de la grandeza de sus raíces, sólo tiene que consultar las palabras que personajes tan ilustres como Cervantes, Machado, Gautier, Dumas o Víctor Hugo han dedicado a la tierra de la Alhambra.
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