Los familiares de los fallecidos reciben el calor de todo Motril
Dos de las víctimas del segundo siniestro serán enterradas hoy por la mañana en el municipio
Centenares de personas se dieron cita en el tanatorio de Motril, así como en el domicilio de los fallecidos, para arropar a los familiares y despedir a los tres jóvenes de entre 24 y 25 años fallecidos el lunes en uno de los dos accidentes ocurridos en la N-323. Se trata de Francisco Acosta Herrera, de 24 años, y de la pareja de jóvenes Beatriz Maldonado Reyes y Antonio Salas, que fueron enterrados en el cementerio motrileño.
Francisco Acosta Herrera tenía 24 años y había decidido volver a estudiar, matriculándose en Económicas por la Universidad a Distancia para poder compaginarlo con los trabajos que le iban saliendo. Además, militaba en el equipo de Tercera Provincial Cafetería Siglo XX aunque una lesión de rodilla le impedía jugar.
Beatriz Maldonado Reyes, también de 24 años, era una joven muy conocida en la barriada del Puerto donde vivía con sus padres. Trabajaba en la empresa Hortofrutícola Miguel García, algo que también hacía Antonio Salas, su novio, aunque éste lo hacía en el centro de Puntalón. Antonio también era un gran amante del fútbol, vinculación que posiblemente le llegase por su padre que es árbitro en la liga de Peñas motrileña. La Subdelegación de la Federación Granadina de Fútbol en la Costa ha decidido rendirles homenaje la próxima jornada con un minuto de silencio en todos los partidos y dando la posibilidad a quien lo desee de lucir brazaletes negros.
Los tres fallecidos viajaban en el BMW conducido por Jesús Ferrer, que al mediodía de ayer fue trasladado de Motril hasta un centro hospitalario de Granada para ser tratado de las secuelas del accidente que recibió, en pronóstico muy grave, según informaron fuentes sanitarias.
Los cuatro regresaban de pasar el puente festivo en la Alpujarra junto a otro grupo de amigos que iban en otro vehículo cuando, a unos diez kilómetros de sus casas, el coche patinó y colisionó frontolateralmente contra un vehículo Mercedes cuyos dos ocupantes, dos mujeres, permanecen ingresadas en el Santa Ana de Motril, una en reanimación y otra en la UCI.
A los tres fallecidos en Vélez de Benaudalla se suman otros tres en otro accidente ocurrido poco después, también en la N-323, en este caso a la altura de Ízbor. Se trata de María Teresa Arquero Fernández, de 51 años, y su hijo Juan, de 16. Los cuerpos de ambos están en el tanatorio de Motril a la espera de recibir sepultura previsiblemente a las 10.00 hoy. También a esa hora se enterrará a la pareja de la mujer, cuyo cuerpo sin vida permanece en Granada.
María Teresa era propietaria de una tienda de cortinas en la zona norte de Motril y con anterioridad había tenido relación con una empresa de toldos. Era gran amante de la música y participaba de forma activa en la coral Armiz donde era soprano. De hecho, hace pocos días tuvo una de sus últimas actuaciones con el estreno del retablo del Gran Poder en las Nazarenas.
María Teresa tenía, además del hijo que falleció junto a ella, dos hijas. Una de las niñas circulaba en otro vehículo que poco después del accidente pasó junto al coche siniestrado, sin saber que era el turismo en el que viajaban su madre y su hermano fallecidos.
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