Agricultura

La fruta que alimenta al dragón se cultiva en la Costa Tropical de Granada

  • El sector de la agricultura granadino apuesta por la pitaya o pitihaya, un fruto originario de América del Sur conocido como "el fruto del dragón" que empieza a ser codiciado en el mercado europeo

Una pitaya de pulpa morada abierta por la mitad

Una pitaya de pulpa morada abierta por la mitad / G. H.

La agricultura granadina parece no tener límites, sobre todo en la constante búsqueda de nuevos cultivos y variedades para generar una mayor diversificación. En los últimos años, no han parado de surgir pruebas y experimentos con multitud de plantas exóticas, muchas de ellas ya consolidados en su fase comercial, como el aguacate, el mango o la guayaba, entre otras. Pero de las nuevas frutas que viven un 'boom', hay que destacar una: la pitaya o pitihaya.

Conocida como "la fruta del dragón", aunque algunos también la llaman "el nuevo chirimoyo", este es el fruto de un cactus perenne, de porte rastrero y abundante ramificación, del género Hylocereus y originario de América tropical, principalmente de América central y el Caribe.

En los últimos años se está imponiendo su cultivo en Granada, sobre todo en la zona de la Costa Tropical, ya que debido a las suaves temperaturas que se registran en esta comarca de la provincia se puede desarrollar sin problemas tanto su cultivo de forma ecológica como intensiva. Ya hay grandes cooperativas asentadas que se están interesando por este cultivo, sobre el que ya están incluso experimentando e investigando acerca de sus distintas variedades.

Salvador, un agricultor que cultiva subtropicales de manera ecológica en su finca 'Pura Vida', en Salobreña, ha querido dar un nuevo giro de tuerca a su producción y se ha aventurado al cultivo de esta nueva fruta, y se ha lanzado a reservar un hueco entre sus nísperos, aguacates, mangos y chirimoyos para la fruta del dragón.

Tal es el éxito que ha tenido esta fruta que, según ha contado a Granada Hoy, no ha tenido problema a la hora de importar esquejes y habilitarlos en su producción. "Actualmente, se venden en viveros, empiezan a traerlas empresas y no son difíciles de encontrar. Yo las importo de las Islas Canarias y las traigo allí, pero hay empresas especializadas en incluso montar la instalación que te ayudan en el proceso", ha asegurado.

Su aspecto tosco dista de su contenido, una fruta rica en agua que sacia Su aspecto tosco dista de su contenido, una fruta rica en agua que sacia

Su aspecto tosco dista de su contenido, una fruta rica en agua que sacia / G. H.

Hay cuatro variedades asentadas en el mercado de esta fruta: pitahaya roja de pulpa blanca, roja de pulpa roja, roja de pulpa púrpura, y amarilla de pulpa blanca. Aunque es difícil de encontrar en las fruterías locales, cada vez son más las grandes superficies que ofrecen a los consumidores esta exótica baya. Aunque aún se comercializa en pequeñas cantidades y a precios algo elevados.

Fácil de cultivar y con grandes beneficios

La pitaya se adapta muy bien a la sequía y a prácticamente todo tipo de suelos de la mitad sur peninsular, no necesitando necesariamente un clima exclusivamente tropical. Ha llegado a diferentes puntos de las provincias andaluzas de Sevilla, Málaga, Almería o Huelva, así como a la región de Murcia, donde, dado el éxito de las pruebas, ya hay agricultores que han iniciado su producción en fase comercial. Canarias ha sido la región pionera en el cultivo de la pitahaya y es donde más se cultiva de forma nacional.

"La pitahaya está triunfando, porque en temas de subtropicales es parecido al aguacate, que no requiere tanto esfuerzo a la hora de cultivarlo, aguanta un poco de frío y se está extendiendo. Ahora mismo se vende a unos 7 euros la unidad en España, pero la gran mayoría de la producción sale a Europa, sobre todo países del norte como Alemania o Bélgica", ha valorado el agricultor.

Esta fruta es rica en Vitamina C, también contiene vitaminas del grupo B como la B1 o tiamina, B3 o niacina y la B2 o riboflavina, minerales como calcio, fósforo, hierro, tiene alto contenido en agua y posee proteína vegetal y fibra soluble. Las semillas, que son comestibles, (al contrario que el chirimoyo) contienen ácidos grasos beneficiosos. Entre sus beneficios destaca que su consumo retrasa el envejecimiento celular, refuerza el sistema inmunológico, estimula la producción de glóbulos blancos, glóbulos rojos y plaquetas; puede prevenir la arterioesclerosis; ayuda a regular el tránsito intestinal y reduce el riesgo de padecer infartos o enfermedades como la gota.

Con esta larga lista de beneficios y propiedades, no es de extrañar que su cultivo se esté extendiendo cada vez más en Granada, y es que es una fruta muy demandada en el extranjero, que se paga muy bien al agricultor y que no es costosa de cultivar ni requiere de grandes atenciones para ofrecer un gran rendimiento.

Cultivo rentable para los agricultores

Según ha comentado Salvador, la pitihaya se cosecha una vez al año, y la temporada va desde finales de agosto y principios de septiembre hasta enero, aunque varía según la variedad. Al ser un cultivo que viene de América, se requiere una malla de sombreo que quite en torno a un 20% de la luminosidad que le llega al cactus, para que no le ataquen las plagas y no se queme con el sol.

Así es el 'fruto del dragón' recién recolectado de su planta Así es el 'fruto del dragón' recién recolectado de su planta

Así es el 'fruto del dragón' recién recolectado de su planta

Demanda muy poca agua, alrededor de dos litros a la semana, y crece muy rápido, lo que la ha convertido en toda una oportunidad para muchos agricultores. Según los últimos estudios, en dos años una plantación de pitaya ya ofrece fruto de calidad y que tiene salida al mercado, no solo como producto fresco, también para usos cosméticos o de la industria alimentaria.

"Para la polinización en América, esta planta necesita unos murciélagos que únicamente viven allí y que recolectan polen para hacer todo el proceso de polinización. Eso en España no se puede hacer porque los murciélagos de aquí son insectívoros, y no polinizadores, por lo que es un proceso que ha de hacerse manual. Por la noche se abre la flor, y el agricultor tiene que sacudirla hasta que el polen cae a un recipiente y luego manualmente se hace la labor de fecundación de la planta", ha relatado Salvador.

Pese a ese pequeño inconveniente, lo demás son todo ventajas, y él cree que se acabará imponiendo, tanto entre los agricultores como en el mercado. "Al igual que el chirimoyo se ponía hace 35 años, ahora llegan este tipo de plantas que son las que están predominando. Y en función de que no es costoso de mantener y da gran rentabilidad tanto en cultivo como a la hora de su venta, va a triunfar", ha concluido.

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