ayer y hoy

Los héroes de Granada no están de moda

  • Puede que un día tiren el busto del Gran Capitán, derriben el monumento a Isabel la Católica y Colón y saquen de su tumba a Hernán Pérez del Pulgar, “el héroe de las hazañas”

Portada de la Catedral de Granada.

Portada de la Catedral de Granada. / J.L.D.

A muy pocos se les ocurre analizar la Historia pasada con la mentalidad del siglo actual. El contexto histórico es fundamental para estudiar objetivamente un hecho del pasado. Las hazañas que en la Guerra de Granada protagonizó por ejemplo Hernán Pérez del Pulgar y que tanto fueron ponderadas en su época, hasta el punto de ser por ello enterrado como privilegio en la granadina iglesia del Sagrario cerca de la tumba de los Reyes Católicos, serían hoy muy criticadas por algunos; y milagro sea que a alguien no le dé por sacarlo de la tumba y arrojarlo al Darro, a pesar de haber pasado a la Historia como “el héroe de las hazañas”. Era héroe, es verdad, pero para el mundo cristiano que a finales del siglo XV luchaba en la Guerra de Granada contra el Islam.

Frente al grito Allahu-Akbar que proclamaba la grandeza de Allah para los musulmanes granadinos en guerra contra los cristianos, a Hernán Pérez del Pulgar se le ocurrió el atrevimiento de adentrarse por el río Darro, llegar hasta las puertas de la Mezquita Mayor y colocar allí la cartela con el Ave María. Letrero que antes un moro granadino había colgado en la cola de un caballo para llevarlo arrastrando en plan de cachondeo. La venganza de don Hernán fue terrible.

Hernán Pérez del Pulgar y su escudo. Hernán Pérez del Pulgar y su escudo.

Hernán Pérez del Pulgar y su escudo.

Utilizamos como fuente, entre otras, la obra del ilustre granadino, Francisco Martínez de la Rosa (1834) que estudió los archivos de la Casa de los Pulgares que le proporcionó el Marqués del Salar descendiente de don Hernán. La villa del Salar fue tomada por el héroe a pesar de haber sido recibido a pedradas, una de las cuales por poco lo mata. Luego fueron nombrados sus descendientes Marqueses del Salar.

Fue el lema de los Pulgar “quebrar y no doblar”, refiriéndose al dedo pulgar. Ya se había distinguido como valiente caballero en la toma de Alhama junto al Conde de Tendilla. Igualmente hizo huir a docenas de granadinos en otras correrías; en una de la cuales apresó a un moro que, tras salvarlo de ahogarse en el Genil, acabó siendo su escudero cristianizado con el nombre de Pedro del Pulgar. Muchas fueron sus hazañas (Málaga, Guadix, Baza, Salobreña (1487-1490), Mondújar 1499…), aunque la más conocida por arriesgada fue la que protagonizó con unos compañeros, entre los que iba su servidor el moro Pedro que conocía bien Granada. Subiendo por el Genil, luego por el Darro, llegando al Corral del Carbón por el puente de las tenerías hasta los tintes (hoy calle del Tinte) y de allí hasta las puertas de la Mezquita Mayor (hoy Sagrario-Catedral), clavó el citado cartel con la leyenda Ave María. Arriesgada aventura a la que puso aún más atrevimiento cuando incendió la Alcaicería en un acto que hoy, sacado de contexto, sería calificado de puro terrorismo; una especie de kale borroca del siglo XV. Así lo narra el cronista “(1490) Hernán Pérez del Pulgar con quince hidalgos… clavó el Ave María en latín con letras azules en pergamino dorado, con cintas de seda rojas y verdes…”. Colores, por cierto, de la bandera de Granada.

Capilla de Hernán Pérez del Pulgar. Capilla de Hernán Pérez del Pulgar.

Capilla de Hernán Pérez del Pulgar.

La Casa nobiliaria del héroe de las hazañas ostenta desde entonces escudo de armas concedido por los Reyes Católicos en 1498 con once castillos, un león coronado, el pendón con el Ave María y la leyenda “tal debe el hombre ser, como quiere parecer”. El lema evangélico Ave María (Lucas 1, 28) hizo fortuna. Aparece en el escudo de los Mendoza (Conde de Tendilla). La catedral está dedicada a la advocación de María y así reza en el tarjetón de su portada. Al Triunfo del Ave María se refiere la obra que el 2 de enero representaba las aventuras de Garcilaso de la Vega y el moro Tarfe. Tal vez fue el lema que inspiró al Padre Manjón para su magna obra.

Estatuas derribadas y decapitadas. Estatuas derribadas y decapitadas.

Estatuas derribadas y decapitadas.

Como no están de moda los héroes pasados y ya no sabemos ni quien es Aquiles, idolatremos a esos fantoches de la tele que hoy se cuentan por miles.

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