Las galerías de Ganivet recuperan el brillo
La céntrica vía ha asistido en los últimos meses a la apertura de un buen número de nuevos negocios
Estando a sólo unos metros de la Milla de Oro de Granada (el eje formado por Recogidas, Mesones y Reyes Católicos), la calle Ángel Ganivet siempre ha estado en desventaja. El hecho de estar rodeada de otras arterias principales y de contar con unas galerías que dan a los establecimientos de la zona poca visibilidad ha jugado en contra de una vía que, pese a todo, lucha por recuperar el brillo. Después de las obras de reforma, de ver cómo se echaban el cierre comercios históricos que llevaban décadas en la calle, Ángel Ganivet vuelve a ser un hervidero de actividad.
Y en eso tiene mucho que ver Miguel Ruiz, el empresario granadino gerente de La Castellana, negocio 'decano' en Ganivet. Hace tan solo unos meses, Ruiz inauguró, casi puerta con puerta a La Castellana, su segundo restaurante en la calle, el Tinta Fina. Y va camino de abrir un tercero, en la esquina de Ganivet con la calle Joaquín Sorolla. Después de 22 años trabajando en esta calle, Ruiz quiere convertirla en un referente de hostelería de calidad. "Esta calle, por su estética, no ha sido comercialmente buena", indica el empresario, que recuerda que las primeras marcas no quieren trasladarse hasta allí y que siempre ha estado ocupada por Correos, bancos y un hotel grande, que dejaban poca opción. Con todo, y a la vista está, el granadino apuesta fuerte por Ganivet. "Me he atrevido a abrir otros restaurante porque conozco la calle y me he hecho una clientela de muchos años", indica Ruiz, que asegura que "si lo que se hace es bueno y de calidad, toda la calle tendrá calidad".
En esa línea se manifiesta también Elena Ruiz, la propietaria de la tienda de moda Cotté Cotté. Lo que en algunos casos podría ser una desventaja, para su negocio, que abrió sus puertas en abril, es toda una ventaja. "Con el Meliá, hay mucho turismo y el hecho de que aquí estén Mont Blanc o Loewe es bueno", indica Elena, que asegura que tenía claro que quería estar en el centro porque era una condición indispensable para que las marcas altas de moda trabajaran con ella. Y Ganivet se ajustaba perfectamente a sus necesidades.
London Room lleva nueve meses haciéndose un hueco en la céntrica calle. Los propietarios, Álvaro Dávila e Inés Espinosa, aseguran que siempre pensaron que Ganivet era "la mejor calle" para su tipo de negocio, por la clase de clientes que pasean por sus galerías. Álvaro asegura que en los últimos tiempos Ganivet ha cambiado mucho, y no sólo por las obras de reforma. "Antes había cuatro tiendas muy caras, y ahora es más accesible". Con todo, los propietarios de London Room aseguran que los alquileres siguen siendo bastante caros. "Un local grande aquí es prohibitivo", indica Álvaro Dávila.
Manuel de Castro, vecino de la zona, es el responsable de la cafetería Sinfonía, que abrió sus puertas hace cinco meses. Aunque asegura que no pueden quejarse, insiste en que tras las obras "el flujo de personas es bastante menor" y que, aunque hay mucho paso de turistas, "a la hostelería no le beneficia". La idea de abrir una cafetería enfocada a desayunos surgió porque en Ganivet no había nada de un estilo similar, así que los dueños del Sinfonía vieron una buena oportunidad.
Pese a todo, aunque haya nuevos negocios que apuestan por la calle, en Ganivet se siguen viendo demasiados locales vacíos. Pero ahí, eso es cierto, no hay diferencia con la Milla de Oro, que también ha sufrido en los últimos años los estragos de la crisis.
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