Una grúa con dos obreros se precipita sobre el Ayuntamiento

Los cascotes de cornisa que se podían observar en el suelo desde la plaza del Carmen tras el percance no eran muchos. El hueco que dejó el choque en el tejado del edificio del Ayuntamiento tampoco era de gran importancia, sin embargo el susto fue mayúsculo. Los propios viandantes y turistas paseaban completamente ajenos al imprevisto que había sucedido unos minutos antes en una bocacalle cercana. No obstante, el mal trago podía intuirse en la rapidez con la que los agentes de la Policía Local explicaban lo ocurrido, pero sobre todo se hacía patente en las caras, pálidas por el sobresalto, de los dos trabajadores que de una manera repentina se vieron envueltos en el suceso.

Los dos operarios se encontraban ayer al mediodía trabajando por encima de la cornisa del Ayuntamiento (realizando tareas de reparación y limpieza del tejado del edificio municipal) "y al girar a la izquierda para bajarnos de la grúa ésta tuvo un fallo hidráulico y descendió bruscamente", golpeando con tal violencia el remate superior de la Casa Consistorial "que el brazo flexible se dobló y a punto estuvimos de caer al suelo", relató uno de los trabajadores.

Sus palabras corroboran la visión que desde la plaza del Carmen ofrecía la cornisa del Ayuntamiento. A pesar de que el brazo de la grúa se encontraba cerca del tejado, la fuerza de la colisión provocó que la chapa metálica, de un grosor considerable y revestida de cemento, quedase hecha trizas por el centro del impacto y claramente doblada por los laterales.

La avería de la máquina ni siquiera permitía el funcionamiento de la parada de urgencia. "Nada más comenzar a caer la grúa pulsamos el botón de emergencia", con el miedo todavía en el cuerpo y algo desconcertados, los dos obreros intentaron descender pero comprobaron que los mandos del aparato ya no respondían.

Desde una altura aproximada de seis metros, los dos damnificados tuvieron que esperar pacientemente durante más de 20 minutos a que otra grúa hidráulica acudiera en su auxilio. Cuando ésta llegó, los dos peones pudieron poner los pies en tierra estable y respirar con algo de tranquilidad tras un inesperado incidente que seguro no pensaban que fuese a suceder, pero que podía haber sido mucho peor. "Bueno, no ha sucedido nada, pero cuando estás ahí arriba y ves que el brazo se va hacía un lado desde esa altura... se pasa muy mal".

Afortunadamente todo se quedó en susto, pero el temor por lo acontecido todavía podía verse reflejado en las caras de los dos trabajadores mientras le explicaban a los agentes de la Policía Local el hecho que instantes antes se había producido.