Los hurtos en tiendas y supermercados aumentan con el cambio de vestuario
Las épocas de rebajas y de Navidad son las que registran más pérdidas, pero la bajada de las temperaturas se ha traducido en un aumento de estos robos · Alertan de que el perfil del ladrón cada vez es más especializado
El cambio de vestuario, ahora que el invierno se aproxima y el mercurio del termómetro ha empezado a caer, se ha traducido en un aumento de pequeños robos en supermercados y tiendas de ropa. Este tipo de hurtos inferiores a 400 euros se han multiplicado en los últimos años, según coinciden en señalar todas las fuentes consultadas de distintos comercios de la capital granadina.
En este contexto, con la bajada de las temperaturas han sufrido un leve repunte porque la ropa facilita efectuar estas sustracciones, si bien es en Navidad y en rebajas cuando se cometen la mayoría de estos pequeños robos.
Pero, tal y como explica la encargada de Cortefiel, en la Gran Vía, los protagonistas de este tipo de delitos "saben hasta dónde llegar", de modo que se cuidan bastante de no sobrepasar la cifra que puede llevarles hasta la misma cárcel.
Por su parte, una responsable de seguridad de Pull and Bear de Recogidas, señala que los hurtos en este establecimiento "han aumentado bastante", si bien ahora son robos "mucho más estudiados". Y es que las técnicas para cometer este tipo de acciones "se han perfeccionado con los años".
Según explica la responsable, la técnica del bolso pantallado o forrado por dentro con papel de plata para inhibir los detectores suele ser una de las más usuales, si bien hay quien sigue apostando por los tradicionales alicates para quitar las alarmas que, a diferencia de lo que ocurría antes, ahora no rompen la ropa.
Esto ocurre también en muchos otros establecimientos. Así, según comenta el concejal de Seguridad Ciudadana, Eduardo Moral, las llamadas a la Policía Local desde Zara son más que habituales.
También explica la responsable de seguridad de Pull and Bear que aunque a la semana se producen varios hurtos, los responsables de seguridad no pueden actuar en buena parte de los casos, ya que no siempre tienen evidencias suficientes como para detener a un supuesto ladrón, menos aún si la alarma no ha sonado.
En cuanto a los supermercados, el tipo de ladrón que antes frecuentaba estas grandes o medianas superficies era de bajo nivel social y de poco poder adquisitivo. Sin embargo, ahora, cada vez es más heterogéneo. Hay de todo, si bien la zona en la que se ubique el comercio está ligada a uno u otro perfil.
Es el caso, por ejemplo, del supermercado Covirán de la calle Cisne, donde su encargado comenta que "no existe un tipo concreto" de ladrón, si bien "siempre es más complicado pillar a una persona que tenga una pinta normal".
Según relata, en este centro no se realiza un inventario diario, si bien es evidente que faltan "maquinillas de afeitar, colonias, botellas y latas de anchoas", algunos de los productos más anhelados por los ladrones. Las cámaras de seguridad, al parecer, no sirven de mucho en casos en los que, por ejemplo, "una señora se esconde nueve botellas en la faja, bajo su falda" o cuando "entre los rollos de papel de una cesta, un comprador esconde algún objeto que después, en el pasillo, se guarda en un bolsillo".
Otro caso distinto es el del supermercado Mas que hay frente a la estación de Renfe. Y es que, según indica una de las cajeras, los hurtos cometidos diariamente en este centro están protagonizados por los vagabundos de la zona. "Cada dos por tres tenemos que llamar a la Policía para que intervenga, ya que algunos de los ladrones se ponen violentos" y entonces "necesitamos ayuda", asegura.
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