delincuencia | un nuevo método de robo en el que las víctimas son casi siempre ancianos

Los ladrones 'cariñosos'

  • Se trata de una modalidad de hurtos en los que los delincuentes abrazan a las víctimas para sustraerles las joyas y la cartera

Dos personas se acercan a una mujer anciana y le preguntan una dirección. "Perdone, ¿podría decirme dónde está el centro médico más cercano?". La señora les indica el camino que deben seguir y los dos interlocutores dicen quedar muy agradecidos. Tanto que quieren darle las gracias efusivamente. "¿Me permite que le dé un abrazo, señora?". O alguien que se acerca y dice "¡cuánto tiempo!, ¿ya no te acuerdas de mí?" y le da un abrazo a la anciana como saludo. En ese contacto físico, aprovecharán para birlarle todo lo que puedan. Joyas, reloj, cartera, teléfono móvil... Lo harán con suma habilidad, de tal manera que la mujer no sabrá si ha perdido sus pertenencias por la calle o las ha olvidado en algún lugar.

Este supuesto es uno de los más comunes que se dan en el llamado hurtocariñoso. En el argot policial, se denomina así a la actividad criminal en la que una o varias personas se aproximan a una víctima, preferentemente de avanzada edad, con el objetivo de buscar el contacto físico con ella mediante un falso abrazo para sustraerle con habilidad las joyas o la cartera, o con diferentes excusas para intentar ganarse su confianza. Pueden decirle que les recuerda mucho a su abuela o que la conocen de alguna ocasión anterior y quieren darle un abrazo. Generalmente las víctimas son mujeres, pero también hay hombres ancianos a los que los ladrones se arriman.

En Granada, pese a que este tipo de hurtos, a los que también se conoce con el nombre de amorosos o de agradecimiento, aún no es muy común, sí se han dado ya varios casos, casi todos en el centro o rincones turísticos de la ciudad, siempre cerca de zonas comerciales. Los delincuentes que cometen estos robos suelen actuar en grupos de tres personas, casi siempre dos mujeres y un hombre. Este último ejerce funciones de conductor y se encarga de esperar a las dos mujeres con el coche en marcha en un lugar cercano, para así garantizarles la huida. En alguna ocasión, cuando la víctima se ha dado cuenta de que le estaban robando y se ha resistido, esta figura del conductor se ha convertido poco menos que en un matón, golpeando a la víctima para así lograr su propósito.

Los hurtos, por lo general, los cometen dos mujeres, jóvenes, de piel muy blanca, bien parecidas, aseadas y arregladas. Son las encargadas de acercarse a la víctima con cualquier excusa y cometer los hurtos. Son extremadamente habilidosas. Tanto que la Policía está convencida de que hay muchos más casos de los que se denuncian porque las víctimas no se han dado cuenta de que les han robado, o si lo han hecho sienten vergüenza a la hora de contarles lo ocurrido a sus hijos o familiares.

Las excusas empleadas por los delincuentes para acercarse son varias. No sólo preguntan por lugares o establecimientos públicos y aseguran que la víctima se parece demasiado a un familiar suyo. Otras veces intentan colocarle en el cuello o en la muñeca algún tipo de baratijas o bisutería como agradecimiento a la información facilitada, agasajando a la víctima y aprovechando ese momento de descuido para robarle. En otras ocasiones, solicitan la firma y/o ayuda económica para colaborar con alguna institución benéfica o similar. Si la víctima accede se lo agradecen con besos y abrazos y sustrayéndole la cartera o las joyas.

Esta última argucia ya se daba en los últimos años, con personas que fingían recoger dinero para una asociación e iban con una carpeta en la que mostraban las firmas y los DNI de las personas que las habían ayudado, así como la cantidad que éstas habían aportado.

Antes de cometer los hurtos, suelen desarrollar alguna vigilancia u observación. Generalmente se colocan cerca de entidades bancarias y abordan a personas mayores que acaban de salir de ellas y saben que llevan dinero encima. Igualmente, también operan por zonas comerciales y siguen a personas de avanzada edad que hacen compras en estos recintos.

La Policía Nacional está llevando a cabo una importante labor de prevención de este tipo de hurtos, una iniciativa que parte de la unidad de Participación Ciudadana de la Policía Nacional, que en Granada dirige el inspector Francisco Cuéllar. En este sentido, se pide que se informe a las personas mayores de este tipo de hechos, para que los tengan en cuenta y desconfíen de cualquier persona que quiera abrazarlos por la calle con algún pretexto.

"Se me acercó una jovencita y me dijo: ¡Hola Paquita! ¡Cuánto tiempo sin verte! y acto seguido me dio un abrazo. Como no sabía quién era y puse cara extraña me preguntó si no me acordaba de ella y al decirle que no, me dijo que era amiga de mi nieta Ana. No estuve mucho más hablando con ella, me dijo que le diese recuerdos y se fue. Cuando llegué a casa, me faltaba la cartera", comentó Francisca Pérez, una vecina de Granada que fue víctima de este tipo de hurtos.

"Había estado hablando en la puerta de la frutería con una vecina de mi nieta Ana y al despedirse me dijo adiós Paquita. Imagino que en ese momento lo escuchó y por eso sabía todo esto", expresó esta anciana.

Por lo general, los ladrones escogen a personas de avanzada edad ya que son el colectivo más indefenso. Bien es cierto que aún no hay alarma social con respecto a este tipo de robos, pero para impedirlos, la Policía Nacional da una serie de consejos.

En primer lugar, evitar hacer ostentación de joyas u otros efectos de valor en la vía pública. Después, han de procurar no hablar con desconocidos y, en cualquier caso, desconfiar de las personas que muestren un repentino interés hacia ellos con la intención de embaucarlos o aislarlos del lugar en el que se encuentran.

Han de tener precaución a la hora de retirar dinero en efectivo de los bancos o cajeros automáticos. Siempre es bueno que las personas mayores vayan al banco acompañadas por un familiar o por alguna persona de confianza. Cuando alguien observe este tipo de hechos, la Policía recuerda la necesidad de avisar, bien a través del número de teléfono 091 o mediante la aplicación de telefonía móvil Alertcops. En el momento en que llegue el aviso, una patrulla de la Policía Nacional se desplazará inmediatamente al lugar indicado.

El hecho de que las víctimas sean personas de especial vulnerabilidad, por su edad o porque tengan ya algún deterioro físico o psíquico, dificulta las investigaciones policiales. En muchas ocasiones las víctimas no son capaces de facilitar una descripción de los ladrones, ni tampoco de aportar el número de la matrícula del coche en el que éstos se dieron a la fuga. Se les pueden mostrar una serie de imágenes de sospechosos, pero difícilmente serán capaces después de reconocer sin ningún género de duda a las personas que los asaltaron.

Por ello, es aconsejable que, en la medida de lo posible, hagan alguna fotografía con sus teléfonos móviles, al menos del vehículo en el que los delincuentes se marchan, para así poder iniciar la investigación con algún dato del que poder tirar hasta identificar y detener a los autores de estos hurtos.

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