Las reacciones culturales a la llegada del legado al Centro Lorca se hicieron esperar en el día de ayer. A algunos les pilló desprevenidos, de veraneo en la playa o echando la siesta, pero en seguida reaccionaron con júbilo y sorpresa a la "gran" noticia. El poeta granadino José Carlos Rosales, "muy feliz", señaló que es "una ocasión ideal para que Granada haga público su agradecimiento a la familia Lorca", que según el autor, ha invertido "esfuerzo, cariño y su patrimonio en el cuidado y adquisición" del archivo con 5.000 documentos. "Es obligado que la ciudad se lo agradezca llevando a cabo una impecable labor de custodia y de engrandecidimiento de un legado que es magnífico a ojos de los expertos y de cualquier que lo vea", recalcó.

El autor de La nieve blanca reconoció con cierta ironía que "el legado había llegado demasiado pronto". "Pensaba que me iba a morir y no iba a llegar a verlo jamás", admitió el escritor, que cree que ahora las instituciones granadinas tienen la responsabilidad de convertir el Centro Lorca en un espacio a la altura del Museo Picasso de Málaga, que tiene, según dijo, "un presupuesto diez veces mayor" que el de la pinacoteca andaluza. "Hay muchos museos Picasso en el mundo, pero ni uno que atesore tanto legado de Lorca junto en un solo espacio. Lorca además es un poeta conocido y con amplias influencias, como bien dijo Christopher Maurer hace unos días, en la literatura y en la cultura más amplia. Su influencia está fuera de discusión", recalcó.

La escritora cordobesa espera que el traslado del archivo contribuya a la investigación literaria"No vayan a creerse que lo democrático es dejar que alguien se lleve una carta del poeta", advirtió

A Ángeles Mora, Premio Nacional de Poesía 2016, le parece "una maravilla" y es "una satisfacción" para ella que al fin el archivo de Federico repose en su casa. "Llevaba esperando que esto pasara desde hace tiempo, como otras cosas como que a partir de ahora el Centro de la Romanilla nos ofrezca un gran programa cultural como han prometido siempre los políticos y la familia García Lorca", sostuvo.

Mora espera que la llegada del legado sea "un punto de inflexión en el panorama cultural granadino" y "un impulso" para que la ciudad se convierta en "una referencia de la investigación literaria a nivel internacional". La escritora también esgrimió que "Granada siempre ha estado en deuda con su poeta desde que ocurrió aquella desgracia que nunca debió pasar" y que ahora es el momento de reconocer "a este símbolo de la libertad y de la lucha por los derechos humanos". Aunque piensa que "todo lo que se haga en favor del nombre de Lorca, los homenajes, siempre se quedarán cortos".

La autora cordobesa, pero afincada en Granada, está de acuerdo con la petición popular que pide el Nobel a título póstumo para el escritor. "No sé si cambiarán las bases que prohiben la concesión del premio a una persona fallecida, pero ojalá sea así porque viviríamos un momento muy dulce", afirmó.

Luis García Montero se mostró "muy contento" porque él ya ha tenido la oportunidad de trabajar con el legado. Lo hizo para su libro Un lector llamado García Lorca, un análisis de la biblioteca personal que se conserva del autor de Yerma con 455 volúmenes. "Es muy emocionante ver esos libros subrayados y anotados por él. Son libros habitados por su persona. Eso es sólo una pequeña parte de un legado que tiene 5.000 documentos de primerísima calidad", explicó levemente emocionado.

El poeta granadino piensa que para que esta ciudad se consolide como un "digno referente cultural" tiene que "definirse a sí misma con unas señas de identidad". "Lorca es una buena seña de identidad por lo que tiene de cultura universal, de diálogo de civilizaciones, de apuesta por la libertad y el entendimiento. Es una figura internacional conocida", defendió.

A García Montero le parece "un planteamiento falso" pensar que Granada ha contraído una deuda con su poeta. "Esta ciudad tiene una deuda consigo misma, y Lorca es parte de Granada. Lo que sí conviene es pensar en el interés de todos y de la ciudad", apuntó. El autor de Habitaciones separadas opina que sería "muy positivo" si "la política cultural del Centro se articulara en torno a la vida cultural de la ciudad, ya que saldría ganando Granada y el propio centro de la Romanilla".

En cuanto a los aspectos de accesibilidad y cuidado del archivo con 5.000 documentos, el autor granadino dice que "todos los investigadores por igual deberían poder consultar cualquier manuscrito de Lorca". Eso sí, con un carnet donde especifique su trabajo. "Hay que preservar el documento para que no se estropee. Todo el mundo tiene derecho a exigir un programa cultural para el Centro o a participar en él, pero los manuscritos hay que cuidarlos. Pido respeto para el documento. No vaya a creerse nadie que lo democrático es dejar que la gente se lleva a casa una carta de Juan Ramón Jiménez", advirtió.

En estos años, el poeta reconoce que se alegraba cuando se daba un paso para traer el archivo de la Fundación, pero se entristecía "cuando se hacían cosas que impedían su llegada" -una clara referencia a los enfrentamientos entre la Fundación y las instituciones, que hace unos meses al fin llegaron a un acuerdo-. "Tenemos que sacarle el máximo partido. Granada se quiere muy poco a sí misma. A veces me apena ver cuánto se quieren los sevillanos y los malagueños. A ver si conseguimos sacar pecho a partir de esto", confesó envalentonado. Todo se andará.