Procesión Magna

Granada ofrece un multitudinario testimonio de fe con miles de personas en la calle

Imagen de la Gran Vía de Granada durante el paso de dos imágenes

Imagen de la Gran Vía de Granada durante el paso de dos imágenes / FERMÍN RODRÍGUEZ / PHOTOGRAPHERSSPORTS

Granada vivió este sábado, en términos culturales y religiosos, un verdadero acontecimiento histórico. Con perspectiva, una década después de la Magna Mariana y catorce desde la celebración de la 'Passio Granatensis', la ciudad pudo dar una dimensión rotunda y esférica de su Semana Santa: con 22 pasos en la calle, una intachable labor por parte de las cofradías así como un incontestable poder de convocatoria que atrajo a decenas de miles de persona de toda Andalucía, y aun de España, dispuesta a disfrutar de esta procesión extraordinaria - La Pasión según Granada para la nueva evangelización - convocada con motivo del XXXIV Encuentro Nacional de Hermandades y Cofradías. 

Y todo ello a pesar de la amenaza de lluvia que, en un principio, azotó y sobrevoló la ciudad. Tanto es así que las leves precipitaciones que sacudieron Granada durante las primeras horas de la tarde, obligó a retrasar treinta minutos la salida de los pasos. A partir de aquí, y en términos generales, la jornada transcurrió según lo previsto; con la expectación y la emoción del público a flor de piel, embebida en el ambiente que regaló Granada hasta ya entrada la madrugada del domingo. 

La primera de las cofradías en ponerse en la calle fue la Hermandad de la Entrada en Jerusalén, que fue recibida en la Plaza de las Pasiegas con una atronadora ovación por parte del público allí congregado. Lo hizo tras la Banda de los Estudiantes que inauguró esta procesión extraordinaria con las partituras de López Carreño Passio Granatensis.

Imagen del paso de una imagen por Reyes Católicos Imagen del paso de una imagen por Reyes Católicos

Imagen del paso de una imagen por Reyes Católicos / JESÚS JIMÉNEZ / PHOTOGRAPHERSSPORTS

Imagen, por momentos, de Domingo de Ramos pero que dio paso a una ecuación mucho más vibrante y compleja: tras el Señor de San Andrés se sucedieron las diferentes escenas de la Pasión que representan cada una de las andas procesionales que salieron a la calle, desde el cenáculo de Cristo con el colegio apostólico a la Resurrección de Cristo, junto a los romanos dormidos a los pie del sepulcro. Una síntesis casi perfecta de lo que es y representa la Semana Santa según Granada.

El recorrido oficial, e incluso a pesar del ancho de las aceras, quedó diminuto; dejando a lo largo de la calzada instantáneas irrepetibles: las revirás, sin solución de continuidad, de un paso detrás de otro ante el monumento de Benlliure, en la Plaza de Isabel la Católica; la luz inundando las doradas canastillas cuando, frente por frente, el sol recibió a las cofradías en su transcurrir por Reyes Católicos; o las cofradías dispersándose, hacia la Carrera de la Virgen o hacia Puente de Castañeda, llenando de sabor cofrade el asfalto granadino. Todo ello, sin contar, esas estampas clásicas para el cofrade granadino, que pudieron vivirse y sentirse no en la flor de la primavera sino en mitad de un plácido otoño.

Emoción a raudales ya en las sillas y tribunas ya a pie de acera. De Sanlúcar de Barrameda, en Cádiz, a Berja, en Almería. De Almuñécar a Calahorra, en La Rioja, pasando por la pucelana Medina de Rioseco. Los cofrades de toda España hablaron este sábado en el lenguaje universal del arte según el acento de la mejor escuela de escultura de la tierra: Rojas, Mena, Mora, Risueño, Sánchez Mesa, Espinosa Cuadros... 

Las grandes estampas de la jornada

Con banda de música en la cabecera, el Señor de la Borriquilla entró en Reyes Católicos a los sones de Esperanza de Triana coronada. Inédita estampa como la de ver al paso de misterio, con su alta y cimbreante palmera, llevando el izquierdo por delante con las cornetas y tambores de la Banda de la Sentencia (Sevilla). Hizo gentes el paso de misterio, como también la Hermandad de la Lanzada, que anduvo arropada toda la noche, embebiéndose de la perfecta armonía que compusieron el Moreno del Zaidín junto a los músicos trianeros de las Tres Caídas. 

La Plaza de las Pasiegas fue el escenario de la salia de la Magna de Granada La Plaza de las Pasiegas fue el escenario de la salia de la Magna de Granada

La Plaza de las Pasiegas fue el escenario de la salia de la Magna de Granada / FERMÍN RODRÍGUEZ / PHOTOGRAPHERSSPORTS

Pasiones levantó el paso de palio de la Virgen del Sacromonte que con sus desbordantes esquinas de flor, abierto compás bajo la trabajadera y un alegre repertorio supo cautivar con su innegociable personalidad. Y en una Semana Santa llena de contrapuntos, no pudo faltar el silencio y solemnidad que imprime el cortejo de la Hermandad de Jesús Despojado, haciendo sonar su muñidor tras Los Gitanos, guardando siempre su ineluctable rigor. La mejor guarnición para este plato de alta cocina fue, sin duda, su banda acompañando al Señor del Fígares de nuevo hasta su casa. 

El cierre de la procesión magna, con el paso de misterio de la Resurrección del Señor, fue sin duda otra estampa para el recuerdo; procesionando de noche, como hiciera en otro tiempo, y al son de la agrupación del Señor de la Salud (Sevilla). Estampa de barrio, de alegría pascual, camino de Los Vergeles que tenía lugar mientras, en el silencio monacal de San Jerónimo, la gran dama del Viernes Santo, la Virgen de la Soledad, hacía su presencia bajo la mística música de una formación coral. 

Rey de reyes, señor de señores

Una imagen llega a Puerta Real, donde encara la última parte del la Carrera Oficial Una imagen llega a Puerta Real, donde encara la última parte del la Carrera Oficial

Una imagen llega a Puerta Real, donde encara la última parte del la Carrera Oficial / FERMÍN RODRÍGUEZ / PHOTOGRAPHERSSPORTS

La tarde del sábado fue una oportunidad para descubrir la grandeza de las imágenes cristológicas que reivindicaron esa referencia apocalíptica del rey de reyes. Y solo hubo que esperar a que llegara la divina espalda del Señor de la Paciencia. Tras él llegaron algunas de esas tallas devocionales históricas de nuestra ciudad, como el Señor de la Sentencia, con su resignación humilde y paciente, que transcurrió a los sones de los músicos de La Elevación; la gloria trinitaria del Señor del Rescate, que se presentó con sus mejores galas, con túnica persa y su ineludible topacio anudando el cíngulo sobre el cuello; o la dulce ternura que despide el Señor de la Meditación, aguardando la inevitable crucifixión camino de San Justo y Pastor. 

Con carácter e identidad propias, destacó también la presencia de esos nuevos iconos de la devoción contemporánea, de la nueva Semana Santa, como Jesús de Pasión que, sobre un calvario de clavel sangre de toro, fueron capaces de asombrar, empaque y tronío, de vuelta a su barrio, con los sones de su banda y un haz de luz envolviendo la canastilla. 

La gran noche cofrade del Realejo

Cuando Antonio González pronunció aquel célebre pregón en el que glosaba todo aquello que era y representaba el Realejo, no sabemos si alcanzaría a soñar una jornada como esta, en la que todas sus cofradías, echadas simultáneamente a la calle, procesionaron reevangelizando la ciudad. La Santa Cena anduvo regia camino de Santo Domingo, junto a los músicos de su banda; mientras, los hermanos de El Huerto buscaban el monasterio comendador a los sones de Coronación y Espinas (Córdoba). Majestuoso, como siempre, se presentó el imperial eccehomo de la Paciencia, esta vez sobre un calvario de clavel morado. 

Un policía local acerca a una niña para que toque uno de los pasos de la Magna Un policía local acerca a una niña para que toque uno de los pasos de la Magna

Un policía local acerca a una niña para que toque uno de los pasos de la Magna / JESÚS JIMÉNEZ / PHOTOGRAPHERSSPORTS

Tan humilde como grande irrumpió en su barrio el Señor de la Cañilla, con la magia de cada Martes Santo, junto a su banda y su gente. Y no faltaron a la cita el valiente andar del Señor de las Tres Caídas que, con túnica nueva, volvió a levantar pasiones del gran público con una plaza de Santo Domingo hasta la bandera, como si de un Miércoles Santo se tratara. Estampa clásica como la que también revistió el Señor de los Favores, espigado sobre su calvario de clavel, andando a los sones de Pasión de Linares por el Campo del Príncipe.  

La magia de una noche de palios

Decía Juan Pablo II que "a Jesús, por María". De ahí que, en una tierra mariana como Granada, no faltara la presencia de las grandes dolorosas de nuestra Semana Santa.

El público esperó pacientemente a que cesara la lluvia y salieran las imágenes El público esperó pacientemente a que cesara la lluvia y salieran las imágenes

El público esperó pacientemente a que cesara la lluvia y salieran las imágenes / JESÚS JIMÉNEZ / PHOTOGRAPHERSSPORTS

Junto a la Virgen de la Soledad, cuatro palios fueron los encargados de poner la nota mariológica a este magno acontecimiento: la Virgen del Sacromonte, con su particular palio de cobre; la Virgen de los Dolores, con singular color salmón y su personal forma de andar, impresa por el maestro Antonio Rodríguez; la gran devoción albaicinera que es la Virgen de la Aurora, eclipsando al respetable bajo su palio blanco; y la madre y señora de Santa Ana, la virgen coronada de La Esperanza

Estos pasos fueron los encargados de poner música al recorrido oficial y también de atraer en el eje de Plaza Nueva, cuando la jornada tocaba a su fin, el acento y sabor más cofrades. Chorreada la cera y con las bambalinas a compás, no faltaron las bullas ante los palios en el corazón del Albaicín. Toda una semana santa encerrada en el mes de octubre. 

Puente y aparte...

El Zaidín tiene identidad y personalidad propias. La Semana Santa de Granada siempre late más allá del puente romano. Allí fue donde descansó, como si de un Viernes de Parasceve se tratara, el Cristo de la Expiración después de deslumbrar con su esbelta figura elevada flanqueada por los cuatro grandes guardabrisas de Guzmán Bejarano. 

Una de las procesiones se abre paso entre la multitud de noche Una de las procesiones se abre paso entre la multitud de noche

Una de las procesiones se abre paso entre la multitud de noche / JESÚS JIMÉNEZ / PHOTOGRAPHERSSPORTS

No le fue a la zaga el Señor del Trabajo que, arropado de su gente, volvió a demostrar lo fuerte que late el corazón de la calle Polinario, en una estampa única e irrepetible, ver bajo un mismo paso al caído de Espinosa Alfambra y la Virgen de la Luz

Desde el punto más lejano de la Catedral vino el Cristo de los Salesianos el pasado jueves. Y hasta María Auxiliadora volvió el marfileño crucificado de Antonio Díaz. Emulando los orígenes de la cofradía, llegó hasta su templo la hermandad con agrupación musical: añeja estampa para acompañar la barnizada rocalla de este crucificado de cruz plana. 

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