Granada

Los matrimonios, y los divorcios, son para verano

  • La vuelta del verano es un momento crítico para miles de parejas Tras la crisis, los divorcios han vuelto a aumentar

Las parejas se rompen. Lo hacían antes, y lo hacen ahora. La convivencia, la falta de metas comunes o la entrada en escena de terceras personas se esconden detrás de la fórmula de 'diferencias irreconciliables' que resume los siempre complejos procesos de divorcio. Con el comprensible paréntesis de la crisis económica, que ha hecho que muchas parejas se piensen más de una vez dar el paso e iniciar un trámite que nunca sale barato, ni económica ni emocionalmente, los divorcios no han hecho más que aumentar en los últimos años. Basta echar un vistazo atrás de un par de décadas: en el año 1998 se registraron en Granada 552 divorcios; en 2014 -el último año del que se tienen datos-, fueron 1.832. Esta última cifra es un 1% superior a la que se contabilizó el año anterior, con 1.814 procesos de divorcio.

El verano siempre es un periodo crítico para las parejas. Las vacaciones en familia; la convivencia constante, sin obligaciones de por medio y con mucho tiempo para pensar, pueden poner en riesgo la supervivencia de una pareja. Septiembre es el mes por excelencia de las bodas en Granada, pero la vuelta de las vacaciones también trae consigo muchas parejas rotas.

El psicólogo Esteban Aguilar asegura que en el fenómeno de los divorcios no influye tanto una cuestión de calendario como de época. La sociedad se mueve más rápido que la administración, y en los últimos años "el modelo de pareja ha cambiado a velocidad vertiginosa". Es una cuestión sociológica, la pareja, la familia, ya no se ven como hace unos años, y el mantenimiento forzoso de esa estructura ha dejado se ser una opción viable para muchas parejas.

Por otro lado, y jugando un papel primordial, está la influencia de la sociedad de consumo. "La pareja no deja de ser un producto, y ahora existen 'catálogos' a un click de distancia. Buscar a alguien es cuestión de minutos, y en esta sociedad de consumo estamos acostumbrados a cambiar lo que no nos funciona en lugar de arreglarlo". Aguilar asegura que esa mentalidad se traslada al ámbito personal: "ya no arreglamos las dificultades, sustituimos las parejas".

Con esto último está estrechamente vinculada "la búsqueda inmediata de placer", la necesidad constante de disfrutar de algo ya y exprimirlo siempre y cuando el refuerzo siga siendo positivo. "Hemos perdido la capacidad de esfuerzo a medio y largo plazo. No tenemos capacidad de resistencia y no valoramos la confianza o la unidad de la pareja", apunta el psicólogo granadino, que asegura que a muchas parejas les resulta muy difícil "luchar contra tanta oferta" y aguantar las dificultades inherentes a la vida en común.

El experto asegura que en una crisis matrimonial, lo primero es mimar las relaciones sexuales. "El sexo es lo que diferencia a una pareja sentimental de una pareja de amigos. Un matrimonio es una pareja que se ama en el más amplio sentido de la palabra". También es importante mejorar la comunicación, reforzar la confianza y poner en común los objetivos vitales. "En estos casos tenemos que utilizar todos los refuerzos que tiene una pareja. Tenemos que verla como una empresa: hay que trabajar mucho y hay que ir innovando. Es un mercado muy competitivo y si los costes superan los ingresos, hay que plantearse dar un cambio radical o cerrar".

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