"Nunca fue mi intención": el acusado de matar a un joven en Íllora acepta ocho años de cárcel y quince de destierro
La defensa, las acusaciones particulares y la Fiscalía llegan a un acuerdo que rebaja la pena de prisión
También tendrá que pagar más de 300.000 a los familiares de la víctima y no podrá comunicarse con ellos durante quince años
"Si lo he matado me da igual, os mato a todos": la trágica noche de las fiestas de Íllora llega a juicio

Granada/Ocho años de cárcel y quince desterrado de Íllora. Esa es la pena que finalmente cumplirá B. J. H., el único acusado por el crimen de esta localidad, en el que perdió la vida Juan, un joven de 19 años, en 2022. El juicio, con jurado popular, debía empezar este lunes en la Sección Primera de la Audiencia Provincial, sin embargo, tras un acuerdo de conformidad entre las partes no ha llegado a celebrarse, y el acusado, que finalmente ha sido condenado por un delito de homicidio doloso y otro leve de lesiones, afrontará una pena de cárcel mucho menor de los quince años que pedía la Fiscalía y las acusaciones particulares, en representación de los familiares y la novia de la víctima.
El acuerdo implica también que B. J. H. deberá pagar 120.000 euros a cada uno de los padres de la víctima, 7.500 al hermano y 210 a la novia del fallecido (a la que también ocasionó lesiones el día de los hechos al intentar defender a su pareja), además de seis euros de multa durante dos meses lo que supone un total de 360 euros, tal y como pedía inicialmente el Ministerio Fiscal. De esta cantidad habría que descontar los 10.000 euros depositados inicialmente por el acusado.
Finalmente, el acuerdo, que reconoce el atenuante de embriaguez y consumo de estupefacientes como solicitaba la defensa, impone la prohibición de comunicarse con los familiares de la víctima durante quince años y acercase a cualquiera de ellos a menos de 200 metros.
Tras serle leída la sentencia, que es firme, ya que las distintas partes han confirmado su intención de no recurrirla, B. J. H., en prisión provisional desde que ocurrieron los hechos, ha tomado la palabra para pedir "perdón a la familia" de Juan y darle el pésame, asegurando que "nunca" fue su intención acabar con su vida. El ya condenado ha calificado lo sucedido aquel 15 de agosto de 2022 como "un accidente", asegurando que "no hay día que no se acuerde" del fallecido.
Estas palabras no han sentado bien a los familiares y amigos de Juan, muchos de los cuales se habían acercado a Plaza Nueva para el inicio del juicio, el cual ha terminado, para ellos, entre lágrimas, tras conocer la pena y revivir, de boca del juez, lo ocurrido aquella noche.
La situación ya se notaba tensa sobre las 9:30 horas, cuando el reo entró, escoltado por la Policía y sin miedo a mostrar su rostro, al edificio de la Real Chanchillería que alberga a la Audiencia Provincial. Lo hizo entre gritos de "asesino" y "miserable", los mismos que recibió a su salida de dependencias judiciales pasadas las once de la mañana, ya con la sentencia dictada.
Entre las personas que se concentraron a las puertas de la Real Chancillería se encontraban varios miembros de la Unión Ciudadana del Municipio de Íllora, que varios días antes del inicio del juicio hizo un llamamiento, a través de sus redes sociales, para "estar ahí, junto a su familia, para demostrar que no están solos. Que su dolor es nuestro dolor. Que esta barbarie nos ha tocado a todos". Esta mañana, los representantes de la organización han preferido no hacer declaraciones "por respeto" a los familiares.
En general, las distintas partes implicadas han coincidido en señalar que con este acuerdo se busca evitar un juicio en el que se iban a rememorar unos hechos muy complicados para la familia y también calmar los ánimos en la localidad, donde este crimen desencadenó diversos altercados que acabaron con destrozos a viviendas y vehículos del entorno del ahora condenado.
"Si lo he matado, me da igual, os mato a todos"
La declaración de B. J. H. este lunes contrasta mucho con la actitud mostrada el día de los hechos, según recoge el escrito de acusaciones de la Fiscalía, donde se recoge lo sucedido aquel fatídico día.
Todo ocurrió durante la feria de Íllora, que esos días se encontraba celebrando la festividad de la Asunción de la Virgen. En una de las casetas, se encontraba Juan y su novia, junto a varios amigos hasta que en un momento de la noche "se produjo un incidente entre uno de los amigos de Juan y el acusado", lo que ocasionó que tanto la víctima como su pareja saliesen del recinto.
Sin embargo, el agresor y Juan volvieron a cruzarse en una calle cercana. Fue ahí donde el ahora condenado "en estado de gran agresividad" se encaminó a la víctima y comenzó a darle "fuertes puñetazos en la cara" mientras lo amenazaba diciéndole: "O me dices dónde está tu amigo o te mato". En esa situación, la novia trató de detener la agresión y se interpuso entre ambos, pero B. J. H. le propinó "un fuerte puñetazo en el ojo que la desplazó del lugar", lo que le causó una herida en el labio, erosiones en las rodillas, y una lesión superficial que requirieron atención médica.

Tras esto, volvió a atacar a Juan "con la intención de acabar con su vida", según recoge el escrito. Le propinó "fuertes y repetidos golpes con el puño cerrado en la cara y cabeza, hasta dejarlo sin conocimiento, cayendo desplomado al suelo" y ya con la víctima en el suelo e inconsciente, el agresor, "con el fin de asegurar la muerte de éste continuó con su ataque, propinándole patadas", e incluso "llegando a levantarlo con la intención de darle un cabezazo, sin llegar a conseguirlo dado que estaba sin conocimiento", describe con toda crudeza el escrito conclusiones provisionales.
B. J. H. huyó del lugar "dejando inconsciente y postrado en el suelo" a Juan, mientras algunos vecinos de la localidad se acercaron a socorrerle. Sin embargo, el agresor pasó nuevamente por delante del lugar con un vehículo gritándole a los presentes: "si lo he matado, me da igual, os mato a todos... Si lo he matado, buscarme". No pasaron 24 horas hasta que se entregó en la Comandancia de la Guardia Civil.
Fue la intervención de varias personas la que logró separar al agresor de la víctima, desvanecida y fatalmente herida por los "brutales puñetazos" recibidos, que finalmente le costaron la vida. De las múltiples lesiones sufridas, la que provocó la muerte, según la autopsia, fue un traumatismo en la región cervical que provocó una luxación con desplazamiento en la segunda y la tercera vértebras cervicales, lo que afectó de forma directa a la médula espinal y le provocó una hemorragia epidural aguda, un shock medular y una insuficiencia respiratoria aguda. Finalmente, Juan falleció poco después de las 7:00 horas, cuando estaba en la ambulancia de camino a un centro hospitalario.
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