Granada

El mercado del arte local sufre los primeros síntomas de la crisis

  • Las galerías ven sus ventas ralentizarse sensiblemente · No obstante, los grandes coleccionistas se resisten a realizar empeños como ocurre con el oro y las joyas

En este momento de difícil coyuntura económica, la falta de liquidez en los hogares ha disparado el empeño de las joyas de familia para conseguir un dinero extra y llegar a final de mes. Sin embargo, todavía no se observa semejante tendencia en el mercado del arte y, de esta manera, las pinturas, los lienzos y las esculturas de valor se quedan de momento en manos de sus propietarios.

Emilio Almagro, responsable de la galería Sandunga, explica que las piezas valiosas son difíciles de conseguir: "Están muy vinculadas a las experiencias emocionales de sus dueños, y éstos últimos no son precisamente los más expuestos a la crisis".

Según Almagro, "los propietarios de obras de arte de estas características cuentan con un patrimonio suficiente como para enfrentarse a un hipotético apuro económico". Rafael Dueñas Linares, que dirige la galería de arte Liceus, abunda en el mismo sentido al señalar que "el empeño de obras de arte se hace muy ocasionalmente y, a pesar de la situación económica actual, no se ha notado un incremento de este tipo de solicitud por parte de clientes y coleccionistas".

Los que sí empiezan a notar los galeristas de la ciudad es la significante ralentización de las ventas. Así lo afirma Fernando Carnicero, anticuario de la casa Ruiz Linares que, a pesar de la dificultad de hacer un balance sobre la situación en pleno verano, destaca su sensación de que el negocio se reduce.

Esta tendencia de estancamiento del mercado del arte la observa igualmente el galerista de Liceus, que declara que "es normal que una familia tenga preferencia por preocuparse por sus necesidades básicas en vez de invertir en material de lujo".

Es un diagnóstico que confirma rotundamente Eduardo Ferrer, de la galería Diana, al hacer énfasis en el hecho de que "está la cosa muy paralizada en el mercado del arte". Ferrer explica que, "cuando antes se vendían diez cuadros, ahora apenas conseguimos vender uno". Desde su punto de vista, el negocio ha caído en picado y la consecuencia directa es que almacenan 1.200 cuadros, tres veces más de lo que deberían en situación normal.

A pesar de las dificultades que pueden encontrar, los galeristas no quieren volverse alarmistas. "No debemos subirnos al carro del pesimismo: hay que ajustarse a la realidad, personalizar nuestra actividad y ofrecer a los clientes facilidades para adquirir una pieza, por ejemplo, a plazos". Parece claro que los galeristas tendrán que poner en marcha un verdadero plan de marketing de choque para superar la crisis.

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