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De macrobotellones en las calles a fiestas privadas en grandes recintos: así ha cambiado la fiesta de la primavera en Granada

Un grupo de jóvenes con su botellón celebra la fiesta en el Complejo Embrujo

Un grupo de jóvenes con su botellón celebra la fiesta en el Complejo Embrujo / ANTONIO L. JUÁREZ / PHOTOGRAPHERSSPORTS

El inicio de la primavera en Granada no lo marca el calendario, la celebración de la fiesta de la primavera en la capital nazarí es la que da el pistoletazo de salida a la estación. Esta tradición, que se remonta incluso al siglo pasado, en la actualidad ha cambiado mucho de lo que era hace apenas 15 años. Todavía mantiene parte de su esencia, pero adaptada a los nuevos tiempos.

Este 2024, dos grandes eventos privados han sido los más visitados por los jóvenes: el 365 Primavera Fest, celebrado en el Cortijo del Conde, y el Primavera Return Festival, celebrado en el Complejo Embrujo de Las Gabias. Dos eventos más parecidos a festivales de música que han contado con las actuaciones de artistas como Juan Magan, Kiko Rivera, Pepe y Vizio o King África. Escenarios, seguridad, médicos e incluso atracciones de feria o food trucks completaban la oferta.

Aunque en el fondo, el botellón es el gran protagonista de esta fiesta. Las empresas organizadoras, además de vender entradas sólo para el evento, también preparan los packs de entrada y botellón por unos 25 euros y habilitaban un espacio para poder beber. No se permitió el acceso ni a menores, ni con licores traídos de la calle en el caso del evento de la capital. Todo te lo facilita la empresa en el interior y sólo se puede beber en las zonas acotadas, sin poder salir de ellas con las copas en la mano. Ambas empresas también dan la posibilidad de sacar billetes de autobuses privados para ir y volver.

En el caso del Cortijo del Conde, el Ayuntamiento de Granada habilitó un dispositivo de seguridad para proteger a los asistentes y evitar posibles riesgos dada la acumulación de personas que se concentran en este tipo de eventos. No se produjeron problemas durante la jornada, en los que hubo más de 6.000 personas en ambos eventos.

Miles de personas se concentraban en el escenario del Cortijo del Conde Miles de personas se concentraban en el escenario del Cortijo del Conde

Miles de personas se concentraban en el escenario del Cortijo del Conde / ANTONIO L. JUÁREZ / PHOTOGRAPHERSSPORTS

Pese a la amplia presencia de policía, algunos jóvenes se atrevieron a hacer botellón a escondidas en las cercanías dela fiesta de la capital. Sobre todo aquellos cuya edad en el DNI no les permitía adquirir un pack botellón y buscaban la forma de acceder ya bebidos de antes. En los interiores, los grupos de jóvenes bebían ya sin preocupaciones, con música de fondo, baños habilitados y todo lo necesario para disfrutar de una gran tarde-noche de fiesta.

Carolina González, una granadina, aseguraba a este periódico que era la primera vez que celebraba la llegada de la primavera en el Cortijo del Conde. “Mis hermanos me han contado como eran las fiestas de la primavera antes, y esto es mucho mejor. Es carillo, pero aquí estamos muy a gusto y encima tenemos conciertos. No se puede pedir más”, comentaba.

En el complejo Embrujo, mientras hacía cola para subirse a una atracción de feria, José María Martín, un universitario de Cádiz, mostraba su felicidad por estar allí. “Nuestro grupo de amigos cogimos el pack de autobús y hemos llegado hoy, y cuando acabe nos volvemos. Siempre habíamos pensado en venir, pero nunca nos animábamos. Tiene mucha fama la fiesta de la primavera de Granada y viendo lo bien que está organizada, no me extraña”, valoraba.

Así ha cambiado la historia de la fiesta de la primavera

Es difícil fijar con exactitud cuándo se empezó a celebrar la fiesta de la primavera en Granada. Con la llegada del buen tiempo, los jóvenes comenzaban a salir a la calle a hacer botellones en reducidos grupos por todas las plazas o alamedas. Gracias al boca a boca y a los universitarios, se estableció el tercer fin de semana de marzo como el que se debía celebrar. Comenzaron las concentraciones multitudinarias y la fama se fue extendiendo. Algunas empresas comenzaron a fletar autobuses desde distintas partes de Andalucía e incluso España para acudir.

Ante esta situación, el Ayuntamiento trató de concentrar las fiestas en una sola, habilitando durante varios años espacios con carpas, escenarios y música para que los jóvenes no regaran Granada de restos de bebidas. Hay registros de la celebración de esta ya entonces macrofiesta en la Huerta del Rasillo.

Pero todo cambió con la aparición del botellódromo. A finales de 2007 se abrió este espacio entre Hipercor y la Circunvalación en el que, amparado por la Ley 7/2006 de la Junta de Andalucía, se permitía beber sin ser multados. La fiesta de la primavera de 2008 se celebró en este lugar, un recinto pensado para unas 2.000 personas que se llenó con cerca de 15.000, quedando colapsadas las calles paralelas y con escenas de jóvenes borrachos a casi cada paso.

En los siguientes años, de 2009 a 2015, la escena se repetía, se colapsaba el eje de Méndez Núñez y los vecinos de la zona se quejaran amargamente. Toda Granada sufría en parte el bloqueo de la celebración de aquella fiesta, mientras autobuses descargaban a jóvenes listos para beber y las tiendas de alimentación de la zona vendían licores incluso a menores, proliferando sin control por los alrededores.

Zona de botellón habilitada por los organizadores Zona de botellón habilitada por los organizadores

Zona de botellón habilitada por los organizadores / ANTONIO L. JUÁREZ / PHOTOGRAPHERSSPORTS

El paradigma cambió gracias a las elecciones municipales de 2015. El acuerdo de gobierno entre PP y Ciudadanos exigía el cierre del botellodromo y el fin de la fiesta de la primavera. Las escenas de gente borracha habían saltado a la televisión nacional e incluso el exwaterpolista Pedro García Aguado había iniciado una campaña para que esto dejara de hacerse.

En 2016, en lugar de un macrobotellón, el Ayuntamiento organizó una Holi Run, una carrera popular con polvos de colores a la que podía asistir toda la familia. Combatir la borrachera con deporte fue un acierto, y la llama del botellódromo se fue apagando hasta convertirse ahora en unas pistas polideportivas.

Desde entonces, el espíritu de la fiesta de la primavera se mantiene en Granada, pero en esas fiestas privadas. También ha cambiado la percepción del botellón en los jóvenes. Lejos queda ya el pack a la venta de ron o ginebra de marca blanca, refresco de cola y bolsa de hielos por 10 euros en el comercio cercano al botellódromo. Ahora el espíritu es más de festival, y de disfrutar con amigos, pero no solo bebiendo, sino como actividad cultural de concierto. Incluso quienes tienen 18 años han podido invertir parte de su Bono Cultural en las entradas a estos espectáculos.

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