Granada

El ideólogo de la Gürtel y Nóos creó sus empresas

  • El administrador inicial de algunas de las sociedades de Pina es considerado el 'Mossak Fonseca' español

Quique Pina permanece en prisión.

Quique Pina permanece en prisión. / archivo

Calambur es -en términos lingüísticos- un juego de sílabas ideado para esconder el verdadero significado de las palabras. Así se llama también la empresa de Quique Pina que, según la Policía, sirvió para desplazar patrimonio de unas sociedades a otras y evitar los pagos a Hacienda. Esa asociación resulta algo sofisticada y hasta poética, pero el nombre no lo eligió el dirigente deportivo.

Desde los inicios de la investigación policial y judicial contra Quique Pina, aparece vinculado al nombre de Ramón Cerdá Sanjuan. Es un especialista en crear entramados empresariales a medida con el fin de eludir los pagos de IVA, motivo por el que fue condenado el año pasado en dos procesos diferentes a 13 y 14 años de prisión por delitos fiscales y otros, como falsedad documental. Está considerado el creador de la red de sociedades que sirvieron para ocultar operaciones opacas de los casos Gürtel y Nóos.

Cerdá, abogado cuyo despacho de la localidad valenciana de Ontiyent eran considerado el 'Mossak Fonseca' español, fue el administrador inicial de al menos dos de las sociedades de Enrique Pina, entre ellas Calambur Intermediaciones SL. Consta en los informes policiales que cuando el murciano acababa de llegar al GranadaCF, compró a Ramón Cerdá esta empresa recién constituida y cuyo objeto social era el reciclaje de residuos. El objeto fue cambiado a intermediación de jugadores, pero sobre todo sirvió a Pina para pasar patrimonio de unas empresas a otras. Luego puso a su hermana como administradora.

Según el informe policial de noviembre de 2013, era un rasgo habitual en los negocios del dirigente deportivo que adquiriera sociedades que había comprado o puesto en marcha Ramón Cerdá.

La Audiencia Nacional, que ahora investiga a Pina, condenó el año pasado a este abogado a 13 años de prisión por defraudar 3,2 millones de euros de IVA, por los delitos de asociación ilícita y falsedad continuada de documento público y de documento mercantil.

La operativa de Cerdá recuerda a la del despacho de abogados panameño Mossack Fonseca, que utilizaba sociedades pantalla para ocultar la identidad de sus clientes y eludir el pago de impuestos. Entregaba las sociedades a administradores simulados inexistentes, o con testaferros pagados o engañados y "predispuestos" a asumir responsabilidades por otros.

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