Una experiencia para conocer mundo
Los andaluces viajan cada vez más al extranjero para aprender idiomas o trabajar · Gracias a las becas y a las empresas de formación es más fácil preparar el viaje y lanzarse a la aventura de conocer otra cultura
Estudiar en el extranjero es una buena forma de aprender el idioma y desenvolverse con él. Cada vez son más los andaluces y cordobeses que deciden irse a otros países para perfeccionar una lengua. Aquí se muestran cuatro de estos casos.
Olga Muñoz es estudiante de Filología Inglesa y lleva cinco meses en Stafford, Inglaterra, como au pair. "El motivo por el cual decidí embarcarme en esta aventura fue mi carrera. Estudio Filología Inglesa y no es suficiente; necesitaba relacionarme con el idioma, hacerlo mío y mejorarlo", afirma la joven.
Olga Muñoz señala que trabajar como au pair supone "ayudar en las tareas de la casa y cuidar a los niños de la familia con la que convives. Tienes cama y comida, y recibes dinero semanalmente en función de las horas que le dediques a tu tarea".
La empresa Speak & Fun, especializada en programas de estudios en el extranjero, indica que el pasado curso recibieron unos 1.500 alumnos interesados en salir del país. "Hay muchos estudiantes que prueban a aprender un idioma fuera para aumentar su currículum y, si les va bien, incluso quedarse en el país", afirma Martina García, directora de marketing de Speak & Fun.
En Alemania, en la ciudad de Bremen, realizó un curso intensivo de alemán durante dos meses Rocío Lahoz, otra joven sevillana que quería mejorar su nivel de idiomas. Esta estudiante afirma que le "gustaría repetir todo el viaje e incluso irme a vivir allí".
Pilar Ruiz y su marido, Julián Muñoz, decidieron irse una semana a Bournemouth para una inmersión lingüística. "Mi marido tenía muchas ganas de mejorar su inglés, así que se lo regalé por Reyes y luego pensé que yo también debía unirme a la experiencia". Este matrimonio ha convivido durante una semana con una familia inglesa, de la que destaca su hospitalidad. "De Inglaterra me quedo con los horarios, pues están mejor distribuidos y da tiempo a hacer muchas más cosas que aquí; a las siete ya están cenando en casa", expone Pilar Ruiz.
Entre las anécdotas, recuerda como curiosidad la inexistencia de fregonas, pues "todas las casas tiene moqueta y, claro, no se pueden fregar. De todos modos, las casas están muy bien acondicionadas y en invierno no pasas frío".
Daniel Ortego, estudiante de la Facultad de Comunicación, pasó durante el mes de septiembre tres semanas en Nueva York en un curso de idiomas. "Era un sueño que tenía desde muy pequeño, visitar la ciudad; ahora quiero irme a vivir allí", afirma el joven. Lo que más le llamó la atención a Daniel Ortego fueron las cientos de nacionalidades y culturas que conviven en la misma ciudad. Las costumbres gastronómicas de la ciudad estadounidense también llamaron la atención de este joven: "Casi todo el mundo come fuera. Llegué a oír que había apartamentos que no tenían cocina", explica.
Para lanzarse a la aventura sólo se necesitan las ganas suficientes para hacerlo. Todos los entrevistados coinciden en que es una oportunidad única que hay que aprovechar y la recomiendan. Estudiar un idioma en su país de origen es la forma de interiorizarlo y dominarlo.
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