Casi 40 localidades no actualizan el catastro desde el año 1998
Es más, 24 municipios tienen aún los valores catastrales datados del año 1994
Cada vez son menos, pero siguen estando desfasados. La teoría marca que, año arriba o año abajo, los valores catastrales de los municipios deben revisarse cada década, teniendo en cuenta que el objetivo de esa revisión es que el valor de mercado no crezca excesivamente y, por tanto, la base imponible del Impuesto de Bienes Inmuebles quede totalmente desfasado. Especialmente, los últimos años en los que la burbuja inmobiliaria ha crecido desaforadamente y los precios alcanzaron prácticamente su techo. Pero el caso es, según los datos de la Gerencia territorial del Catastro en Granada, 38 municipios de la provincia tienen datados su última revisión catastral más allá de 1998. Mucho antes de la burbuja, la crisis y todo lo que ha conllevado.
Y, remontándose más en la estadística, se puede concluir que gran parte de ellos, 24 en total, no piden una renovación de los valores catrastrales desde el año 1994. Sería el caso -en estricto orden alfabético- de Almegíjar, Alpujarra de la Sierra, Bérchules, Bubión, Busquístar, Cádiar, Capileira, Carataunas, Cástaras, Castril, Cáñar, Huéscar, Lobras, Murtas, Nevada, Orce, Órgiva, Pampaneira, Pórtugos, Puebla de Don Fadrique, Soportújar, Torvizcón, Trevélez y Válor. La mayoría de ellos son municipios rurales, enclavados en zonas de interior como la Alpujarra y que quizás no se han visto tan presionados por el énfasis urbanísticos de los últimos años.
El siguiente escalón serían los cuatro municipios cuyo valor catastral está datado en 1995. Sería el caso de Dúrcal, Monachil, Peligros y Víznar, según los datos de la Gerencia Territorial del Catastro en Granada.
Esta situación conlleva una ventaja evidente pero un riesgo a corto plazo. Por una parte, los vecinos de esos municipios, en base a la lógica, están pagando el Impuesto de Bienes Inmuebles basado en un valor catastral de hace más de 10 años, antes de que el precio de la vivienda se disparase. Pero el riesgo es que, en algún momento, los ayuntamientos tendrán que revisar sus valores catastrales y actualizarlas. Y, aunque el precio de la vivienda se ha contenido ligeramente, ni de lejos se asemeja al de hace diez años.
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