insectos mortales para las plantas
750 millones de euros se pierden al año en Granada por las plagas que proceden de importaciones ·Para tratarlas se utilizan productos fitosanitarios y también microorganismos como hongos u otros insectos
Cuando el consumidor se acerca a cualquier punto de venta de fruta y verdura y comprueba su origen, es habitual leer que los productos vienen de países en ocasiones muy lejanos. La globalización y las actuales políticas de ahorro de costes hacen que sea más rentable para las empresas traer estos productos de miles de kilómetros que comprarlos a unos pocos metros (y estos posiblemente también sean a su vez exportados). Algo que podría parecer un contrasentido hace unos años es hoy algo habitual.
Tanto los consumidores como los propios agricultores se han acostumbrado a ello. A lo que no se terminan de hacer es a los efectos devastadores de importar alimentos, cuando en su interior traen microorganismos que luego se expanden como la pólvora.
Se trata de las plagas, que provocan en la provincia daños por valor de 750 millones de euros, según el departamento técnico de la Unión Provincial de Agricultores, UPA Granada.
Los sectores más sensibles son los cítricos, las hortalizas y los subtropicales, de forma muy especial los aguacates y también los mangos.
En el ranking de las plagas más temidas por los cultivadores granadinos se encuentran la polilla del tomate (tuta absoluta), el minador de hojas de cítricos (phyllocnistis citrella), el ácaro cristalino del aguacate (oligonychus perseae) y el cotonet (planococcus citri), aunque este último, según los técnicos de la agrupación agraria de Granada, no es una plaga que en estos momentos preocupe en exceso. De ninguna de ellas se había oído hablar hace tres lustros, ya que es el tiempo que llevan instaladas en España, aunque la mayoría de ellas han llegado en los últimos 4 o 6 años.
Estas plagas provocan auténticos estragos en zonas como Zafarraya, la Costa Tropical y el Valle de Lecrín. En este último caso, las plagas atacan a estos productos de manera que se pierde un porcentaje de entre un 20 y un 25% de la cosecha de naranjas y limones.
Todos los agricultores de la provincia conocen hasta el nombre técnico de la tuta absoluta, que ha provocado grandes pérdidas en cantidad y calidad de productos en los campos de Granada y de toda Andalucía. Se trata, hasta ahora, de la plaga más devastadora a la que ha tenido que hacer frente el campo granadino, aunque este año reconocen que ha decrecido considerablemente.
Su acción estaba centrada en América del Sur. En 2006 se documentó por primera vez su presencia en España en el Levante. En 2009 ya se había extendido por toda la zona mediterránea española.
"La pesadilla del agricultor" -como le llama Nicolás Chica, secretario general de UPA Granada- es un pequeño lepidóptero, que no aparece por encima de los mil metros de altitud, ni en zonas de temperaturas bajas, ya que no sobreviviría. Ataca no sólo al tomate, sino también a la patata, la berenjena o la judía.
Actúa penetrando en los frutos, en las hojas o en los tallos de los que se alimentan. Los frutos pueden ser atacados desde su formación, pudiendo dar lugar a que se pudran posteriormente por la acción de patógenos secundarios, lo que permite una rápida observación de los síntomas.
Sin embargo, cuando llegó la polilla del tomate a los primeros cultivos nadie sabía a lo que se enfrentaba. Es lo que ocurre con este tipo de plagas que vienen de otros países. El agricultor está preparado para enfrentarse a lo que conoce, pero no a lo que desconoce.
"Mientras localizamos que se trataba de la tuta absoluta, se nos fueron unas cuantas cosechas, por lo que las pérdidas hasta la fecha han sido millonarias", admite Miguel Monferrer, secretario provincial de Coag Granada.
Después se ha avanzado bastante en cuanto a soluciones y medidas de prevención que eliminen estas plagas. Para detectar precozmente la presencia de este gusano minador del tomate en una zona productora de este tipo de productos, se usan también trampas con feromonas sexuales.
Dentro de las diversas estrategias de manejo integrado de plagas, se combina este uso con la utilización de organismos de control biológico (microorganismos, hongos e insectos parásitos y depredadores) y los tratamientos con productos fitosanitarios de origen químico de contacto y sistémicos autorizados en los momentos adecuados.
La firma Agrares es una de las más conocidas en el tratamiento de este tipo de plagas. Su producto, Insec Stop, es un extracto vegetal con ingredientes activos complejos. La empresa afirma que mejora incluso el sistema vegetal de la planta.
El agricultor se tiene que enfrentar con el alto coste económico que supone adoptar medidas de control. En el caso de cultivo en invernadero la utilización de mallas o mantas térmicas impide la entrada o la salida de tuta absoluta.
Además, hay que colocar dobles puertas en la antesala de los invernaderos, comprar lámparas fluorescentes o instalar trampas, en el caso de cultivo de regadío. Según Monferrer, el gasto estimado tanto para el agricultor con terrenos al aire libre como bajo plástico alcanza los 3.000 euros por hectárea, sin valorar el daño causado en el fruto, ya que en mucho casos es preciso arrancar y destruir todo el material afectado, así como los restos de la cosecha.
Monferrer pide más controles sanitarios reales en el transporte, en las aduanas, las fronteras y los puertos (actualmente son las Comunidades Autónomas las que efectúan el control de mercancías en cada puerto de entrada).
"Se está viendo que los controles que se están realizando no son suficientes o que no se están haciendo con el rigor que deberían hacerse", concluye Monferrer en referencia a la eliminación de las citadas plagas que tienen al campo de la provincia en pie de guerra.
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