La lancha y su nueva realidad
La barriada del distrito Genil, con 2.700 vecinos, vive una época de cambio · El ayer y hoy se dan la mano en sus calles
La evolución social de la Lancha del Genil ha sido lenta. El barrio granadino, que se encuentra entre el municipio de Cenes de la Vega y la carretera de la Sierra, siempre fue de paso. Con el discurrir de los años ha ganado entidad y ha sabido convertirse en un núcleo poblacional con mucho futuro.
La zona está dividida físicamente en dos barrios y cada uno de ellos responde a una imagen y a unas necesidades diametralmente opuestas. Poblacionalmente, la Lancha es mayor. "Aquí hay muchas personas que llevan viviendo en la misma casa más de media vida", explican los residentes. Estos vecinos son los que se centran en el barrio viejo. "Es donde se ven más las carencias", explica una de las mujeres, que comenta que aunque el Ayuntamiento ha hecho cosas, aún quedan otras muchas por hacer, "algunas de ellas muy básicas y que se llevan reclamando años".
Se refieren por ejemplo a la necesidad de que el plan asfáltico de la ciudad llegue a su barrio. Los vecinos se quejan de que la entrada tradicional a la Lancha del Genil se encuentra llena de agujeros y huecos en el piso que dan una sensación muy degradada de la zona. "Normalmente, vienen y parchean las calles cuando son fiestas o algo así pero lo que reclamamos es un arreglo integral", comentan. Añaden que otro de los aspectos que se debería mejorar es la retirada del cableado que hay en toda la barriada, porque "aunque esto no sea el centro histórico, también necesita ese tipo de mejoras porque dan señas de dejadez y poco compromiso municipal".
Respecto a la comunicación con el resto de la ciudad, los vecinos se muestran satisfechos. "Sólo tenemos la línea 33 pero funciona muy bien, así que en ese sentido no tenemos queja".
Sí que la tienen con la falta de limpieza. El barrio no es que sea de tránsito y tampoco es que se acumule mucha suciedad "pero necesitamos que los barrenderos vengan, igualmente", lamentan. "Por aquí se ve una patrulla un par de días a la semana y pensamos que la limpieza debería ser más habitual". Especialmente, cuando llega el buen tiempo y en los amplios solares y espacios del barrio se mezcla basura con restos de plantas "lo que ocasiona mal olor y riesgo de incendio".
En positivo, sin embargo, un aspecto que el Ayuntamiento tiene controlado, el de la seguridad. La Lancha es una zona muy tranquila y hay pocos riesgos, dicen los vecinos. Aseguran que siempre hay puntos más o menos conflictivos pero que, en general, la inseguridad no es su gran problema.
En verdad, según los propios residentes, la mayor preocupación que actualmente tiene el barrio del distrito Genil es la despoblación y el envejecimiento de sus gentes. "Hay muchas casas que se han quedado vacías y que corren el riesgo de caerse". Los que llevan viviendo allí toda la vida cuentan que, en ocasiones, los propietarios se han desentendido de sus inmuebles y que, en realidad, se podrían rehabilitar o hacer viviendas o edificios nuevos que pudieran dar más vida al barrio. Es el caso, por ejemplo, de una especie de corrala que se ubica en la plaza Maestra Pilar Gómez.
Asimismo, hoy por hoy, la Lancha tampoco cuenta con asociación de vecinos que coordine todas las actividades. El pasado mes de mayo la agrupación se disolvió por diferentes motivos y aunque se quedó en realizar una asamblea después de Navidad para ponerla en marcha aún no se ha hecho nada.
El problema de todo esto es que el próximo mes de mayo, el barrio celebra sus fiestas, y la solicitud de subvención para el evento se ha cerrado. En cualquier caso, los vecinos confían en que de aquí a un mes este "desgobierno" quede resuelto y puedan seguir trabajando como antes. "Aún así, las actividades en el centro multiusos que se hizo hace unos años no han cesado y la participación en ellas, tampoco".
Todo cambia en la parte más moderna de la Lancha, que es la que está llevando la delantera. En esa zona no hay problemas de asfaltado y lo que reclaman los vecinos son más servicios. Uno de ellos, una guardería infantil para la zona, ya están previstos pero no se sabe ni cómo ni cuándo se van a materializar.
Según cuentan los que allí viven si todas los inmuebles vacíos se pusieran en valor el aliciente comercial aumentaría. "Aquí viven muchas familias pero sólo contamos con una farmacia y una tienda de ultramarinos". Los residentes lamentan que para comprar y hasta para tomarse un café tienen que desplazarse a Cenes o la Carretera de la Sierra y "teniendo en cuenta que el 65% de la población es mayor de 60 años, pues serían necesarios estos avances".
Por el momento, se conforman con que sus demandas más reiteradas, como el caso del asfaltado o el contar con una instalación deportiva con más innovaciones, se solventen cuanto antes.
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