El insomnio afecta a dos de cada tres mujeres en la fase final del embarazo

Un estudio de la UGR advierte de que es un problema real pero que desde el sistema sanitario tampoco se le presta atención

La falta de sueño afecta a la calidad de vida de las gestantes.
La falta de sueño afecta a la calidad de vida de las gestantes. / G. H.
M. Valverde

Granada, 17 de enero 2018 - 02:35

Un estudio liderado por la Universidad de Granada (UGR), en el que también han participado investigadores de la Universidad de Jaén y el Servicio Andaluz de Salud (SAS) señala que el 64% de las mujeres embarazadas padece insomnio durante el tercer trimestre de la gestación, una cifra diez veces superior a la de mujeres que sufren este problema antes de su embarazo, que se sitúa en el 6%.

En esta investigación, que publica la revista European Journal of Obstetrics & Gynecology and Reproductive Biology, participaron un total de 486 mujeres embarazadas sanas de las provincias de Granada, Jaén, Huelva y Sevilla que habían acudido al Sistema Andaluz de Salud (SAS) antes de la semana 14 de gestación (primer trimestre) y a quienes se les realizó un seguimiento hasta el final del embarazo. El trabajo revela que el 44% de las mujeres padecen insomnio en el primer trimestre de embarazo, una cifra que aumenta al 46% en el segundo y al 64% en el tercero, unas cifras muy elevadas que justifican, a juicio de las autoras de la investigación, "un abordaje sistemático de este problema".

10Veces superior. Es la cifra de las mujeres con insomnio en el embarazo frente a las que lo tienen antes

Como explica una de las autoras de este trabajo, la profesora del departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la UGR María del Carmen Amezcua Prieto, "aunque es bien conocido que durante el embarazo se agravan los problemas de sueño previo y con alta frecuencia surgen nuevos problemas, existe una tendencia a asumir la dificultad para conciliar y mantener un sueño reparador como un fenómeno propio del embarazo que hay que sufrir con él".

"Probablemente -continúa la investigadora-, esto ocurre porque tampoco desde el sistema sanitario se le presta atención durante el seguimiento del embarazo, hasta el punto de que ni siquiera la Organización Mundial de la Salud se ocupa del sueño en su guía de atención a mujeres gestantes".

Sin embargo, los problemas relacionados con el sueño son muy numerosos. La necesidad de abordar este problema de forma sistemática deriva del hecho de que el insomnio afecta a la calidad de vida de las mujeres gestantes, lo cual tiene una gran importancia "per se"; pero además es un factor de riesgo de hipertensión y preeclampsia, diabetes mellitus gestacional, depresión, parto prematuro y cesáreas no planificadas.

Otra de las autoras de este trabajo, María del Rosario Román Gálvez, advierte que para estudiar el insomnio hay que abordar cada uno de los aspectos del sueño nocturno y del impacto diurno que lo definen. "Los resultados de nuestro estudio muestran que en el primer trimestre del embarazo hay una afectación importante de la fragmentación del sueño (las veces que la mujer se despierta durante la noche, o el tiempo que permanece despierta en estos despertares) y de la somnolencia diurna; y que con el progreso de la gestación continúa aumentando la frecuencia e intensidad de la fragmentación, pero además se afecta la inducción (el tiempo que tarda en dormirse cuando se acuesta) y el tiempo total de sueño".

La obesidad y tener más hijos, factores de riesgo

En este trabajo, sus autoras también han analizado los factores que se asocian con el insomnio. "El principal es el insomnio previo, hecho que, por obvio que resulte, es fundamental en la prevención y que señala la necesidad de conocer la presencia o no de insomnio de las gestantes antes de su embarazo y durante cada una de las fases del mismo", advierte la catedrática de la UGR Aurora Bueno Cavanillas. En el tercer trimestre influye la obesidad (factor de riesgo que se puede modificar desde el inicio del embarazo) y el hecho de tener otros hijos (necesidad de detección precoz y tratamiento no farmacológico cuando sea necesario).

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