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En torno a medio centenar de simpatizantes del movimiento 15-M se congregaron ayer en la Plaza del Carmen y aseguraron que mantendrán intacto su programa de actividades, si bien decidieron que las concentraciones y actividades serán de día, abandonando la acampada nocturna. Aunque ayer por la mañana hubo un amago de desalojo, finalmente se saldó con dos detenidos por "resistencia activa" a un agente de la Policía Nacional.
El sábado, los indignados consiguieron su objetivo de llegar a la Plaza del Carmen (finalmente lo hicieron sin que nadie se lo impidiera) y después de una asamblea en la que hicieron balance del primer año de vida del movimiento, unas cuarenta personas se quedaron a dormir allí, acampados. Eso no estaba autorizado por la Subdelegación del Gobierno, pero tampoco nadie les puso trabas.
Ayer por la mañana, a eso de las once, la presencia policial, que por la noche llegó a ser testimonial, fue incrementándose. En otros puntos de España, como la madrileña Puerta del Sol, la acampada había sido disuelta y eso hacía pensar que aquí ocurriría lo propio.
Pero el primer paso que dieron los policías fue pedir a los congregados que quitaran los toldos, las tiendas y todos los demás elementos propios de una acampada, una orden que fue acatada. El grupo quedó confinado en un rincón de la plaza, casi en la puerta de la sede de la ONCE, y los policías, enfrente, mantenían la vigilancia.
"Pensábamos que como ya habíamos quitado los toldos no había ningún motivo para irnos de allí. Estábamos en una plaza pública, sin más", relató uno de los simpatizantes del movimiento, que agregó que esa actitud, no obstante, no convenció del todo a los policías.
"Su primera estrategia fue intimidarnos pidiéndonos que nos identificáramos", agregó el portavoz, que reconoció que hubo algunos que se negaron a hacerlo. Ahí empezaron los incidentes, que por lo demás tampoco fueron graves.
Según Europa Press, mientras los congregados coreaban consignas como "Esto es represión", una treintena de policías cercaron el recinto ataviados con cascos, porras y pistolas. Era aproximadamente la una de la tarde.
La tensión subió de tono y finalmente dos personas fueron detenidas por "resistencia activa" a la autoridad, mientras que una tercera, según fuentes policiales, acudió voluntariamente a la comisaría. Era una de las que no se había identificado.
Por la tarde, un grupo de unas 300 personas cortó el tráfico y se manifestó frente a la Subdelegación del Gobierno para exigir libertad para los dos detenidos, que pasaron la noche en dependencias policiales puesto que se negaron a declarar ante la Policía asegurando que sólo lo harían ante el juez.
Pero ahí quedó la cosa. La policía no fue más allá. Aunque uno de los agentes había comentado a este periódico a las doce de la mañana que no tenían orden de desalojar, sí añadió que era algo que ya se había hecho en otros sitios de España, lo que dejaba abierta la puerta a que esto también ocurriera aquí, algo que finalmente no sucedió.
"A nosotros también nos dijeron que no había tal orden de desalojo", subrayó el citado portavoz del 15-M, que resaltó que, pasado el sobresalto de las detenciones, la plaza volvió a quedar en calma y ellos siguieron allí.
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