Los profesores y alumnos, de hoy y de ayer, se reunieron en el salón de actos del instituto Ángel Ganivet para celebrar los 75 años de vida de uno de los centros educativos más antiguos de la capital. Durante estos años que ahora cumple han cambiado las circunstancias externas e internas de la ciudad y del propio instituto, sin embargo lo que no ha variado ha sido el espíritu con el que nació: la vocación de dar la "mejor formación" a los alumnos que han pasado y pasarán por sus aulas.

La calle Cárcel Baja fue la primera ubicación de este instituto que nacía en 1933 en un contexto político que pronto cambiaría, influyendo en la organización de un centro que pasaría a ser femenino apenas tres años después de su apertura. Su nombre, aunque decidido desde su inauguración, no fue oficial hasta casi dos años más tarde , cuando por primera vez apareció en un documento administrativo.

En su veinticinco aniversario cambiaba de ubicación y se situó en la calle Buensuceso. No sería el único cambio durante esta nueva etapa, en la que comienzan a impartirse clases en el llamado 'horario nocturno'. Ahora coincidiendo con los 75 años de su apertura, cumple cincuenta esta iniciativa innovadora, que permite a muchos alumnos compaginar sus estudios con otras actividades.

Sólo un curso estaría el centro educativo en esta calle. En 1959 se situaría definitivamente en la calle Ventanilla, donde ha continuado hasta hoy. La visión de futuro y la adaptación a las nuevas realidades que se fueron presentando quedaron patentes en la participación en programas bilingües y de intercambio internacional.

Los años ochenta fueron para el Ángel Ganivet, como para el resto de la sociedad, tiempos de cambio. Los uniformes que se habían impuesto en 1936 para las alumnas del centro dejaron de utilizarse, atrás quedaron las razones "morales, sociales y académicas" que motivaron la decisión y en 1983 los varones volvieron a las aulas, después de 47 años durante los que el instituto fue femenino.

Ayer la consejera de Educación, Teresa Jiménez, se unía a la celebración. Un recorrido por la historia reconstruyó los inicios y evolución del centro por el que han pasado miles de granadinos y en especial granadinas, algunos de los cuales estuvieron presentes en la celebración.

Teresa Jiménez destacó la labor de los docentes y destacó que el futuro del centro se cimentará en su historia. " La memoria, cuando se activa, tiene más semillas de futuro que restos del pasado", concluyó .

La voz de los alumnos también resonó en el salón de actos. Juan Antonio Castillo fue el encargado de ofrecer la visión de los protagonistas del centro educativo. Las ilusiones, las experiencias y la madurez, que él, como todos los que han pasado por el instituto, han vivido entre estas paredes, con tanta historia y tantas historias.