El esqueleto de la autovía toma forma
Los pilares del mayor de los puentes se entierran a 35 metros de profundidad
La médula espinal de la autovía a Motril se encuentra entre Ízbor y Vélez de Benaudalla. "Su esqueleto parece el de una ballena", advierte Miguel Ángel Ayuso, el ingeniero técnico de la obra que muestra a pie de obra el armazón del mastodonte 'viaducto de Rules', que es como han bautizado a uno de los seis puentes del tramo más espectacular de la futura autovía a Motril. La estampa desde abajo impresiona: pilares de más de dos metros de diámetro que se alzan a una altura de 60 metros bien aferrados a la tierra -a una profundidad de hasta 35 metros- para soportar la estructura por donde desde este verano transitarán miles de vehículos al día.
El sistema de construcción del viaducto de Rules es de voladizos sucesivos para los que se emplea una estructura llamada jabalcón que se asemeja a las "raspas de los peces". Su esqueleto es mucho más resistente de lo que aparenta desde la distancia, sostiene el director de obra, José Lorente, quien revela algunos misterios técnicos de los que el común de los mortales son ajenos. Por ejemplo, los pilares llevan una especie de amortiguadores para hacer frente a cualquier movimiento sísmico y, en el caso del viaducto del Guadalfeo, que se alza sobre el pantano de Rules, "tiene refuerzos interiores para prever posibles oleajes". ¿Oleajes en un pantano? "Se ha cuidado hasta el último detalle", precisa el responsable de la obra.
Lorente recuerda la odisea que vivió en los prolegómenos de la tramitación del proyecto, una vez que se descartó seguir el actual trazado de la N-340 y dar el salto a través del pantano de Rules en busca de un terreno que "no crujiera cuando fueras a meter una máquina". "Ni siquiera había un camino por donde llegar a hacer los estudios geotécnicos y, en otras ocasiones, tenías que pedir autorización a particulares para hacer un sondeo en tierra de nadie", relata.
Pero las catas sobre el terreno no siempre son del todo fiables, sirven de aproximación. "Tú un jamón lo puedes sopesar, metes un pincho para sondearlo y lo hueles pero no se sabe si es bueno hasta que cortas en lonchas. Es entonces cuando descubres el terreno de verdad, cuando excavas y ves que es peor de lo que pensabas", describe de forma gráfica.
¿Sirve ello de excusa para justificar el retraso? Los técnicos tratan de permanecer al margen del debate político. Ellos van a lo suyo que no es otra cosa que tratar de cumplir los plazos pero también garantizar la seguridad de futuros usuarios y también de los trabajadores. Lorente elude hablar del accidente mortal de seis trabajadores en uno de los tramos de la autovía del litoral (A-7) pero está convencido de que el técnico imputado no tiene responsabilidad alguna. "Siempre pasa lo mismo, cuando ocurre una desgracia, las reclamaciones al maestro armero", concluye.
Él más que nadie ansía ver culminado su mayor reto como responsable del proyecto del tramo Ízbor-Vélez de Benaudalla, al que ha dedicado más de diez años de su trayectoria profesional. Queda por conocer el día que deberá acompañar al ministro que corte la cinta.
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