"Sin nuestro hijo no vivimos"
Una pareja de Benalúa de Guadix lleva más de una década luchando para recuperar a su primogénito, que fue declarado en desamparo por la Junta
"Estamos hundidos; sin él no vivimos". Cuando hablan de su pequeño -hoy ya un adolescente de quince años- a Francisco Heredia le invaden sentimientos de impotencia, rabia y dolor. A su mujer, Custodia Fernández, con la que ha tenido otros dos hijos más que viven con ellos y que llevan una vida "absolutamente normal", se le humedecen los ojos y se le entrecorta la voz. Los dos claman una Justicia que parece que nunca va a hacerse efectiva, pese a contar con resoluciones a su favor en primera y en segunda instancia, tal y como confirmó a este diario su despacho de abogados.
Al matrimonio, que actualmente reside en Benalúa de Guadix, la Junta le retiró la guarda y custodia del crío cuando sólo tenía dos años, en 2001. Francisco y su esposa habían encontrado trabajo fuera de Granada y decidieron buscar una guardería donde dejar al menor mientras se ganaban el pan. Finalmente lo llevaron a un centro de la Junta, como solución provisional. Actuaron pensando que era una buena opción, sin imaginar que el niño iba a ser declarado en desamparo.
La declaración de desamparo se basó en que la familia del crío tenía "un bajo nivel cultural, inadecuados hábitos alimenticios e higiénicos, inestabilidad de ingresos económicos, inestabilidad laboral y una vivienda con equipamiento y estado higiénico inadecuados", según consta en la documentación del caso a la que ha tenido acceso este diario. También se basó en "la situación sanitaria y alimentaria" del crío, así como en unos supuestos malos tratos y abusos sexuales que, como resalta Francisco, "jamás se produjeron". Por lo visto el crío tenía unos "moratones en la zona lumbar" y ello alertó a los responsables del centro, pero se concluyó más tarde que esas lesiones estaban relacionadas "con unos problemas congénitos".
El expediente resultó ser imparable. La pareja logró un régimen de visitas que duró "unos tres años", quedando luego sin efecto. Comenzó entonces una lucha en los tribunales que, a día de hoy, sigue sin el desenlace que tanto ansían: tener a su primogénito en casa. Con ellos y con sus hermanos, que tienen 6 y 10 años.
En la actualidad desconocen dónde está su hijo. Saben que "le han cambiado el nombre", pero ignoran el lugar donde está residiendo. "Nos dijeron que está con una familia en preadopción, pero desde 2008 no lo hemos vuelto a ver", señalan.
Fue en ese año cuando lograron encontrarse con él por última vez. Al menos, según cuentan, hubo 20 personas presenciando el momento, entre trabajadores de los Servicios Sociales, psicólogos y otros especialistas. Se trataba de un reencuentro que podía impactar de forma importante en el menor, que en esas fechas tenía 8 ó 9 años, y afectar a su desarrollo. Por eso había tantos espectadores. "El niño dijo que yo no era su padre al principio, pero luego dijo que sí quería que lo siguiera viendo y se tiró hacia nosotros y nos abrazó", asegura Francisco.
"No entendemos por qué teniendo las sentencias a nuestro favor la Junta nos está haciendo tanto daño", agrega con enojo el hombre, que no piensa darse por vencido. Custodia tampoco pierde la esperanza de que el crío algún día regrese a su casa.
En 2012 decidieron incluso acudir hasta el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), ante el que presentaron un recurso de vulneración de derechos humanos para que se ejecutase la última sentencia que les dio la razón, dictada el 23 de noviembre de 2007 por la Audiencia de Granada, y se ordenase el regreso del niño a su hogar. En ese recurso, también pidieron que fuera revocado un auto posterior que determinó que era imposible ejecutar la referida sentencia.
Francisco y Custodia están actualmente buscando trabajo. Han sido temporeros y han tenido otras ocupaciones que les han permitido sacar adelante a su familia y continuar con la batalla legal para recuperar al menor. Llevan de hecho gastada una fortuna. "Nos han mareado y nos han puesto en lo imposible para que no podamos estremecernos", dicen apesadumbrados.
A lo largo de su tenaz lucha, el matrimonio ha seguido todas las pautas que les han ido marcando los profesionales, y han acudido a las más altas instancias para recabar apoyo. Buscaron el amparo del Defensor del Pueblo y llegaron a pedir audiencia con el Rey. Su majestad no les llegó a recibir en persona pero aseguran que la Casa Real contestó a su misiva.
"Lo dejamos en aquel centro de monjas para quince días y nos quitaron la guarda y custodia; ha sido un robo en toda regla", sentencia Francisco. "Han jugado con nuestros sentimientos y han roto una familia", añade entre sollozos Custodia. Quieren que todo el mundo lo sepa. Quieren a su hijo.
Este diario contactó con la Junta para recabar su versión. Las fuentes consultadas recordaron que "siempre se actúa en pro del menor y primando sus intereses", y remitieron a los padres al Servicio de Protección de Menores si desean "información actualizada". Asimismo, destacaron que en esta materia hay que proteger en todo momento la identidad del menor.
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