Luis Landa, el músico granadino que soñó a lo grande: "Todos tenemos una habilidad especial"

El IES Alhambra de la capital inaugura sus segundas jornadas de Diversidad, Inclusión y Música con la charla de este batería, que sobrevivió a un cáncer con 13 años y ahora ofrece su ejemplo para mostrar que se puede superar cualquier dificultad

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Luis Landa Luisongo, durante su charla en el IES Alhambra, que celebra sus II Jornadas de Diversidad, Inclusión y Música hasta el viernes. / Francisco Neyra / PicWild

Luis Landa es Luisongo. No puede evitar sonreír de oreja a oreja cuando se sienta frente a su batería. Suena When the Saints go Marching In acompañada por las palmas del alumnado del IES Alhambra que celebra con una charla motivacional a cargo de este batería la inauguración de las segundas Jornadas Diversidad, Inclusión y Música, que se extienden hasta el viernes 28 de noviembre. "Que nadie os impida cumplir vuestros sueños" fue la frase con la que terminó su charla, una hora de lección magistral sobre cómo afrontar los obstáculos.

Con 13 años Luis Landa sufrió un cáncer. Superó la enfermedad, pero en el camino perdió una pierna y audición. Nada le ha impedido conseguir su objetivo, tocar la batería. Así nació Luisongo. "Songo viene de Cuba", explica a la chavalería, de música de raíces africanas. Antes de su intervención y actuación musical, Rocío Fajardo y Juan Félix Muñoz, dos de los responsables de las jornadas, explicaron el motivo de todo aquello. "Abrimos un espacio", dijo Fajardo, para reflexionar sobre las diferencias y "aprender a convivir desde el respeto y la empatía". "La inclusión es un compromiso que tenemos que ponernos todos", expuso ante el alumnado. El hilo conductor en esta edición, añadió Muñoz, es la música. "Bendita diferencia", señaló en la presentación.

Para subrayar este mensaje el centro cuenta en estos días en la entrada con una escultura inspirada en los trabajos de Judith Scott, Ernesto Noto y Chiharu Shiota, artistas con trayectorias que invitan a la reflexión. Por ejemplo, las esculturas de lana de Scott, síndrome de Down y sorda, han llegado al Moma de Nueva York. El proyecto que ahora luce en la entrada del Alhambra fue explicado por tres alumnas, Elvira, Irene y Paula. "Da igual lo diferentes que seamos", dijeron tras exponer el proyecto, en el que participará todo el centro con aportaciones en forma de hijo. Entre todos tejerán su propio proyecto artístico en estos tres días dedicados a ponerse en el lugar del otro.

Y para comenzar, Luis Landa Luisongo fue el encargado de explicar qué es una discapacidad. Reseñó ante el alumnado que no, que ser discapacitado no es ser sordo. Ni ir en silla de ruedas. Una discapacidad, dijo, es ser racista, homófobo o machista. "Y la peor es que dice yo no puedo, la que te limita a ti mismo".

"Todos tenemos una habilidad especial", arengó a los chicos y chicas que estaban en el salón de actos del instituto. Y cuando en el camino hay una diversidad funcional para Luis esto supone una "oportunidad para superarnos, para encontrar un camino nuevo".

Esto, reconoció el músico, no significa que sea fácil. "En la vida nos encontramos con barreras. Cada uno tiene las suyas". Puede ser económica, el miedo a que los demás se rían, el reto de ser el primero en algo. "Y te puede pasar como a mí". Luis Landa puso su vida como ejercicio didáctico. Enfermó de cáncer con 13 años, la edad que es posible que tuvieran algunos de los alumnos granadinos que este miércoles tuvieron la oportunidad de escucharle.

Una infección obligó a amputarle una pierna. Otras personas con la misma infección fallecieron. "La vida es muy bonita, no necesitáis que os pase nada malo", aseveró. Explicó cómo le dijeron que él nunca llegaría a músico, que no podría tocar la batería (instrumento que tiene pedales que requieren del uso de las piernas) y cómo tuvo claro que aquello, ser músico, era su sueño. Buscó soluciones para poder usar los pedales (un recogedor, unos palillos, una cuchara de madera...) y dio con un maestro de batería que, llegado el momento, tampoco demostró tener mucha fe en el chico.

No se rindió, preparó su ingreso al Conservatorio Superior de Música Manuel Castillo de Sevilla en la especialidad de batería de jazz con una pieza, When the Saints go Marching In.Nueva Orleans sonó en el instituto del Zaidín como banda sonora de una historia de superación porque "querer es poder". Una última lección de Luis Songo: "No tengáis miedo a soñar pase lo que pase".

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