Gran Parque, la urbanización de Granada que reúne a más de 1.500 vecinos en unas Olimpiadas Familiares

El objetivo principal es "inculcar los valores del deporte" y "fomentar la convivencia entre los vecinos"

Viaje a Portaventura, días de playa y Fiestas Populares: así será el verano en este pueblo de Granada

Los equipos durante la Olimpiadas Familiares de este año
Los equipos durante la Olimpiadas Familiares de este año / G. H.
Luz Arcos Sánchez

Granada, 07 de julio 2025 - 05:15

En muchas comunidades la vida entre vecinos transcurre entre saludos rápidos en el ascensor o puertas que se cierran sin cruzar ni una palabra. En la urbanización Gran Parque de Granada, eso no pasa. Aquí, los vecinos no solo se conocen. Hacen equipo, entrenan juntos y hasta compiten por una copa. Y no es una metáfora.

El pasado mes de junio se celebró la duodécima edición de las Olimpiadas Familiares de Gran Parque, un evento que nació en 2010, cuando el actual presidente honorífico del evento, Kiko Cerezuela, apostó por aprovechar las instalaciones de la urbanización inspirándose en las Olimpiadas de su pueblo María, en Almería.

El evento se celebró de forma ininterrumpida hasta 2019 y, tras el parón provocado por la pandemia, renació en 2023 con más fuerza que nunca. Este año, las ganas se notaban en el ambiente. No solo por el entusiasmo de los participantes, sino por la organización que comenzó a gestarse desde febrero y se intensificó a partir de Semana Santa. “La comunidad se siente, porque no solo se crean vínculos con gente nueva, sino que también se reactivan otros que se habían apagado con el tiempo", contaba Esperanza, mientras sus hijos, de 8 y 11 años, paseaban orgullosos con su colección de medallas al cuello.

Unión, deporte y espíritu olímpico

Las Olimpiadas de Gran Parque no son solo una serie de pruebas deportivas. Son un proyecto comunitario que une a generaciones enteras. Los equipos se forman mezclando bloques para evitar rivalidades y favorecer nuevos lazos entre los 1.500 residentes. “Cada año se cambian las alianzas para fomentar la convivencia”, explicó a este periódico el presidente de la edición, Eduardo Cubillo.

Y eso se notaba. Había ropa de colores, gritos de ánimo y orgullo de pertenencia. “Todos están con la camiseta porque es obligatorio participar con la prenda olímpica de su equipo. Tienen su color, su grupo, y eso crea un sentimiento. Al final se meten en la competición y dicen: ¡Oye, que podemos ganar!’”, añadía el presidente de la mancomunidad, Adrián Navarrete, que también estuvo implicado en la organización.

Eso sí, como en cualquier competición “siempre hay piques, pero lo que pasa en el campo, se queda en el campo”, afirmaban los residentes Lisardo y José Ignacio. Han participado desde el primer año y tienen claro que "es una oportunidad de conocer a todos los vecinos y el compañerismo que hay da lugar a muy buenas amistades". Cuando se les pregunta por los más pequeños, no dudan. "Es perfecto. Todos los valores del deporte, ellos los tienen. Y además no tienen ese punto picajoso. Están jugando, juegan y ya está”, aseguraban.

"Como las fiestas de un pueblo"

Lo que podría parecer una competición informal de verano se ha convertido en una cita anual esperada con ilusión por grandes y pequeños. "Mira a todos los críos aquí disfrutando, es entrañable y familiar. Cuesta mucho hacerla, pero las penas se olvidan muy rápido. Al año siguiente se tienen más ganas, o sea que algo especial tendrá", enfatizaban Luis y Elena, dos vecinos veteranos en la urbanización. Niñas como Inma, de 12 años, participaban en pádel, tenis, fútbol, relevos o hasta natación. “Antes de un partido todo el equipo se reúne, practicamos y decidimos las posiciones. También hay una preparación y eso crea conexión con tu bloque y con el resto", afirmaba la pequeña.

Porque sí, hay medallas para cada disciplina, pero sobre todo hay algo más importante. Una copa al mejor equipo, y lo que significa ganarla con tus vecinos al lado. “Es como las fiestas de un pueblo, con muchísimas actividades, pero sobre todo se basa en el deporte”, explicaba Navarrete. Y es que no solo hay pruebas deportivas puntuables. Durante la semana de competición se ofertan actividades para todos los públicos, como aquagym, gimnasia en la calle, atracciones en la piscina o la tradicional paella comunitaria.

Este año, la mascota olímpica ha sido dibujada por Alicia, una de las vecinas más pequeñas, en un gesto que demuestra la implicación de toda la comunidad. Además, el evento ha contado con el patrocinio de empresas locales dirigidas por los propios vecinos, reforzando aún más el sentimiento de que esto es algo hecho “por y para” Gran Parque.

Un cierre con broche de oro: Nico Molina entrega las medallas

El encargado de repartir las medallas fue el deportista granadino Nico Molina, recientemente proclamado campeón de España absoluto de vertical de Esquí en Sierra Nevada. “Lo que se ha visto aquí es una muestra del compañerismo, del trabajo en equipo y de los valores que yo veo en las competiciones. Hasta pediría que gente que no viviera aquí pudiera participar en estos juegos, ¡porque lo que me ha dado envidia es no estar jugando aquí con vosotros!”, bromeaba con los concursantes.

Tras la entrega de trofeos y aplausos finales, continuó la misma naturalidad que había impregnado toda la semana. Todos colaboraban, como si fuera parte del juego, "para que mañana lunes parezca que aquí no ha pasado nada". Porque sí, se clausuran las Olimpiadas, pero se inauguran las vacaciones. Al menos para muchos.

Y cuando el sol caía sobre la urbanización y se cerraba oficialmente la edición, aún quedaban niños corriendo en la pista, saltando en la piscina, jugando como si la competición no hubiera terminado. Solo que esta vez, las camisetas ya no iban por equipos. Los colores se mezclaban. Como los bloques. Como las edades. Como las historias. Y así, Gran Parque volvía a lo de siempre. Una urbanización tranquila, con vecinos que ya no son desconocidos. Porque no se trata solo de ganar, se trata de vivir juntos.

stats