"Los estudios naturistas deberían ser obligatorios en las escuelas"

Daniel López, en una de las aulas de la escuela que dirige en la calle Doctor Jaime García Royo.
Daniel López, en una de las aulas de la escuela que dirige en la calle Doctor Jaime García Royo.

29 de marzo 2009 - 01:00

QUE no haya confusiones: no es lo mismo el naturismo que practican los que van a playas como la de Cantarriján que el que se cultiva en el local de la calle Doctor Jaime García Royo de Granada y que dirige Daniel López; aunque, naturalmente, habrá gente que pueda ser partidario de lo uno y de lo otro.

El de la Escuela de Estudios Naturistas se orienta a todas las terapias que defienden los medios naturales, sin química, fármacos o tratamientos agresivos. Se dedica fundamentalmente a la naturopatía y, más en concreto, a una de sus ramas, la de las terapias manuales. Eso incluye la formación en técnicas como el quiromasaje, la osteopatía, el masaje tailandés o la terapia cráneo-sacral.

La escuela se fundó en 1992 y este año tiene aproximadamente 150 alumnos. "Su perfil es variadísimo: gente entre los 18 y los 60 años que son médicos, fisioterapeutas, personal sanitario, universitarios, terapeutas ocupacionales...", enumera este licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, lo que antes era conocido como el INEF, que añade que muchos llegan a la escuela "buscando mejorar su currículum profesional y otros, porque lo necesitan para cuidar a alguien o para tratarse a sí mismos, para saber qué les pasa".

Daniel López trabaja en un sector en alza, algo que se nota en el creciente número de establecimientos que prometen la total relajación del usuario. La crisis no le está haciendo mella, o al menos no demasiada, porque, por un lado, en momentos como éste muchos se apuntan a cursos de formación y los que se imparten en la escuela pueden ser considerados perfectamente como tales. Y, por otra parte, la crisis no ayuda precisamente a relajar tensiones. Sólo hay que ver las caras de muchos de los que aún conservan el trabajo para darse cuenta de que necesitan un masaje pero a la voz de ya. "Hay mucha gente que viene porque desea estar más sana y eso es estupendo", comenta el director de la empresa, que no oculta que lo suyo sería que ese tipo de estudios fueran "obligatorios en la formación escolar, porque son una herramienta para saber escuchar mejor a nuestro cuerpo".

Llegados a este punto, Daniel aclara que en esas palabras no hay connotaciones dogmáticas. Nada más desagradable que un masajista que reprocha a su cliente sus hábitos alimenticios o su propensión a tomar unos vinos con los amigos.

"Eso puede pasar porque en los países orientales es donde más tiempo llevan utilizando las técnicas manuales y su filosofía está orientada a entender cómo funciona el cuerpo, cómo cuidarlo, evitar el conflicto entre cuerpo y mente, que a la mente no le venga bien lo que no le viene bien al cuerpo... Nosotros no trabajamos así, somos más occidentales y no nos metemos en cómo vive la vida quienes nos visitan", comenta, risueño.

La escuela contiene cuatro aulas y se complementa con una sala de estudios. Hay estudios muy cortos -seminarios de fines de semana, en realidad- y otros, como quiromasaje, osteopatía o técnica hidrotermal, que se prolongan dos años, a razón de nueve meses por curso. "El quiromasaje es la puerta para todo lo demás. Sin aprender eso antes, no se puede avanzar en otros campos, porque el quiromasaje incluye el estudio de la anatomía descriptiva, que ve cómo actúa el masaje sobre el cuerpo, y esa es la base".

¿Todo el mundo necesita un masaje? Posiblemente sí. ¿Cuántos? Pues eso ya depende. "Si alguien, aunque ejerza un trabajo sedentario, no tiene ninguna patología médica descrita, a lo mejor desde el primer tratamiento va a notar los resultados y luego no va a necesitar muchos más. El problema es que mucha gente lleva acumulando tensión durante muchos años sin tratarse", relata.

Daniel suscribe lo de que la unión hace la fuerza. De hecho, entiende que a un "equipo multidisciplinar compuesto por un naturópata, un osteópata, un médico, un quiromasajista, un fisioterapeuta, un nutricionista y un licenciado en Actividad Física y Deporte muy pocas cosas se le resistirían, pero sólo si trabajaran juntos, cada uno en su parcela, por el objetivo común de ocuparse del que sufre, sin pensar en objetivos individuales".

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