"El hospital es un símbolo de salud y fumar en las cercanías distorsiona ese principio"

La neumóloga Alicia Conde ofrece su opinión sobre las nuevas medidas restrictivas que incluirá la futura ley antitabaco, que quiere prohibir fumar en los alrededores de los centros sanitarios

Alicia Conde, neumóloga del Hospital Clínico San Cecilio.
Alicia Conde, neumóloga del Hospital Clínico San Cecilio.
S. V. / Granada

17 de noviembre 2010 - 01:00

-La nueva ley antitabaco incluirá cambios fundamentales como la prohibición de fumar en los alrededores de los hospitales aunque, por contra, sí lo permitirá en las zonas al aire libre de los campus universitarios.

-Eso tiene un matiz, porque sólo se permitirá en los campus destinados a alumnos mayores de edad.

-Como especialista, supongo que verá muy positivas todas las medidas restrictivas.

-Estoy totalmente a favor de la ley, de que no se fume en los alrededores de los hospitales, en nuestro caso por ejemplo en el jardín, porque entiendo que el hospital es un símbolo de promoción de la salud, de prevención y de tratamiento de la enfermedad. Si encuentras a profesionales, pacientes y familiares fumando en las cercanías se distorsiona ese principio básico. En cualquier caso, el problema está en que la ley se entiende como una ley prohibitiva, reguladora exclusivamente de los espacios en los que no se fuma, y es mucho más que todo eso. Comprende estrategias de prevención importantísimas como el etiquetado de los paquetes, limitación de venta, regulación de la publicidad y además articula la oferta de ayuda al paciente fumador.

-Prohibir fumar en los alrededores del hospital, ¿podrá afectar al nivel de estrés de pacientes y familiares fumadores?

-Hay que destacar dos aspectos: el tabaco nunca es la solución a un problema de salud, muchas veces es la causa; y tampoco es la respuesta para los familiares estresados porque tiene un efecto principalmente estimulante, no sedante. Respecto al paciente ingresado, la hospitalización es un momento idóneo para iniciar la deshabituación. El paciente está especialmente motivado porque tiene un problema de salud y este hospital tiene articulada la intervención en los pacientes y el tratamiento antitabaco. Dentro de su tratamiento de hospitalización se les puede poner, si lo desean, un tratamiento farmacológico antitabaco que mitigue el síndrome de abstinencia. Está demostrado que la evolución del paciente hospitalizado es mejor si este no fuma. Incluso se aconseja en ingresos programados que el paciente intente dejar de fumar antes.

-¿Piden muchos esta terapia de deshabituación durante el ingreso?

-Nosotros se lo ofertamos y hay pacientes que aceptan; en estos casos se pauta el tratamiento más indicado después de la valoración. Dado que debe ser mantenido entre 9 y 12 semanas, que es lo que dura el síndrome de abstinencia, se programan además revisiones que pueden ser llevadas a cabo en Atención Primaria o en nuestra consulta si precisa de una revisión neumológica. Hay otros pacientes que lo rechazan confiando en su motivación.

-Aunque diga que la ley no es solo prohibitiva, este aspecto es el que llega a la población. ¿Así habrá más gente que decida dejarlo?

-No me cabe la menor duda por las características de la propia ley y nuestra experiencia personal lo avala. Hay muchos pacientes que vienen a la consulta y nos comentan las motivaciones para dejar de fumar y muchas están reforzadas por no poder fumar en lugares de trabajo o de ocio. Yo pienso que sí tiene un efecto positivo sobre la reducción de fumadores, del consumo y de la población que se introduce en el tabaquismo.

-¿Se puede hacer más?

-Siempre se puede hacer más. De todas maneras hay que ver las cosas positivas que se están haciendo. Se está haciendo una prevención en todos los niveles: primaria, intentando evitar el número de jóvenes que empiezan a fumar, secundaria en cuanto a que el tabaquismo es considerado una enfermedad que es prevenible, diagnosticable y tratable y cada vez los profesionales de la salud son más sensibles para diagnosticar y tratar adecuadamente y terciaria en cuanto a la actuación sobre todas las consecuencias del tabaquismo.

-Lo fundamental también es la protección del fumador pasivo.

-Ese es uno de los puntos fuertes de la ley, la protección del fumador pasivo, que ahora se llama involuntario. Ya con la ley de 2005 se estudió el impacto que produjo y se ha visto que ha protegido al fumador involuntario sobre todo en los espacios en los que la prohibición de fumar fue absoluta. Los grandes beneficiados son los menores y el personal de la hostelería. Hay estudios que avalan esto con datos numéricos, por ejemplo el llevado a cabo valorando el número de ingresos por infarto de miocardio en trabajadores de la hostelería y se vio cómo disminuía desde la entrada en la ley.

-Los efectos del tabaco en la salud son muy serios.

-Se podría hablar de ellos durante horas. El tabaco siempre digo que afecta a cualquier órgano. Está relacionado con enfermedades respiratorias crónicas, cardiovasculares, aparición de cáncer. Afecta a la mujer embarazada y al feto, que es claro ejemplo de fumador involuntario. Está demostrados los efectos perjudiciales del tabaquismo en el embarazo. En la mujer, desde menopausia precoz hasta alteraciones estéticas como envejecimiento prematuro, coloración de las uñas, mal olor.

-¿Queda algo por hacer?

-Lo importante es que la ley no se quede aquí. Todas las estrategias de prevención, para ser eficaces, tienen que ser mantenidas durante un tiempo. Y hay que seguir insistiendo en la identificación del paciente fumador, que no siempre se ha hecho.

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