En la iglesia, con las manos manchadas

Un juez multa a dos jóvenes por imprimir sus huellas con pintura en la fachada de Santo Domingo

Fachada de la iglesia de Santo Domingo, en la que dos jóvenes imprimieron sus huellas con pintura.
Fachada de la iglesia de Santo Domingo, en la que dos jóvenes imprimieron sus huellas con pintura.

20 de marzo 2008 - 01:00

Y. Huertas / GRANADA

Velar por la conservación del rico patrimonio monumental de Granada no sólo es misión de las instituciones, sino también de los ciudadanos. Sin embargo, hay quien no sólo no respeta los bienes catalogados de la ciudad, sino que se atreve a dañarlos sin ningún tipo de reparo, como M.B. y M.F., dos mujeres que han sido condenadas a pagar una multa de 120 euros por haber plantado sus manos empapadas en pintura roja y negra sobre la fachada de la Iglesia de Santo Domingo de la capital.

Según recoge una sentencia dictada por el juez de Instrucción 1 de la capital, Basilio García, los hechos que han motivado la condena de las dos mujeres por "una falta de daños en un bien de interés cultural y monumental" ocurrieron el 23 de noviembre pasado.

M.B. y M.F. fueron pilladas 'in fraganti' por dos agentes de la Policía Local de Granada cuando ambas se hallaban, con las manos manchadas, "frente a unas pintadas realizadas por el procedimiento de dejar varias improntas de las manos empapadas en pintura roja y negra, en aproximadamente un metro cuadrado de la fachada" del citado templo, que se encuentra en el barrio del Realejo.

Además de pagar la multa fijada por el juez, las dos irrespetuosas ciudadanas habrán de indemnizar al Arzobispado de Granada, pues, como subraya la resolución, "estas pintadas, amén del desprecio que hacia el patrimonio histórico y religioso rezuman, han generado un menoscabo económico de 40 euros para el propietario del inmueble".

En su resolución, el magistrado condena expresamente cualquier actuación que atente contra el legado histórico de una urbe. En este contexto, subraya que "existen otras formas y lugares donde expresar las ideas gráfica y artísticamente, en una sociedad democrática como es la nuestra, sin tener que atacar vilmente los tesoros culturales que innumerables artistas: arquitectos, escultores y pintores, todos ellos personas de feraz talento, se han encargado de diseminar por esta ciudad para su ornato y para recreo de la sensibilidad".

Por lo visto, la defensa de las denunciadas alegó en el juicio de faltas que se celebró por aquellos hechos que sólo se había provocado un mero deslucimiento de paredes, pues una de las mujeres estuvo después en el lugar de los hechos limpiando las pintadas.

Sin embargo, al juez no le consta que la pared haya quedado en el mismo estado que antes. Señala en este sentido que no se trata de una pared corriente, sino de una pared de piedra visiblenmente erosionada por el tiempo, "por lo que entendemos -añade- que existió un menoscabo que sólo a través del coste económico reparador oportuno puede resarcirse".

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