Un estudio de la Universidad de Granada revela que la soledad agravó la salud mental de los mayores durante la pandemia

La investigación, basada en más de cien entrevistas a personas mayores de 65 años, revela un aumento de la ansiedad, depresión y sensación de aislamiento durante el confinamiento

Investigadores de la Universidad de Granada buscan personas mayores de 60 años para un estudio remunerado sobre memoria y lenguaje

Una mujer en estado de vulnerabilidad
Una mujer en estado de vulnerabilidad / G.H.

Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Granada ha puesto de relieve el impacto psicológico que la pandemia de Covid-19 tuvo en las personas mayores que viven solas, intensificando los síntomas de ansiedad y depresión. La investigación, publicada en la Revista Española de Investigaciones Sociológicas, analiza en profundidad las experiencias de 102 mayores andaluces y concluye que la soledad y la falta de contacto social ejercieron un efecto sinérgico que agravó el malestar emocional durante la crisis sanitaria.

El trabajo, liderado por Juan López Doblas del departamento de Sociología y María del Pilar Díaz Conde del departamento de Psicología Social, documenta cómo desde los primeros días del confinamiento los entrevistados experimentaron nerviosismo, llanto y ataques de ansiedad, algunos de los cuales requirieron atención médica. Estos síntomas persistieron en muchos casos hasta la fecha de las entrevistas, realizadas entre mayo de 2021 y diciembre de 2022.

Uno de los factores clave que contribuyó a este aumento de ansiedad fue el temor a infectarse por Covid-19, que provocó alteraciones del sueño y limitó significativamente la movilidad de las personas mayores, incluso cuando las restricciones se relajaron. La constante exposición a noticias, estadísticas de contagios y fallecimientos, así como imágenes de hospitales saturados, generó una sensación de incertidumbre y desolación que agravó su estado emocional.

La investigación también identifica una sintomatología depresiva generalizada. La ruptura de las rutinas diarias y la imposibilidad de mantener relaciones sociales cara a cara afectaron negativamente el estado de ánimo de los mayores. Actividades que antes disfrutaban, como cocinar o salir a pasear, dejaron de generar placer, y muchos mostraron desinterés por relacionarse, incluso cuando la situación sanitaria lo permitía.

El estudio subraya un déficit crítico de apoyo emocional, ya que la comunicación virtual con familiares y amigos no suplió el contacto directo. Situaciones como recibir compras en la puerta de casa sin poder abrazar a los seres queridos generaron tristeza y sensación de vacío, intensificando la vulnerabilidad emocional.

Algunos participantes con depresión previa también sufrieron un empeoramiento de sus síntomas, con manifestaciones de pensamientos suicidas y abandono de medicación debido a las dificultades para acceder a atención sanitaria presencial.

Los investigadores de la UGR destacan que la soledad incrementa la fragilidad emocional de las personas mayores y recomienda prestar especial atención a sus necesidades afectivas y sociales, especialmente en contextos de crisis sanitaria o aislamiento. El estudio evidencia la importancia de programas de apoyo y acompañamiento que permitan reducir el impacto de la soledad sobre la salud mental de este grupo vulnerable.

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