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Así es la réplica "en miniatura" de los mandos del acelerador de partículas que se proyecta en Granada

  • Es uno de los dos laboratorios previos al IFMIF Dones que ya operan en las instalaciones de la Universidad de Granada

Laboratorio que simula cómo será el puesto de control del acelerador, en la antigua Ciencias de la Salud.

Laboratorio que simula cómo será el puesto de control del acelerador, en la antigua Ciencias de la Salud. / Antonio L. Juárez ( PS

La “réplica en miniatura” de la sala de control de parte del mayor experimento realizado por el ser humano está en marcha en las instalaciones dispuestas por la Universidad de Granada junto al Clínico, en lo que en tiempos fue la Facultad de Ciencias de la Salud. Allí, pantallas y teclados trabajan para establecer un entorno lo más parecido posible a lo que encontrarán los técnicos e ingenieros que trabajen en el macroproyecto de Escúzar. Ese municipio se postula como sede del IFMIF Dones. Se trata de la iniciativa científica revolucionaria, en la que Granada tendrá un peso específico, y que podría permitir una nueva fuente de energía. El acelerador que se proyecta aquí forma parte del programa internacional para dar a luz un nuevo modelo energético basado en la fusión nuclear, el proceso que se da en el Sol y que dentro de unos años se confía en desarrollar en la Tierra.

El laboratorio para el Desarrollo de Sistemas de Control para LIPAc / Dones se encuentra dentro del proyecto para la implementación del acelerador al que opta Granada. Dentro, según explica el investigador Javier Díaz, se realiza la simulación de cómo será operar desde la sala de control del acelerador. El trabajo previo de simulación es clave para “operar correctamente” en una instalación que tendrá espacios en los que no será posible el acceso por parte de los operadores, adelanta Díaz. La causa de la imposibilidad de entrar será la radiación. Por ello se prevé disponer de brazos robóticos, que serán los que manipulen los materiales con los que se trabaje en la instalación.

Javier Díaz, catedrático del Departamento de Arquitectura y Tecnología de Computadores de la Universidad de Granada. Javier Díaz,  catedrático del Departamento de Arquitectura y Tecnología de Computadores de la Universidad de Granada.

Javier Díaz, catedrático del Departamento de Arquitectura y Tecnología de Computadores de la Universidad de Granada. / Antonio L. Juárez / PS

Porque en Escúzar, precisamente, la clave está en los materiales. La nave de Granada servirá, en el caso de que sea elegida, para probar distintos componentes que, en el futuro, se emplearán en el reactor que se proyecta en Francia. “Hacemos las vasijas que almacenarán el Sol”, explica muy gráficamente Díaz.

Además de servir de simulador de la sala de control, en este laboratorio se trabaja en la formación de quienes, en el futuro, manejarán el acelerador. También se detectan las necesidades y cómo afrontarlas en una industria que está totalmente por desarrollar.

“Tendremos la capacidad de evaluar materiales en condiciones extraordinarias”, reseña el investigador. Esos materiales se prueban con el fin de ser empleados en el reactor de fusión nuclear, pero los logros que se consigan en el laboratorio granadino pueden aplicarse a otros sectores, como el aeroespacial o el sanitario. “Puede tener muchísimas otras aplicaciones”, destaca Díaz sobre el proyecto que se aborda desde Granada. Eso sí, el “foco” del trabajo en la UGR es validar materiales que sean apropiados para el futuro reactor.

Con este fin la Universidad contará con dos laboratorios, uno mayor en el que se desarrollará el software y otro para elementos de manipulación. En estos entornos se simularán escenarios previsibles en el acelerador y se abordará cómo tomar decisiones. Para ello se recopilan datos de todo lo que se hace, para seguir la secuencia y establecer protocolos de cara a la futura instalación científica.

Así, en esta pequeña sala de lo que fue Facultad de Ciencias de la Salud se abordan cuestiones relacionadas con sistemas de control, inteligencia artificial, nuevas metodologías de comunicación, sincronización... “y por otro lado lo que hacemos es ‘canterear’, formar a los futuros operadores”, subraya Díaz, que destaca el valor de apostar por estos ingenieros, que saldrán con una alta especialización y capacitación en un ámbito que se prevé de gran desarrollo en el ámbito de la empresa. “Nunca se ha fabricado nada igual antes”, reflexiona el investigador, que destaca la necesidad de colaborar entre distintos ámbitos y el posible y probable trasvase a la industria de lo que ahora se hace entre estas cuatro paredes. “Las instituciones evaluamos tecnologías que luego pasan a la industria”.

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