El fin de la crisis psicológica

Los hosteleros confirman la tendencia al alza en las cenas y almuerzos navideños que comenzó el año pasado Caen las reuniones de empresa y aumentan las de amigos

Pepe Álvarez atiende a un grupo de amigas que celebran la Navidad en Las Tinajas.
Pepe Álvarez atiende a un grupo de amigas que celebran la Navidad en Las Tinajas.
Belén Rico Granada

12 de diciembre 2015 - 01:00

"La crisis económica sigue pero ya se ha terminado la crisis psicológica". Con esta frase lapidaria resume Pepe Álvarez, copropietario de uno de los restaurantes más célebres de la ciudad, las Tinajas, el estado actual de la cuestión en cuanto a comidas de navidad. "Todavía seguimos con los precios de los menús anticrisis pero hay más cantidad de gente", cuenta Álvarez, para quien "se va notando ya más alegría".

Como muchos de los que leen estas líneas habrán podido comprobar en propia carne o en las redes sociales de los amigos, las reuniones empezaron antes del puente. "Nosotros llevamos dando comidas de empresa desde que empezó el mes", señala Álvarez.

El año pasado ya empezaron a notar la mejoría en las comidas y cenas navideñas, como también ocurrió en la pizzería Altamura. "Desde octubre de 2014 hay un repunte: tenemos más público pero viene con el mismo presupuesto. Nosotros mantenemos los mismos precios desde hace seis años", explica su propietario, Adriano Forghieri.

En esta emblemática pizzería granadina el menú oscila entre los 25 y los 44 euros. "Siempre, por estas fechas, la gente quiere algo un poquito más especial, aunque tampoco hay lujos asiáticos".

Los precios de las Tinajas oscilan entre los 30 y 40 euros de los menús anticrisis y los 50 o 60 de los más tradicionales. "Los más baratos son los que más nos piden. También es verdad que están muy bien", dice Álvarez.

En otros restaurantes, como Raíces, el vegetariano con más tradición de Granada, también están notando más afluencia pero en cambio ellos aprecian una caída de los menús, y eso que los precios que ofertan son muy competitivos pues oscilan entre los 18 y los 23 euros. "Son los mismo que el año pasado pero notamos que la gente pide más a la carta aunque venga en grupo. Este fin de semana tenemos varias reservas y no han elegido menú", comenta Rocío Sánchez, cocinera del establecimiento, quien cuenta que desde el puente de la Constitución tienen el restaurante a tope.

Y eso debe pasar en más locales, porque algunos ni siquiera ofrecen un menú especial. Ese es el caso del restaurante asiático Yamato, que ofrece lo ofrece sólo en Nochevieja y el resto de los días las tradicionales ofertas de degustación para dos, tres o cuatro personas. "El día 24 tenemos muchas encargos de comida para llevar", explica Yi, camarera del establecimiento, quien llama la atención sobre uno de los nuevos hábitos que se están imponiendo en un país en el que las prisas han hecho desaparecer el hábito de cocinar en muchos hogares.

Pepe Álvarez explica que el restablecimiento del movimiento en los restaurantes no sólo se está notando en Navidad sino durante todo el año. "Todos los meses se están dando una media más alta que en 2014. No es una casualidad. Si la gente sale un día, es verdad que al siguiente gasta menos, pero antes es que no se gastaba nada". Quizás por eso, "y porque en Granada siempre ha habido mucho hábito de raciones", la barra ha sido y sigue siendo uno de los puntos fuertes de los restaurantes granadinos, y más en esta época. "Está en auge. Incluso ahora, cuando hace buen tiempo, hay mucha gente que se queda en la terraza de fuera", apunta.

Y esta Navidad, otra de las modas que mantiene su vigencia son las ginebras, que continúan su reinado. "Hay tantas ahora que yo ya me pierdo", cuenta Álvarez, uno de los jefes de sala con más experiencia de la ciudad. "Me acuerdo que primero fue el montilla, luego el jerez y luego el manzanilla. Son cosas que pasan. Hace unos años estaba de moda el whisky, luego el ron y ahora ha llegado la ginebra", comenta Álvarez sobre la tendencia en sobremesas.

Lo que sí se ha pasado ya es la tendencia de castigar el cava catalán. "El año pasado sí, preferían que fuera un cava de la Contraviesa. Pero este años ya les da igual. La gente viene a divertirse y a pasarlo bien, y les da lo mismo".

Aunque los gustos son así de volátiles, cuando Adriano Forghieri se dio cuenta de ese "rechazo" se pasó al moscato y esa sigue siendo la invitación de la casa para cerrar el menú. "Además, hay personas a las que no les gusta el cava y el moscato es más suave y no tiene mucho alcohol", dice el propietario del Altamura.

Otro de los hábitos de consumo que han cambiado en los últimos años y que es responsable en gran medida de la mejoría del sector de la hostelería en estas fechas es que, en palabras de Álvarez, "ha aumentado la cultura de las reuniones", al menos "de los que han convivido juntos todo el año". Es decir, que mientras las empresas reducían su número de trabajadores soltando lastre y dejaban en los que quedaba la responsabilidad de organizar una reunión y pagar el cubierto, a la vez proliferaban las cenas con los compañeros de gimnasio, los almuerzos con los amigos del colegio y las cervezas con los colegas de la facultad o de la playa. "Las cenas de empresa van desapareciendo, salvo algún laboratorio o alguna compañía grande, en las de trabajo yo veo que todo el que viene saca el dinero de su bolsillo", comenta Álvarez.

Y todavía puede alegrase más el tema de las reservas, porque muchos las dejan para última hora porque están todavía en estas fechas haciendo malabarismos para cuadrar la agenda y cubrir el amplio abanico de 'quedadas. Quizás por eso, muchos se descuelgan también a última hora y provocan lo que más temen los hosteleros: que un reserva de 30 se quede en la mitad. Por eso, en muchos establecimientos las reuniones son sólo con menú previo y el organizador se tiene que encargar de recaudar el dinero con antelación, para garantizar la asistencia de los inscritos y evitar las sorpresas de última hora.

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