Cuatro fossores mantienen la única institución dedicada al cuidado de cementerios

Trabajan en el camposanto de Guadix y, junto a los que operan en Logroño, son los últimos miembros vivos de este grupo de frailes

E. P. Granada

30 de octubre 2016 - 01:00

Cuatro frailes mantienen viva en Guadix la orden de los Hermanos Fossores de la Misericordia, la única institución religiosa en España dedicada al cuidado de los cementerios, donde "entierran a los muertos y rezan por los vivos y los difuntos". La orden fue fundada por Fray José María de Jesús Crucificado en 1953 en el cementerio de Guadix y en su época de esplendor tuvo sedes en los cementerios de Jerez de la Frontera, Huelva, Vitoria, Pamplona, Logroño y Mallorca, pero la expansión de estos camposantos unida al descenso de las vocaciones les fue "obligando a replegarse".

Así lo ha narrado Fray Hermenegildo García, uno de los cuatro frailes de Guadix que junto a los tres que operan en el cementerio de Logroño constituyen los últimos miembros vivos de esta institución encargada de realizar todas las labores propias de un cementerio. Desde abrir y cerrar las puertas cada día, a tareas de limpieza, arreglo de sepulturas, jardinería y custodia del camposanto, pero también asistencia y entierro de los fallecidos y acompañamiento a sus familiares, con los que, según reconocen, han llegado a entablar relaciones de amistad después de tantos años.

Los hermanos fossores siempre han tenido su casa en el propio cementerio, aunque en el caso de Guadix el fundador quiso que lo hicieran en una casa cueva "porque en aquellos tiempos eran las viviendas de las personas más pobres", por lo que se creó una en una ladera junto al camposanto que es donde aún siguen residiendo. La edad de estos hermanos ronda la de Fray Hermenegildo, que tiene 71 años, lo que hace probable que si no surgen nuevas vocaciones esta orden desaparezca con sus actuales miembros. Un extremo que, según reconocen, les "da pena", pero que dejan "en manos de Dios".

"Yo le digo al Señor, este negocio es tuyo, tú sabes lo que haces", relata risueño este fraile, quien matiza que sí surgen aspirantes a hermano fossor, pero pasado un tiempo "no perseveran", bien por la dureza de la tarea -que para él no es tal- o por la disciplina que exige su modo de vida. Definen su institución como laica, dado que no son sacerdotes, y a ellos mismos como "contemplativos activos", puesto que cuando no están atendiendo las necesidades del cementerio dedican su tiempo a rezar.

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