"Es un intercambio de saberes brutal". Así resume Carla Alba Pulido el periodo de prácticas que realiza en Pampaneira, en plena Alpujarra granadina. Allí pasa el verano, dentro de un programa bautizado como Campus Rural y que nace del acuerdo entre la Universidad de Granada y el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.

Carla, estudiante de Antropología Social de la UGR, va a diario a Pampaneira desde Pitres. Una de las cláusulas de estas prácticas requiere que el estudiantado que participe resida en el entorno donde pase el periodo de formación. "Salió la oportunidad y estoy encantada", añade. Su trabajo allí se centra en recoger la memorial oral de los vecinos del pueblo. Habla con ellos, graba y documenta el contenido de esas conversaciones, de la vida social de este entorno. 

Natural de la localidad catalana de Igualada, Carla define el proceso de entrevistas como una "bola de nieve". Un día habla con Ramón, "un niño que sabe un montón" y de ahí pasa a conocer a otro vecino. Centra parte de su trabajo en la función de los tinaos, los singulares cobertizos de la comarca de la Alpujarra, pero Carla tiene claro que "hay  muchos de senderos" que explorar en su labor de documentar la vida social y la memoria del pueblo.

Conchi, vecina de Pampaneira, muestra imágenes de su álbum familiar.

De Paco y Ricardo, además de la conversación, se llevó el producto fresco de la huerta. Documenta todo lo que ve, "el día a día, una obra... todo". Prevé que, cuando finalicen las prácticas, el 30 de septiembre (día que coincide con su cumpleaños) el botín de horas de grabación será notable. De la gente mayor destaca el contraste de su forma de vida con los modos urbanos, aunque apunta a que también hay inquietudes y esta visión nada tiene que ver con carencias o atrasos. "Aquí el que quiere tener Netflix, tiene Netflix2.  Sí apunta a otros matices, como la "sensibilidad" con la que se rige el día a día. Así, entiende que entre lo rural y lo urbano no hay un blanco y negro, sino un "diálogo" y, asegura, su mirada va hacia lo "transcultural".

Este es su primer acercamiento al entorno rural, un terreno que, afirma, siempre le atrajo. "Las prácticas representan lo que quiero hacer", argumenta. Carla destaca que no ha tenido problemas logísticos ("pensaba que sería más complejo", reconoce), n¡ de comunicaciones y que ha sido acogida de forma excepcional. "Es una puerta que se ha abierto de forma muy dulce", asegura sobre si esta experiencia puede marcar su futuro profesional como antropóloga.

En la granja escuela de Huerto Alegre, en la carretera de la Cabra, realizan sus prácticas Mita Barina y Carlos García, estudiantes de Educación Social. "Los primeros días era una niña más", cuenta la primera, que reconoce que "me encanta" la experiencia de trabajar a cielo abierto. La jornada comienza con el desayuno, después los pequeños y monitores se reúnen en la asamblea en la que comentan lo que hicieron el día anterior y los planes para la jornada que empieza. Después es el momento de meterse en faena y realizar las actividades granjeras. "Hemos aprendido las características de los animales.... muchos niños o tienen ni idea", cuenta Carlos. Él mismo ha aprendido que a los conejos les crecen las paletas a lo largo de la vida, y que necesitan limarlas.

Carlos, cordobés, cuenta que aunque vive en ciudad tiene parcela. "Cada vez me veo más en un sitio al aire libre, en un lugar más informal", señala. Vio la oferta de las prácticas Campus Rural a través del canal de Instagram de la Universidad de Granada y no se arrepiente. "Aquí se está genial".

Mita, veneciana, también reconoce que "me lo paso superbién" en su periodo de formación. En su caso, conoció la convocatoria a través del portal Ícaro de la UGR. "Siempre" se ha sentido vinculada a la naturaleza y ese interés hace que disfrute de sus prácticas en Huerto Alegre, incluso pese a los problemas de cobertura. Hasta en eso Mita ve algo positivo. "Te programas media hora al día" para enviar o leer mensajes y "luego vuelves a la realidad en la que estás". "Hay otras formas de llenar el tiempo" además del móvil, sentencia.

Mari Luz Díaz Guerrero, directora del Centro de Innovación Educativa Huerto Alegre, reseña que los dos estudiantes del programa Campus Rural están desde el mes de julio. Además de hacer las prácticas, "aprenden tanto de la granja escuela como del aula de la naturaleza y apoyan en el programa de campamentos". En su caso, la vía para conocer este programa fue la prensa. "Son dos chicos estupendos, ellos están contentos y nosotros también".

En total, son 16 los universitarios que participan en este programa Campus Rural, repartidos en entidades como los ayuntamientos de Alpujarra de la Sierra, Frailes, Iznájar, Pampaneira, Torredelcampo y Vélez de Benaudalla; Bio Crisara: Huerto Alegre; Ecoactiva Castril; Mancomunidad Tierras Altas de Soria y Monte Láchar.

Este programa permite al estudiantado realizar prácticas externas, tanto curriculares como extracurriculares, en entornos rurales o en riesgo de despoblación de cualquier punto de España, con el fin de que los jóvenes conozcan el entorno en profundidad y puedan formarse, de modo que pueda ser un lugar de oportunidades para el desarrollo de su futuro profesional. El programa apuesta por las potencialidades del territorio, la promoción del empleo joven y el impulso del talento local, fomentando la vinculación de la población de diferentes zonas con los espacios rurales, generando nuevas formas de arraigo y vínculo, que impulsen la actividad y creen oportunidades de empleo en el territorio.

El programa Campus Rural es una iniciativa del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, en colaboración con la Universidad de Granada, y ambas partes participan y son titulares de las actividades objeto del convenio, compartiendo el objetivo de contribuir al reequilibrio territorial incentivando la llegada de capital humano a los espacios más despoblados para dinamizar su tejido productivo, social e institucional.

Cualquier administración local, institución, organismo o empresa legalmente constituida de municipios de menos de 5.000 habitantes en zonas rurales con problemas de despoblación han podido realizar ofertas de prácticas. Los estudiantes beneficiarios recibirán una bolsa o ayuda al estudio de 1.000 euros al mes íntegros, que serán abonados por la Universidad de Granada y financiados con fondos del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.