Granada

¡Qué ilusión!

  • Los granadinos viven con emoción el estreno

  • Sacan sus mejores trajes para vivir una jornada histórica y sin incidentes

Decenas de personas se acercaron a las paradas para subir por primera vez al Metro.

Decenas de personas se acercaron a las paradas para subir por primera vez al Metro. / álex cámara

Sin duda el 21 de septiembre quedará grabado en la memoria de los granadinos. Tras diez años de espera desde que comenzaron las obras allá por 2007, los vecinos de los cuatro municipios por los que discurre el Metro -Armilla, Granada, Maracena y Albolote- pudieron subir por primera vez. Una cita histórica que nadie quería perderse y que, incluso, llenó las peluquerías. Hubo quien deseaba estar muy elegante y sacar las mejores galas para vivir una jornada tan especial. "Cuando me he montado en el Metro lo primero que he pensado es que la gente iba muy arreglada", bromeó ayer Mari Carmen Álvarez, que cogió el primer Metro que partió desde Maracena. Según cuenta esta mujer que reside en la capital pero cada jueves va al médico a este municipio, fue sólo unos minutos después cuando los usuarios le explicaron a qué venía tanto traje de gala: "La gente estaba como muy bien puesta, como para ir a una boda, así que les pregunté sorprendida y me dijeron que se habían arreglado para ver el Metro". Una vez dentro y con el tranvía en movimiento las emociones se dispararon. Los usuarios tocaban las paredes, las máquinas validadoras y miraban a través de las ventanas con tremenda curiosidad. "El primer viaje ha sido impresionante", relató esta mujer que se bajó en la estación Alcázar Genil que, diseñada por el prestigioso arquitecto ya fallecido Antonio Jiménez Torrecillas, comprende uno de los tramos más bellos del recorrido.

Aunque a las doce empezaron a andar los trenes con gente, en realidad, la jornada comenzó dos horas antes con la visita del consejero de Fomento, Felipe López a la zona de talleres. Tras dar la bienvenida al esperado Metro, López, acompañado por los alcaldes de los cuatro municipios por los que discurre el nuevo medio de transporte, subieron a un tranvía junto a otras personalidades para realizar el último trayecto en pruebas. El camino se hizo corto y lo más sorprendente fue la gran cantidad de personas que ya esperaban en las paradas con ansia para subir al Metro e incluso saludaban a quienes ya viajaban dentro. La llegada a Armilla, la última parada, fue absolutamente triunfal. Decenas de personas esperaban con nerviosismo la llegada de los convoys que ya, a partir de las 12:00, abrieron sus puertas a los granadinos en distintos puntos del trayecto. Desde ese momento los metroguías repartidos por todas las estaciones no dejaron de trabajar. Debían explicar a todos los viajeros los tipos de títulos que podían adquirir, las tarifas y, en definitiva, todo lo referente al uso de este nuevo medio de transporte que por momentos permaneció abarrotado.

Ana Lucena y José Luis Rozúa viajaban en uno de estos vagones que partieron desde Armilla. Esta pareja residente en Churriana de la Vega tenía anotada la fecha de la inauguración. No querían perderse la cita bajo ningún concepto. "Lo teníamos previsto. El plan es subirnos al Metro e ir a Albolote para almorzar en el Bichitos", detalló Lucena mostrándose realmente satisfecha con el nuevo medio de transporte. También feliz estaba su marido, que detalló cómo había abandonado el coche en la puerta de casa para coger el Metro en la plaza de la Constitución de Armilla en dirección a Albolote. De momento va tranquilo para ser el primer día. A la altura de Granada se llenará más", pronosticó este hombre que estaba convencido de que cogerá el Metro "asiduamente".

En los asientos de al lado se encontraban Encarna Lucena y Fernando Martínez (hermana y cuñado la hermana la anterior pareja). Su valoración del primer viaje fue rotunda: "El Metro es estupendo". A Encarni le gusta especialmente el recorrido que pasa al lado de la cafetería de su hija, justo hacia donde se dirigían. "Me ha dicho que la avise que me va a grabar cuando me baje", destacó tremendamente ilusionada. Su marido, que fue el encargado de sacar el billete, reconoció que le pareció fácil aunque no todo el mundo tuvo la misma maña para tratar con la expendedora. Por fortuna, los metroguías ayudaron en estos casos.

En este convoy también viajaban Celia Salazar, Chari Fontcuberta y Rosa Cruz. Lo suyo sí que tiene mérito. Trabajadoras de la organización, el de Granada es el tercer Metro que estrenan y todavía les queda otro. "Estuvimos en la inauguración del Metro de Sevilla, después en Málaga y ahora en Granada", explicaron estas tres mujeres cuyo trabajo consistió en lograr que el acto fuera todo un éxito. "Somos responsables de la formación de los metroguías, de protocolo, relaciones institucionales y redes sociales", detallaron. No será el último estreno al que asistan -todavía les queda inaugurar el tren tranvía que conectará Chiclana y San Fernando- y aseguraban que Granada no ha corrido peor suerte que otras ciudades. Porque "en todas las citadas" hay siempre contratiempos...

Una de las personas a las que han formado como metroguía es Laura López. Esta joven, que ayer se encontraba en la parada de Alhamar, explicó todos los detalles a los usuarios en una jornada que estaba siendo realmente intensa. "Hay gente que se lía pero es sencillo", aseguró López tras recordar que los metroguías seguirán trabajando los próximos días para resolver todas las dudas e informar.

En las paradas subterráneas todos los usuarios coincidían en lo mismo: el Metro coge una gran velocidad que nunca alcanzará los vehículos en superficie. Esto lo hace muy competitivo. No obstante, las zonas en superficie plantearon más interrogantes. "La experiencia de subir al Metro me ha parecido genial", confesaba Juan Antonio Ortega, que estaba ya haciendo cálculos de tiempo y dinero para comprobar si le convenía.

En Fuentenueva el Metro fue acogido con gran expectación. Allí, Carlos Martínez y David González, estudiantes de Ingeniería Electrónica, analizaron paneles y planos. "Estamos viendo el recorrido, de momento no tenemos intención de montarnos hoy pero... ya veremos", avanzó Martínez explicando que a él no le viene bien el trayecto. Más contento se mostró su compañero David González, que desde ayer puede ir de casa a la universidad de la forma más directa. "Vivo en el Cerrillo de Maracena y me deja en la puerta de la facultad", añadió sonriente.

En general, las opiniones fueron favorables. Tan sólo hubo algunas críticas ante pequeños desajustes como la desinformación de los paneles en las paradas subterráneas o las colas en las expendedoras. Tras diez años desde el inicio de las obras, los viajeros se mostraban realmente contentos. Por fin se subieron al Metro al grito de "¡Ya era hora!".

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