El ex fiscal del caso cree que "habría que remover los cimientos de la Justicia para dar con el culpable"
Manuel Ocaña, que actualmente presta sus servicios como letrado en la capital granadina para la firma de abogados Lemat, fue en su día fiscal de este caso repleto de incógnitas. Conoce bien las actuaciones y comparte la opinión de los padres de que las cosas no se hicieron bien desde un principio. "Habría que remover los cimientos de la Justicia para dar con el culpable", señala.
En su opinión, en el caso de Javier Joyanes, que tenía 27 años y era informático, existen "sin lugar a dudas" cabos sueltos. Pero no solamente eso, sino que a su juicio hubo un error "de inicio" en la investigación del procedimiento "que pudo deberse a un fallo en cadena de los responsables de la investigación, que en su momento fue Policía Judicial de Guadix, e incluso del informe médico forense". Ocaña considera que llegó un momento "que por los datos que iban apareciendo y por la insistencia que ponían los padres en que aquello no podía haber sido una muerte no violenta se tenía que haber dado mucho más recorrido al caso". Asegura que estando destinado en el juzgado instructor recibió "instrucciones expresas" por parte de sus superiores de que se investigase el asunto a fondo, si bien ese afán investigador fue con el tiempo "desvaneciéndose". Para el ex fiscal, los posibles culpables están muy acotados. "En la escena de los hechos -agrega- solo aparecen un par de personas que pudieran tener relación, en concreto una, lo que pasa es que no se realizó la investigación que se tenía que haber hecho".
Cree que debieron ordenarse intervenciones telefónicas, así como "una mayor investigación personal de las circunstancias que el principal sospechoso podía haber tenido". Para Ocaña, Maximiano y Maribel "deben de perseverar, porque es un homenaje que le deben a su hijo".
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