Los granadinos que fabrican olas
Dos empresarios inventan un generador de olas para los amantes del surf, un deporte que depende de la meteorología para practicarse · Se trata de una idea pionera en la capital y en la Península
Después de cinco años de duro y costoso trabajo, dos granadinos con una empresa pequeña de pintura y ebanistería, David Marcos y Salvador García han conseguido terminar un proyecto realizado con paciencia e ilusión.
Se trata de un generador de olas artificiales capaz de satisfacer hasta al surfista más exigente. Puede hacer desde pequeñas ondas en piscinas hasta olas gigantescas de tubo perfecto de hasta once segundos, dependiendo de las dimensiones y la base de la piscina o embalse.
Todo comenzó cuando hace unos años estos dos socios y amigos miraban por internet la calidad y dimensiones de las olas australianas. Pensaron en la dificultad que supone viajar a la playa adecuada y acertar con la climatología para practicar este deporte. Así que, en su tiempo libre y como afición, dedicaron sus ideas y esfuerzos a cubrir esta necesidad de los deportistas acuáticos que buscan un mar revuelto.
La maquinaria solo ocupa un 1% del espacio de la piscina y sobresale un metro aproximadamente por encima del nivel del agua. Se puede instalar en la zona desde la que se desea lanzar la ola de forma totalmente limpia y rápida. Éstas pueden alcanzar hasta los dos metros en una superficie de 1.600 metros cuadrados, su continuidad, en tamaño máximo, es de 60 segundos, pudiendo disgregarse en olas más pequeñas y continuas. En cuanto al consumo energético del aparato diseñado por estos dos granadinos, es viable para la calidad y la producción de la ola.
Para una subida de dos metros de altura con 40 metros de línea y una secuencia de ola cada 60 segundos, se necesitan 75.000W/h. Se trata de un proyecto ideado para la comercialización en grandes superficies, pero también puede instalarse, de forma fácil y económica, en piscinas particulares de titularidad privada y de tamaño común.
Sus dos creadores garantizan la credibilidad y seguridad del sistema que han diseñado, al igual que la completa satisfacción del amante del surf que no puede desplazarse hasta la playa y recurra a sus servicios para poder disfrutar de unas olas casi en la puerta de su casa. "La construcción de nuestro generador ha sido minuciosamente probado con ensayos a diferentes escalas, con el fin de ver el comportamiento y la resistencia de la máquina. Los resultados han sido totalmente fiables", afirmó David. El proyecto se adapta a las necesidades de cada usuario, desde surfistas que podrían calificarse como expertos hasta los señalados como principiantes.
Un dato que cabe destacar, según uno de los creadores, es que el generador siempre hace olas, independientemente de cómo sean las dimensiones de la piscina en la que lo se encuentra instalado. Sin embargo, cuanto más pronunciada sea la curva del vaso de la piscina, mayores serán las subidas y bajadas que experimente el agua. "En el ensayo a escala real, el empuje de la ola es completamente satisfactorio, permitiendo al usuario practicar en una ola contundente, enérgica, con unas tablas de surf que se encuentran fácilmente en el mercado", aclaró David Marcos.
Se trata de una idea innovadora y pionera en Granada, ya que estos dos emprendedores aseguran que solo hay otro mecanismo generador de olas en la península, que se encuentra en el País Vasco, aunque más aparatoso y costoso.
Según David Marcos y Salvador García, las olas que produce el invento ubicado en el Norte del territorio español son de mala calidad en cuanto al nivel de succión. "Otros sistemas como el situado en la piscina de olas del parque granadino Aquaola son mucho más costosos y no tiene nada que ver con este aparato, que está pensado para la práctica profesional de deportes como el surf o el bodyboard" explica David Marcos.
A pesar de no estar registrado aún por los altos costes que se requieren para la tramitación del papeleo en la oficina de patentes, estos inusuales empresarios granadinos tienen como objetivo difundir su idea por todo el territorio posible y construir la máquina en cualquier parte del mundo, incluso se han puesto en contacto con la Cámara de Comercio de Uruguay .
Esta es su máxima aspiración después de cinco años de duro trabajo, esfuerzos e inversiones. "A veces nos pasábamos tres días trabajando y gastando dinero y luego veíamos que los resultados eran catastróficos, pero cuando todo salía según lo esperado la satisfacción resultaba ser mucho más gratificante y enriquecedora" dice David con la voz llena de emoción.
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