La manipulación de la imagen
Las técnicas alternativas permiten hacer fotos sin la intervención de la cámara; Julio Álvarez Yagüe explica el mundo de la fotografía creativa, cómo lo descubrió y lo ligado que está a la instantánea más convencional
"Una imagen ya no vale más que mil palabras. De hecho ya no vale nada, todo está manipulado. La fotografía se ha convertido en la mentira más absoluta de este mundo. A lo largo de la historia nos han estado engañando y antes que hubiese Photoshop", explica Julio Álvarez Yagüe.
Nació en Madrid en 1957. En 1980 comenzó su carrera en la fotografía, aunque "apareció en mi vida por casualidad. Trabajaba en una empresa de fotografía aérea, pero yo no estaba en el departamento, hasta que un buen día alguien se acercó a mí y me preguntó si quería participar". Ha tenido muchas satisfacciones, pero reconoce que la suerte le ha acompañado. "Lo único que hice fue coger una cámara, llevármela" y comenzar a pulsar el disparador. "Me pareció mágico poder capturar momentos e instantes de la vida" y se presentó a un concurso, "era la primera vez y lo gané. Todo venía rodado", reconoce.
De la fotografía convencional pasó poco a poco a experimentar con la creativa. "Soy una persona muy inquieta y el proceso para satisfacer ese pequeño mundo interior que tenemos cada uno me parecía muy lento (revelar, positivar...)". Un día cayó en su poder un libro de segunda mano, Trucos de fotografía. Así descubrió los fotogramas, lo que él estaba buscando. Paulatinamente los calotipos, las gomas dicromatadas, los bajos relieves, las distorsiones, las solarizaciones... "Y podría decirte más de 200 tipos diferentes de técnicas fotográficas".
Las técnicas alternativas, creativas o de autor son las que se alejan de la fotografía convencional, de lo cotidiano. Se ayudan de la propia tecnología y se acerca a lo que antes se llama pictorialista. Se utilizan materiales distintos e incluso algunas de ellas se hacen sin la cámara de fotos. Aunque estas técnicas no se suelen enseñar en las escuelas o talleres, datan del comienzo de la historia de la fotografía y algunos profesionales las recuperan, como Julio Álvarez. Las más conocidas se han incorporado en el mundo del arte contemporáneo al ser utilizadas por fotógrafos de cierto renombre y las recuperan porque son recursos creativos que la gente no conoce. "De hecho tengo fotos que la gente no podría distinguir si son con cámara o sin ella".
Los fotogramas se realizan con luz de laboratorio, en cambio los quimigramas se crean con luz natural. En ninguno de ellos hay uso de la cámara, no interviene para nada y no forma parte de este lenguaje. Son engendrados sólo con productos químicos que actúan en función de la luz que se traslada a los papeles fotosensibles, y es la propia luz la que forma la imagen según la intensidad reflectada. El proceso es algo muy sencillo e inmediato (se hace en dos minutos). Un fotograma básicamente es poner un objeto encima de un papel, darle luz y revelarlo. El proceso de creación es diferente porque intervine mucha dedicación. Los efectos en los fotogramas son más fáciles de controlar, en cambio en los quimigramas se acerca más a una pintura tipo Jackson Pollock. Se puede incluso dibujar, como lo hace un pintor, y la imagen acaba por formarse a través de la luz.
Para László Moholy-Nagy (1895-1946), fotógrafo y pintor húngaro, la fotografía en definitiva es luz. La luz llega más pura a un material fotosensible sin la cámara, ya que con ella hay una interrupción de la luz. Ante la controversia que generan las técnicas alternativas, Julio Álvarez tiene muy clara su postura. "Al final, la fotografía en sí es una manipulación. Caes en ella al captar una imagen con una herramienta. Creo que es más pura la creativa".
Se puede tardar muy poco en hacer una obra de arte, aunque dicho así parezca una tontería, porque no tiene ningún valor "si no hay algo detrás, una dedicación y una idea sobre lo que estás haciendo. Llevo 30 años trabajando en esto, comprometiéndome con las técnicas y las herramientas y puedo hacer un fotograma en 10 segundos", pero "es como un embarazo. Hay una serie de meses en los que comienzan a gestarse ideas, formas, colores, necesidades, y llega un momento en el que se efectúa".
De hecho, previamente Julio Álvarez hace dibujos, bocetos, esquemas "pero todo con sentido, porque es un proceso que se puede alargar incluso durante años". Desde los años 80 ha ido compaginando la fotografía convencional con la alternativa. "No puedo desligar una de la otra. A veces se me complica la vida y puedo con las dos... pero al final no soy capaz de renunciar a una de ellas".
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